
El desempeño de los productos estrella y el repunte de nuevas líneas de negocio guían la mirada del sector agroexportador hacia una atractiva cifra al cierre del 2025: entre US$ 14,000 y US$ 15,000 millones, estimó Gabriel Amaro, presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP).
En entrevista con Gestión, el vocero abordó los componentes de la estrategia que le permitirá a nuestro territorio mantenerse en el podio de los agroexportadores mundiales.

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Procesados en subida
—¿El top 5 de la canasta agroexportadora del Perú se mantiene o hay algún otro producto que está acercándose?
Si bien tenemos cinco productos principales: la uva, la palta, el arándano, el mango y los cítricos; la granada tiene una buena perspectiva. A agosto de este año se han exportado US$ 115 millones [el año pasado fueron US$ 84 millones] y estamos por abrir el mercado chino. Hay que ver las condiciones que ese país nos pone para establecer los protocolos.
Otro producto interesante es el banano orgánico: entre el 95% y el 98% proviene de la pequeña agricultura, principalmente de Piura y Tumbes. Falta poco para abrir el mercado en Argentina.
Otro producto que se está promocionando es la frambuesa, aunque, por la lejanía, probablemente sea una alternativa de frutas congeladas.
— ¿La agroindustria se está empeñando en el desarrollo de nuevas líneas, como procesados, congelados o snacks saludables?
Sí. Se ha incrementado en 38% la producción de procesados de frutas y hortalizas, lo que comprende congelados y conservados. Puntualmente, a agosto del año pasado, se exportaron US$ 767 millones; y hasta agosto de este año estamos en US$ 1,059 millones. El crecimiento de esta industria es importante y es porque hemos abierto mercados: China ha sido clave.
Cuando hay mercado, las empresas equilibran su producción y destinan una parte para fresco y otra para congelado. Es cierto que la mayoría se concentra en fresco; sin embargo, en función del mercado, van habilitando infraestructura para cubrir la demanda.
—Y sobre cuidar la producción, ¿qué tan vulnerables siguen siendo los cultivos peruanos frente a los fenómenos climáticos, como El Niño o la escasez hídrica? ¿Cómo se están preparando las empresas para los próximos años?
El tema del clima ha derivado en situaciones atípicas. Las empresas van tomando sus previsiones. Las que están cerca de embalses o de ríos trabajan en drenaje o protección ribereña, y, cuando hay poca agua, tratan de tener una dotación que, por lo menos, les permita dosificarla.
La que sí sufre es la pequeña agricultura para el mercado local, o la pequeña agricultura que de alguna manera exporta en algunas cadenas que son todavía débiles y no tienen garantías frente a la destrucción de su cultivo. Por ello, es relevante el diseño de un seguro catastrófico para la pequeña agricultura. Eso debería ser un esfuerzo del Gobierno.
—¿AGAP está liderando alguna propuesta vinculada a dicho seguro?
Ahora estamos viendo qué instrumentos hay en otras partes del mundo (como Guatemala o México) y qué es lo que tenemos aquí en Perú. Estamos en evaluación para hacer, en los próximos meses, una propuesta. No es fácil, involucra mucho presupuesto, pero estamos buscando una alternativa más equilibrada.

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Sobre la nueva Ley Agraria
—¿En qué están invirtiendo los agroexportadores: en ampliar hectáreas, adquirir tecnología o robustecer la capacitación? ¿Cuál es la prioridad de cara al 2026?
Este es un año complicado porque los sobrecostos han aumentado en el sector agrario, en general, y en el sector agroexportador, en particular. Pero este año hemos logrado la promulgación de la nueva Ley Agraria. Hasta antes de la publicación no había perspectivas de nuevos proyectos ni ampliaciones. Sin embargo, ahora hay muchos países interesados en invertir en Perú.
Me he reunido con empresarios de varias naciones y están entusiasmados por la Ley Agraria aprobada. He recibido hace una semana a un grupo de empresarios de Guatemala que quieren explorar en el Perú y, en los próximos días, estaré en Chile y Colombia. Esas son las expectativas cuando el país tiene un adecuado plan de negocios para desarrollar el sector agrario.
—La palabra clave ahí es inversión. Se insistió tanto con la Ley Agraria que ahora nos preguntamos en cuánto subirán las inversiones o cómo se va a notar el efecto en ellas.
Estamos esperando que salga el reglamento. Ya estamos coordinando con el Midagri y con el Ministerio de Economía para que se haga cuanto antes porque esto va a dar mayor predictibilidad, mayor seguridad para que reinviertan las empresas que ya están en Perú y para que vengan nuevos capitales.
Sin embargo, lo que va a generar mayor crecimiento del agro es que se apuren en desarrollar los proyectos de irrigación. Ya Ángel Manero, extitular de Agricultura, los impulsó. En cartera hay 24 o 25 proyectos de irrigación que van a sumar más o menos 1′400,000 hectáreas a la agricultura moderna, es un montón.
—¿Pero cuál es el efecto más rápido y notable con la nueva Ley Agraria?
En medida que el Gobierno avance más rápido con los proyectos de irrigación, más rápido vamos a atraer las inversiones. Hay tierras para invertir, tierras que no se están usando, eso es lo más inmediato.
Las reinversiones también. Con el largo plazo que da la ley, las empresas pueden planificarse para seguir creciendo. También las inversiones que van a hacer las empresas para incorporar a la pequeña agricultura a sus cadenas productivas.
La pequeña agricultura no pierde su propiedad, más bien adquiere mercado, conocimiento, tecnología y aumenta su productividad.
—¿Cómo está evolucionando la formalidad laboral en la agroexportación desde la aprobación de la nueva Ley Agraria?
Con la aprobación de la nueva Ley Agraria y las perspectivas de ampliación de tierras, va a faltar personal. Se estima un crecimiento de entre uno y tres millones de trabajadores, entre directos e indirectos, si desarrollamos los proyectos de irrigación.

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Posicionamiento de productos
—¿Qué productos han registrado alguna afectación en sus precios? En contraposición, ¿cuáles han visto un alza?
Es relativo. Hay meses en los que el precio baja y otros en los que sube según el momento en que se ingrese al mercado. En general, los precios en el tiempo han disminuido bastante porque no somos los únicos competidores, cada vez hay más actores. El precio de los cítricos está equilibrado y el de la palta también.
En ningún producto los precios han estado espectaculares, yo creo que han mantenido márgenes razonables.
—¿Hay cultivos que han llegado a su tope de madurez y, por ello, es preciso reemplazarlos?
Cada productor mira en qué mercado su producto le genera más margen. Hay algunos productos que sí han sufrido, como el espárrago. El espárrago dura 15 años, después ya no se puede sembrar más; en esa tierra se tiene que cambiar el cultivo. Muchos han plantado palta, por ejemplo. Además, las restricciones que hay en Europa para cultivos como este han afectado a la producción local.
En 2021, hubo 135,000 toneladas de espárrago. En 2022, 120,000 toneladas. El 2023 fue quizás uno de los peores años, junto con 2024: 97,000 toneladas y 96,000 toneladas, respectivamente. Y hasta agosto de 2025, estamos en 56,000 toneladas. Probablemente, al cierre, lleguemos a las 100, 000 o 99,000.
- El dato:
Amaro aseguró que el mercado asiático tiene el potencial para sobrepasar, como recepcionista, lo que Perú vende a Norteamérica y Europa. ¿Cuál es el reto? Acceder a las distintas partes del “bloque”, como a India, Indonesia, Japón, Malasia, Tailandia y Taiwán.

Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.








