
La costa del Perú es la cuna del boom agroexportador. Sin embargo, pese al éxito de los productos que ahí nacen, el estrés hídrico y la lentitud en el destrabe de los grandes proyectos de irrigación dificultan las condiciones para expandir las tierras de cultivo.
Ante este panorama, los productores de palta Hass y los berries, en especial el arándano, ya están desplegando una estrategia de expansión hacia las zonas de la sierra. Aunque la mudanza es parcial y aún pequeña, la dinámica apunta a que, con el tiempo, se diversifique la oferta.
¿Qué otros actores se están subiendo a esta naciente posibilidad de reinventar los mapas agrícolas?
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Mango y banano bajo la lupa
En la actualidad, el intento por cultivar la palta Hass en las zonas altoandinas responde a un precedente: la palta Fuerte sí ha encontrado en este espacio su hábitat. No obstante, cabe recordar que dicha variedad no conforma la canasta agroexportadora del país, sino más bien integra su lista de consumo local.
Y con los berries —arándano, frambuesa y mora— también hay un “ensayo” de producción: ahora se integran a parcelas pequeñas de la sierra con el objetivo de aprovechar el clima frío y analizar su rendimiento.
En ese sentido, César Romero, especialista de la Dirección de Estudios Económicos de la Dirección General de Políticas Agrarias del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), enumera qué otros productos registran alto potencial para sumarse a la tendencia de prueba y error.
“El mango de la costa también podría dar en la sierra, en la parte de las quebradas, pero muy poquito. Sin embargo, en la selva sí hay grandes posibilidades”, indica.
Y hace una precisión: “Pero el tema es que sea el mango de interés de los consumidores del mercado mundial. En la selva se producen mangos grandes, muy buenos; habría que mejorar la innovación varietal”.
Continúa con la lista: “El banano también tiene posibilidad. Habría que adecuarlo, porque en la selva no da el banano para exportación; lo que da es el plátano, que también se llama plátano macho, y otras variedades. El banano de exportación está en Piura, así que habría que hacer un trabajo de innovación tecnológica”.
Advierte, asimismo, que hay productos que son oriundos de la sierra y que están encontrando un ínfimo espacio en la costa, aunque la limitante siempre será la cantidad de terreno disponible: “El maíz sí puede dar. Puede crecer más el maíz morado y el maíz blanco. Esos tienen grandes potencialidades todavía”.

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Priorización de la costa
Históricamente, la costa peruana ha sido favorable para los cultivos de exportación. Más allá de la bondad del suelo, sobresale, por ejemplo, el factor de cercanía con los puertos, lo que equivale a una reducción en el costo logístico.
Por ello, “las grandes empresas están apostando más por la tecnología en la costa. En la sierra hay ciertas barreras: no hay muchas tierras extensas y hay más accidentes geográficos, lo cual también impide utilizar maquinaria agrícola adecuada para el cultivo, y que al final redunda en una caída de crecimiento”, indica Romero.
Y también establece un análisis con respecto al oriente del Perú: “En la selva la limitante es el clima tropical: es muy fuerte, y casi muy pocos productos exportados salen de un clima tropical. Además, hay mayor riesgo de enfermedades o plagas”.
Solo en 2024, las agroexportaciones peruanas alcanzaron los US$ 12,425 millones y, en detalle, la costa aportó el 78% del total, informó Adex durante una conferencia organizada por Rediagro, del Midagri. Las regiones protagonistas fueron La Libertad, Ica, Lambayeque, Piura y Lima.

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Expansión de la frontera agrícola
Al habilitar nuevas tierras agrícolas, aumentan también la capacidad agroexportadora —en el caso de que el foco apunte hacia los cultivos de alto valor— y el abastecimiento interno. Sin embargo, ninguno de los dos propósitos sería factible sin el suministro hídrico.
“Las posibilidades se van a ir dando en la medida en que el Estado decida incrementar las áreas de cultivo a través de mayores irrigaciones; entonces, vamos a ir ganando terreno para sembrar más. Ya últimamente hemos estado hablando de las nuevas ampliaciones de Majes Siguas en el norte, por ejemplo. Hay varios proyectos que están en pleno proceso de desarrollo y las posibilidades son muy interesantes”, subraya Romero.
“Lo otro es el tema de la tecnología. Es decir, tenemos que incrementar los rendimientos, la productividad de la tierra. Por ejemplo, si hoy cosechas 100 toneladas en una hectárea, con tecnología es posible sacar el doble, 200. Es como si estuvieras duplicando el número de tierras”, agrega.
En suma, mejorar la productividad por hectárea a través de la transformación digital permite extraer más valor sin necesidad de aumentar el uso de agua ni deforestar más terreno.
“O sea, es importante apostar por la tecnología y por las buenas prácticas agrícolas para incrementar el rendimiento. Es como si estuviéramos ganando terreno a la costa, pero en realidad lo que estamos ganando es más productividad”, finaliza.


Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.








