
El reciente informe del Banco Mundial (BM) “Revisión de Finanzas Públicas para el Perú” analizó microdatos de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) y apuntó que existen enormes oportunidades de mejorar la recaudación del Impuesto General a las Ventas (IGV).
Una de las aristas que exploró la multilateral fue la reducción del IGV a restaurantes y hoteles de 18% a un 8%. Esta medida, que se pensó para la reactivación de este sector luego de la afectación por la pandemia del COVID-19, se encuentra vigente desde setiembre del 2022.
Restaurantes y hoteles: Congreso aprueba ampliación de reducción del IGV hasta el 2027
Inicialmente, su duración era hasta el cierre del 2024. Pero, a fines de dicho año, fue ampliada hasta el 2027, pero con matices. En 2025 y 2026, la tasa reducida se mantenía en un 8% y en 2027 se revisaba a un 12%.
Sobre esta propuesta, el Banco Mundial identificó que la reducción de tributación de este rubro se dio “sin generar beneficios en empleo, ventas o precios”. Incluso, con efectos que crearían condiciones para incentivar la informalidad.
Medida sin aporte y creando perjuicios
El Banco Mundial señaló que, ante esta menor tasa de tributación, no se tuvo un mayor efecto en elevar el dinamismo de este rubro, sino que se mantuvo los niveles. A esta conclusión se llegó luego de revisar información sobre sus ventas y empleo generado, desde que entró en vigencia la reducción del IGV hasta inicios de este año.
“La motivación [de esta reducción del IGV] era reactivar el sector. Tomamos datos de empleo y también de ventas y, básicamente, lo que dice el análisis es que el impacto de la reducción de la tasa fue nulo. Lo único que se logró efectivamente fue pagar menos tributos”, indicó Antonio Cusato, economista del Banco Mundial y coautor del informe.
Sin embargo, donde hubo una variación fue en las compras que realizaron estas firmas, presentando menores niveles desde el inicio de la medida tributaria hasta este año respecto a períodos previos.
“El análisis dice que estas firmas, restaurantes y hoteles, están pidiendo menos facturas a sus proveedores. De alguna manera, estás [llevando a la] informalidad a la economía con esta reducción de la tasa”, anotó Cusato.
“Las ventas y los empleos de las empresas no ha cambiado, pero están pidiendo menos facturas a sus proveedores. ¿Por qué? Porque se utiliza esa factura como crédito fiscal para pagar menos IGV. Pero si me baja la tasa, ¿para qué voy a pedir tanta factura a los proveedores? Si quieren dar la factura bien, si no, no necesito tantas. Es una consecuencia inadvertida de una reducción de tasas”, complementó.

Profundizando en esta arista, Cusato indicó que la expectativa, al iniciar este análisis, no era encontrar un efecto como este. “En el mejor escenario pensábamos que el efecto [de reducir la tasa del IGV] iba a ser nulo”, indicó.
Consultado por Gestión si esta situación podría replicarse en el caso de otros rubros que tienen beneficios tributarios, Cusato mencionó que resulta factible.
Asimismo, como tercer aspecto, el banco anotó que la reducción del IGV tiene un impacto directo en el pago de tributos. En octubre del 2024, el entonces titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), José Arista, indicó que lo que “más le cuesta al país” es la reducción del IGV a este rubro. “Esto tributariamente nos ha costado unos S/ 800 millones cada año”, indicó.

Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.








