
La informalidad es un problema que se extiende a lo largo del país y trasversal a todos sus sectores económicos. Si bien representa un escenario desventajoso, lo es más para las mujeres, reveló la reciente publicación “Brechas de género en el desempeño de las empresas en el Perú” del Banco Mundial, al analizar las diferencias en su dinamismo según su liderazgo, considerando el ámbito formal e informal.
Uno de los principales hallazgos es que, en el ámbito informal, se tuvo una marcada diferencia en su desempeño. Las empresas lideradas por mujeres, en promedio, reportaron un 36% menos ganancias o utilidades y un 15% menos ventas.
En detalle, se presentó que, en el decil inferior de la distribución del desempeño de ventas, las mujeres significan el 69% de los directivos. Sin embargo, en el decil superior, la cifra se reduce drásticamente hasta un 39%.
“En el 10% de empresas informales con menores ventas, el 69% son lideradas por mujeres. Pero en el 10% con mayores ventas, sol 39% lo son. Las mujeres están subrepresentadas en los negocios más exitosos”, resumieron de otra manera.
América Latina cerrará la brecha de género más rápido: la tarea de Perú en la proyección
De otro lado, en la distribución del desempeño de las ganancias, se observó que la proporción de mujeres directivas estuvo estable en un 60% en los cuatro primeros deciles inferiores, en el sexto decil alcanzó un máximo del 84% y, luego, descendió al 35 % en el decil superior. En términos de productividad laboral, también se afirmó menores niveles, en promedio, respecto a las dirigidas por hombres.
El documento resumió que, si bien las brechas de género se acortan en medida que las empresas crecen, se observaron menores participaciones de mujeres en las empresas con mejores resultados.
“Las brechas son mayores entre las empresas de menor desempeño, mientras que se reducen sustancialmente entre las de mejor desempeño”, analizaron sobre el sector informal.

Este patrón incide, por ejemplo, en que la dinámica interna de la empresa puede limitar el ascenso de las mujeres a puestos directivos superiores.
En el ámbito formal, por su parte, no se observan diferencias marcadas en sus indicadores de operaciones según la empresa sea liderada por hombres o mujeres, pero sí en un factor estructural: solo el 22% de las empresas formales son lideradas por mujeres.
¿Qué factores lo explican?
El reporte del BM señaló que las barreras que explican esta brecha son: menor acceso a financiamiento, redes y mercados; concentración en sectores informales y menos rentables, menor experiencia empresarial y carga de trabajo doméstico no remunerado.
Vinculado a este último factor, una explicación para las amplias brechas de desempeño en los deciles inferiores en una mayor probabilidad de que las pequeñas empresas gestionadas por mujeres operen desde el hogar. “[Esto] se vincula con menores utilidades y su concentración en sectores menos rentables”, apuntó el BM.
Al respecto, Luciana Cáceda, analista del Instituto Peruano de Economía (IPE), destacó del informe del BM que se marca una mayor brecha en perjuicio de las mujeres en los umbrales de menor productividad laboral, que precisamente es donde se concentra el ámbito informal.
“El fenómeno que ocurre, al igual que en las brechas salarios, es el de los suelos pegajosos. La brecha empieza muchos atrás, con la brecha educativa y cuando se impide que las mujeres pueda progresar o acceder a un empleo de mayor calidad”, indicó.

El costo de mantener estos bajos niveles de competitividad, producto de la brecha existente, impactan no solo en el desarrollo de las mujeres, sino también en la economía peruana y mundial.
“En 2024, la brecha salarial fue de 27.2%. Si bien el nivel está por debajo del 30%, el avance fue limitado en las últimas décadas. En 2004, la brecha era de 34%”, recordó.
A este escenario, Cáceda suma que la maternidad influye en el desarrollo de las mujeres, sus ingresos y perspectivas de emprender.
“La participación de las mujeres en el acceso a educación superior es mayor al de los hombres. Pero, posteriormente, la maternidad influye en una serie de decisiones, muchas veces se dedican al cuidado [del hogar] y por un tiempo abandonan sus carreras profesionales”, comentó.
De otro lado, y en escenarios más complicados, Cáceda indicó que muchas mujeres incursionan en la informalidad por la barreras a partir del rol que juega la maternidad. “En zonas de la selva, por ejemplo, se tienen varios embarazos adolescentes y aparecen así barreras para el desarrollo educativo”, comentó.
Desde el BM, en su reporte, apuntaron que “las políticas que promueven el acceso a los servicios de cuidado o fomentan una distribución más equitativa de las actividades del hogar podrían reducir las brechas de productividad de género y permitir una asignación más eficiente de los recursos”.
Base del estudio
El estudio del BM se sustenta en dos encuestas recientes que realizaron: la Encuesta de Empresas del Sector Informal (ISES) de 2022 y la Encuesta de Empresas (EE) de 2023. La primera contó con una muestra representativa de 1640 empresas informales en Lima y Trujillo.
En tanto, la EE peruana de 2023 tuvo una representación, a nivel nacional, de 987 empresas formales en cinco ciudades principales (Lima, Arequipa, Trujillo, Chiclayo y Piura).

Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.







