
Por otro lado, en el aspecto negativo, se cumplen casi dos meses y medio desde que la página internacional Travel and Tour World incluyó a nuestra maravilla, Machu Picchu, en su lista de destinos que ya no vale la pena visitar. Finalmente, también se cumplen dos meses y medio de la publicación de una nueva Ley General de Turismo.
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Turismo: un sector clave con crecimientos disímiles
El turismo representa una actividad estratégica para la economía peruana. En 2024, contribuyó con el 2.9% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional. El turismo receptivo —es decir, la llegada de turistas internacionales— aportó US$ 4,860 millones, mientras que el turismo interno superó esa cifra, con US$ 6,456 millones en ingresos, lo que refleja su relevancia en el sector. Además, en 2024 empleó a 1.3 millones de personas en todo el país.
Lima, Arequipa y Puno concentran la mayor cantidad de empleos turísticos, aunque otras regiones, como Huancavelica y Ayacucho, han experimentado crecimientos notables en los últimos años. El turismo receptivo tiene un impacto significativo en el empleo turístico a nivel nacional.
Se estima que por cada variación del 10% en la llegada de turistas internacionales, el empleo en el sector responde en la misma dirección con una variación cercana al 9.6%. Esta estrecha relación es especialmente relevante en regiones como Cusco, Arequipa y Madre de Dios, que concentran una mayor afluencia de turistas extranjeros.

En ese sentido, preocupa que entre los años 2019 y 2024, el turismo receptivo en Perú se haya reducido en un 25.5%. Si miramos la región, solo Ecuador tuvo una caída mayor con un 40.1%. Además, de acuerdo con el propio Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), se estima que en el periodo 2019-2024 se dejaron de percibir S/ 49 millones por turismo y que se perdieron 200,000 puestos de trabajo en el sector.
Al primer semestre de 2025, el panorama nacional aún no mejora, pues se ha registrado un 24.7% menos de flujo de visitantes que en 2019.
En términos de la llegada de visitantes extranjeros a los principales destinos turísticos de Cusco, Arequipa, Puno, Madre de Dios e Ica, vemos que, a julio del presente año, solo el Colca en Arequipa y Tambopata en Madre de Dios han logrado recuperar los niveles vistos en 2019. Y, ¿Machu Picchu?

Machu Picchu, la maravilla problema
Sin lugar a dudas, el turismo en nuestro país, sobre todo el internacional, depende en gran parte de lo que pase con Machu Picchu.
Nuestra maravilla, aún con todos los problemas de gestión que tiene, es por lejos nuestro principal atractivo turístico. Durante el primer semestre del año, el número de turistas extranjeros que recibió Machu Picchu es más de 2.5 veces la suma de lo que reciben en conjunto los atractivos del Colca, el Titicaca, Tambopata y las Islas Ballestas.

En consecuencia, solucionar los problemas en la gestión de Machu Picchu es urgente, pues el problema significa una afectación a todo el turismo en el país, especialmente al circuito turístico sur. Para Puno, Madre de Dios, Arequipa e Ica, una disminución del 10% de turistas internacionales en Cusco está asociada a una caída mayor al 7.6% en cada una de estas regiones.
El sistema de venta de entradas continúa marcado por la desorganización, fallas técnicas y acusaciones de corrupción por la modalidad presencial. El Mincetur ya ha anunciado la eliminación del “preticket” gratuito que se utilizaba para la compra presencial con el fin de evitar irregularidades. Pero si bien esta medida es necesaria, también es insuficiente.
A ello se suma que hoy viernes, 5 de septiembre, venció el contrato de la concesión de buses hacia la ciudadela, a cargo de la empresa Consettur. La ausencia de un pronunciamiento por parte del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) genera más incertidumbre a la ya existente.
De hecho, el último 4 de septiembre, gremios profesionales y empresariales del sector turismo del Perú expresaron su preocupación ante esta situación: “Hoy estamos frente a un vacío de gestión que pone en riesgo el orden y la seguridad en el acceso a nuestro principal atractivo turístico”.


Nuevo Jorge Chávez, necesario, pero insuficiente
Dos de cada tres turistas internacionales que ingresan al Perú lo hacen por el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. La importancia de garantizar su operatividad continua y óptima es incuestionable.
A tres meses de la inauguración del nuevo aeropuerto, se ha logrado resolver la congestión inicial y regularizar el promedio de vuelos diarios: pasaron de 526 en los meses de junio, julio y agosto de 2024, a 560 en los tres primeros meses de operación del nuevo terminal (un crecimiento de casi 7%). La cantidad de vuelos demorados también ha mejorado.
El propósito de la nueva sede era de ampliar la capacidad del aeropuerto para recibir a 40 millones de pasajeros al año, lo que repercutiría directamente en más visitas en aeropuertos regionales.

Un ejemplo claro de este efecto se observa en el Aeropuerto Internacional Teniente Alejandro Velasco Astete de Cusco: estimaciones propias encuentran que por cada incremento del 10% en el número de pasajeros que recibe el Jorge Chávez, el terminal cusqueño experimenta un aumento del 9% en su flujo.
Si el Jorge Chávez alcanza los 40 millones de pasajeros proyectados —lo que representa un aumento del 53.3% respecto a lo registrado en 2024—, la demanda en el aeropuerto de Cusco podría llegar, en teoría, a los 6.2 millones de pasajeros.
Considerando que el actual aeropuerto de Cusco tiene una capacidad anual estimada de 3.6 millones de pasajeros, se hace evidente la necesidad de concluir las obras en el Aeropuerto Internacional de Chinchero, cuya capacidad, en una etapa inicial, permitiría recibir hasta 8 millones de pasajeros por año.
Sin embargo, estos cálculos pueden quedar como meros ejercicios teóricos si no se solucionan los problemas en la gestión de Machu Picchu y la deficiente gestión de los proyectos de inversión pública. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional de Chinchero, anunciado oficialmente en 2001 como reemplazo del Velasco Astete, muestra a la fecha un avance físico del 33%.
Aunque el proyecto se ejecuta bajo la modalidad de Gobierno a Gobierno desde 2019, enfrenta no solo retrasos, sino también sobrecostos vinculados a deficiencias en el diseño y a la falta de sostenibilidad en parte de la infraestructura ya construida.
Una larga agenda pendiente
Perú es potencia en atractivos turísticos, sin embargo, esto aún no se traduce en una estrategia clara que garantice su aprovechamiento. Al norte, Kuélap en Amazonas es uno de los ejemplos más representativos de este desafío. Proyectado como el segundo destino turístico del país, en abril de 2022 sufrió el colapso del muro sur de la fortaleza y desde entonces no se ha logrado su reapertura completa.
Al centro del país, Áncash muestra gran potencial: en julio de 2024 el aeropuerto de Anta reinició sus viajes comerciales y se prevé un aumento de frecuencias desde el 15 de septiembre. Aunque destaca por el crecimiento del empleo turístico, enfrenta limitaciones en infraestructura vial (solo 19.5 % pavimentada), calidad de servicios y escasa promoción.

Al sur, regiones como Puno sufrieron el impacto de conflictos sociales entre fines de 2022 e inicios de 2023. Finalmente, resulta clave posicionar mejor la Amazonía como destino de naturaleza, integrándola a otros circuitos y revisando decisiones como la cancelación del vuelo directo Cusco–Iquitos.
Si bien hay cierta iniciativa en poner como prioridad al turismo con la creación de la nueva Ley de Turismo, expertos consultados señalan que se limita a solo ser una ley promotora. Es decir, su efectividad dependerá en gran medida de cómo se implementen sus reglamentos. Además, advierten que la norma omite un aspecto crucial: establecer con claridad quién es responsable de la gestión de los destinos turísticos.
Finalmente, las metas de capacidad del nuevo aeropuerto Jorge Chávez no se alcanzarán solo con ampliar la sede, sino con el planteamiento de una estrategia clara de turismo que aborde no solo los problemas directos del sector, sino también limitantes como la inseguridad, la burocratización, la falta de servicios básicos como el manejo de desechos y de ornato, y malas prácticas hacia el ecosistema.