
En Perú, optimizar los modelos de producción y redefinir la forma de consumo es una estrategia que, entre las empresas, aún se posiciona como una excepción y no como una regla. Pero el cambio de chip debería ser urgente porque, además del factor sostenibilidad, la economía circular otorga una ventaja competitiva. Ya algunas compañías han empezado a adoptar la premisa y han identificado las consecuencias favorables de su participación.
Así lo adelantó Urpi Torrado, CEO de Datum Internacional, quien comparte algunos datos sobre la percepción del corporativo frente a este marco de soluciones sistémicas. No obstante, la encuesta completa tendrá lugar en el evento que la Cámara de Comercio de España organiza en alianza con Gestión: el “Foro empresarial de economía circular”, cuya cita es el martes 28 de octubre a las 8:00 a. m.
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Economía circular y legitimidad
De acuerdo con el estudio cuantitativo, el conocimiento sobre economía circular dentro de la empresa peruana es, sobre todo, medio (42% del total); le siguen el nivel bajo (27%) y el alto (25%). Lo sorprendente es que solo un 1% afirmó no saber “nada” sobre el tema.
“La primera conclusión es que las empresas no son ajenas al tema de la economía circular. [...] De ninguna manera es considerada como una amenaza. [...] Es más, vemos que hay un tercio de empresas que ya ha implementado alguna política de economía circular”, puntualiza Torrado.
En detalle, el 52% del universo de empresas considera a la economía circular como una oportunidad. Y el 48% de aquellas que ya despliegan alguna política ha visto que el principal beneficio es la reducción de costos operativos. El otro provecho es la mejora en la imagen corporativa (45%) y el progreso en la eficiencia de recursos (38%).
Sobre ello, hay un elemento que Torrado resalta a propósito de la crisis de confianza que marca la agenda en el país: la economía circular se posiciona como un aval para que una empresa pueda decir “Yo intento hacer bien las cosas y este es mi aporte, con prácticas sostenibles”. Es, en suma, “lo que le da legitimidad”, dice la experta.
Anteriormente, este diario informó los resultados que Edelman Trust Barometer 2025 recabó acerca de Perú: el empresariado acumula un 51% de confianza —un “aprobado” con mucha dificultad—, y por debajo se ubican las ONG (39%), los medios (36%) y el Gobierno (21%).
“Hoy el ciudadano busca que la empresa esté comprometida con la sostenibilidad. Antes el consumidor era solamente eso, consumidor; hoy entiende que las prácticas de las empresas no pueden ser ajenas a lo que está pasando en el país. [...] Es una manera de conectar con los consumidores“, manifiesta Torrado.

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Intención de inversión
La concepción de la economía circular como instrumento para reducir gastos y para elevar la reputación corporativa ha llevado a las empresas a mirar a mediano plazo.
De acuerdo con el estudio, el 55% de las compañías contempla entre sus planes de los siguientes tres años una inversión específica en prácticas de este modelo; sobre todo, en el aspecto de energía (42%) y en residuos (31%). El monto más recurrente para ello oscila entre los S/ 5,000 y S/ 200,000.
“Hay un porcentaje que no sabe cuánto va a invertir, pero en general se mantiene de manera importante el número de empresas que sí va a apostar por economía circular. Vemos que el tema de residuos ya se estaba ejecutando, ya había una tendencia; entonces, probablemente, lo que se va a desarrollar más en los próximos años es el tema energético”, acota Torrado.
En ese sentido, la vocera establece una comparación entre el periodo que se asoma y el que ya pasó: “En los últimos tres años ha aumentado el nivel de conocimiento, hay empresas que han implementado prácticas en su totalidad y otras parcialmente. Es decir, sí hay un esfuerzo del sector privado por pensar en la sostenibilidad. Las empresas no lo están viendo como una moda”.

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Barreras en la dinámica
Aunque el espíritu de las empresas peruanas se implica cada vez más en las prácticas de economía circular, hay vallas que no facilitan la transición. Prima, en esa lista, la falta de capacidades técnicas internas.
“Si bien las empresas saben del tema, sienten que necesitan capacitación. No solamente importa que el equipo directivo se entere, sino que el conocimiento baje hacia toda la organización”, advierte Torrado.
Asimismo, son otras barreras la escasez de beneficios tributarios o incentivos fiscales en el país y la aún baja participación consciente de proveedores que vayan en la misma línea.
“Para que esto funcione como economía circular, es necesario también poder encontrar proveedores de materiales reciclados o proveedores que ayuden con la gestión de residuos, por ejemplo. En la medida en que dentro de la cadena de valor se encuentren empresas que también contribuyan, se va a poder mejorar el circuito”, analiza.
Resolver estos inconvenientes promovería entre las empresas una exposición mucho más pública acerca de las medidas de economía circular que abrazan.
“Los reportes de sostenibilidad son importantes porque, en la medida en que haya una política escrita, habrá un nivel de seguimiento para que no todo se quede en buenas intenciones, sino que exista un respaldo con indicadores. Además, muchas empresas que deciden apostar por la economía circular tienen compromisos con distintos ejes; por ejemplo, certificaciones o propuestas específicas con algún tipo de asociación. Lo declarativo tiene que pasar a la evidencia tangible”, concluye la cabeza de Datum.

Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.








