
En la esquina de Quilca con Camaná late uno de los bares más emblemáticos del Centro Histórico de Lima: el Bar Queirolo. Fundado en 1910 bajo el nombre Bodega La Florida por Victorio Mosto y Margarita Queirolo, el local inició su camino como una pulpería de barrio, punto de abastecimiento y tertulia para los vecinos de la época.
El verdadero giro en su historia llegó en 1933, cuando el inmigrante genovés Ernesto Queirolo tomó las riendas del negocio. Con él, la bodega se transformó en un bar-restaurante, dejando atrás la venta de abarrotes y convirtiéndose en un espacio donde la buena mesa criolla y el encuentro social marcarían la pauta. Décadas después, en 1958, ya bajo la gestión del padre de Óscar Queirolo, el establecimiento adoptó el nombre con el que se haría famoso: Bodega Queirolo.
Con más de un siglo de historia, el local no solo es un referente gastronómico limeño, sino también un centro de vida cultural. En los años setenta, fue el lugar de reunión del colectivo poético Hora Zero. No se iba a escribir, recuerdan sus protagonistas, sino a debatir de política, poesía, cine y libros. La huella fue tan profunda que uno de los salones del bar lleva su nombre.

Hoy, más de cien años después de su fundación, el negocio sigue en manos de la tercera generación de la familia Queirolo. Óscar y sus hermanos mantienen viva la esencia del local que ha sabido reinventarse sin perder su carácter, un espacio donde conviven tradición, gastronomía y memoria cultural de la ciudad.
“A mí siempre me da gusto cuando viene gente mayor o jóvenes y me dicen: “Acá me traía mi abuelo, acá venía con mi padre, ahora yo traigo a mis hijos que ahora son pequeñitos”. Yo ya tengo 76 años y estoy aquí desde los 20 años. Toda una vida. Me da gusto escucharlos y me siento complacido de haber pertenecido a la bodega Queirolo y felizmente hasta ahora estoy al frente", dijo Óscar Queirolo a Gestión sobre el legado familiar del negocio.
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Vitrina de la bohemia limeña
En la esquina de los jirones Quilca y Camaná, donde el bullicio de la ciudad se mezcla con la memoria de generaciones, se levanta el histórico Bar Queirolo, hoy rebautizado como El Emblemático Q de Lima. Durante décadas, sus mesas fueron el refugio de escritores, poetas y artistas que hallaron en su ambiente sencillo el lugar ideal para el debate y la camaradería.
Fue allí donde el colectivo literario Hora Zero -integrado por escritores y artistas como Jorge Pimentel, Tulio Mora, Eloy Jáuregui y Miguel Burga- se instaló con frecuencia, entre cubas libres y platos criollos, para discutir de poesía, política o cine. La bohemia limeña encontró en sus paredes un escenario de libertad intelectual, un espacio en el que las ideas circulaban tanto como los brindis.

Crisis, resiliencia y reinvención pandémica
Con la llegada de la pandemia, el local enfrentó una de las pruebas más duras de su historia. El silencio reemplazó al bullicio y la incertidumbre se apoderó de los salones. Para sobrevivir, la familia Queirolo redujo su carta, reconfiguró el espacio con menos mesas y apostó por platos más prácticos y rentables.
Aquella etapa no solo significó una batalla por mantenerse en pie, sino también una lección de resiliencia. Cuando los clientes volvieron, el bar supo recuperar su espíritu, adaptado a los nuevos tiempos pero sin renunciar a la esencia que lo distingue.
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Un nuevo capítulo como “El Emblemático Q”
La disputa por el nombre Queirolo comenzó en marzo de 2015, cuando los representantes de la Antigua Taberna Queirolo S.A.C. de Pueblo Libre denunciaron ante el Indecopi al bar ubicado en el Centro de Lima por el uso no autorizado de su marca.
En 2017, el caso fue resuelto cuando la Sala Especializada en Propiedad Intelectual de Indecopi emitió un fallo definitivo a favor de la Antigua Taberna Queirolo de Pueblo Libre. La resolución sancionó a la Bodega Queirolo del Centro de Lima con 2 Unidades Impositivas Tributarias (UIT) y le prohibió utilizar la denominación por inducir a confusión a los consumidores. Sin embargo, más de ocho años después, la controversia sigue abierta.
La persistencia del conflicto radica en el presunto incumplimiento de la empresa del Centro de Lima a la disposición de retirar el apellido “Queirolo” de su identidad comercial. En 2019, Indecopi determinó que la orden no había sido acatada e impuso una nueva multa de 6 UIT, al constatar el uso indebido de la marca en la actividad del local.

En febrero de 2025, el conflicto escaló nuevamente, y la Comisión de Signos Distintivos de Indecopi abrió un nuevo procedimiento administrativo; como resultado, el bar del Centro debió adoptar una nueva identidad, “El Emblemático Q de Lima”, para respetar los derechos de la Antigua Taberna Queirolo de Pueblo Libre, titular de la marca registrada.
“A mí particularmente me molesta y me duele mucho que me quiten el nombre de esa manera. Y no solamente a mí, a mi familia también. En la tienda hay tres hermanos. Mi hermana Dora, Danilo y yo. A los tres nos afecta mucho, nos molesta y nos sigue molestando desde que inició esto”, afirmó el gerente general del bar del Centro de Lima sobre el fallo de Indecopi que los obligó a cambiar de nombre.

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