(G de Gestión) Entre enero y julio de este año, casi dos millones de turistas visitaron el Perú. Se espera que la cantidad de visitantes al cierre del 2024 supere en aproximadamente 10% la cifra del 2019, antes de la pandemia, que, sumado a las protestas sociales, sacaron al país del mapa turístico mundial. “Esa tendencia se va a mantener”, asegura el CEO de la empresa Inca Rail, Armando Pareja. La proyección al alza se basa en el número de reservas que la compañía de trenes a Machu Picchu registra hasta el momento. Así, el ejecutivo prevé un crecimiento del turismo de entre el 5% y 7%.
Inca Rail pronostica cerrar el año con un aumento de pasajeros (85% de estos provenientes del extranjero) del 15% respecto al 2019 y registrar un crecimiento de entre 7% y 10% en el 2025 frente al periodo anterior, debido a la expansión en 20% de su participación de mercado, que hoy se ubica en 37%. “Estamos apuntando a un público que aprecia más la experiencia. Eso significa que, al vender los servicios de más valor, el ticket promedio va a subir”, sostiene Pareja. Esta tarifa actualmente es de US$ 55.
El ejecutivo calcula que, este año, Inca Rail trasladará a unas 800,000 personas. La gran mayoría opta por los servicios de gama intermedia: Voyager (60%) y Premium & Lounge (30%). Los de lujo y private representan el 10% restante. “Esperamos que nuestros servicios premium sean más valorados y preferidos. La idea es que podamos venderlos más y así aumentar nuestra tarifa promedio”.
El servicio private, que supera los US$ 10,000 y representa menos del 1% del negocio, apunta a “artistas, personas con avión privado”. “No se les vende un asiento, sino un coche completo, con música, chef. Hay quienes nos han pedido a determinados chefs de Lima”, revela Pareja.
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Inversiones
“La industria del turismo ha sido sumamente golpeada. Las empresas del sector que existen somos sobrevivientes de un naufragio. Evidentemente eso se ha reflejado en las inversiones”, subraya Pareja. Pero precisa: “Eso no significa que no vayamos a invertir. Con las perspectivas que tenemos, contemplamos una serie de planes orientados a mejorar la experiencia del turista”. Por ejemplo, la calidad de los vagones.
Los denominados trenes 360 de Inca Rail, que ya están en operación, se relanzarán este año. Ya se han invertido, además, US$ 2 millones en la modernización y mantenimiento de la actual flota, que asciende a 21 vagones. La meta es llegar a 30 hacia el 2027 (la fabricación podría empezar el próximo año). “Tenemos un proyecto grande de modernización de toda la flota. Estamos hablando de una inversión de algunos millones, que debería darse entre el 2025 y el 2026″, adelanta el CEO de Inca Rail.
Aeropuerto del Cusco
Aunque entiende la necesidad de contar con un aeropuerto más grande, Pareja confiesa que no es “fan” del proyecto de Chinchero. “Lo miro con escepticismo”, enfatiza. Según argumenta, esto responde a la falta de accesos, al impacto ambiental y a la congestión que se generará en la única carretera que va del Cusco al Valle Sagrado, lo que golpeará la experiencia del turista.
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“Eso puede generar otro punto de dolor en el turista, que hacen que la experiencia total de visitar el imperio de los incas no sea tan buena”, refiere Pareja.
Hoy, algunos de los puntos de dolor de los turistas son las congestiones que a veces se generan en las estaciones de Ollantaytambo y Aguas Calientes, especialmente en temporada alta; las largas colas para tomar los buses hacia Machu Picchu; y la falta de certeza de poder conseguir entradas. “Hay casos, y no son pocos, de turistas que se regresan sin visitar Machu Picchu”, afirma Pareja.
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Tendencias
Inca Rail cumple 15 años en el mercado. En ese tiempo ha enfrentado distintos retos, como la pandemia, la reconstrucción de vagones más exclusivos y la interoperabilidad de la flota para aumentar la capacidad de transporte.
De cara a los próximos 15 años, Pareja considera que la oferta continuará evolucionando hacia la calidad. “Machu Picchu no es un destino masivo. Podríamos estar hablando de un destino exclusivo. Eso significa que hay más demanda que oferta y, cuando eso pasa, los servicios tienden a ser de mayor valor”, explica.
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Es editora de la revista G de Gestión. Estudió Ciencias y Artes de la Comunicación y tiene una maestría en Periodismo y Globalización. Cuenta con más de 10 años de experiencia en la profesión. Fue becaria Dag Hammarskjöld (Naciones Unidas) y Transparency Fellow (Transparencia Internacional).
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