
De acuerdo con información de la consultora Transactional Track Record (TTR), entre enero y agosto de 2025 el mercado peruano de fusiones, adquisiciones y capital de riesgo registró una caída de 32% en el número de transacciones y de 38% en el valor total negociado, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este desempeño contrasta con otros mercados de la región: Chile redujo 3% sus operaciones y 61% su valor; México cayó 33% en número, pero creció 23% en monto; Colombia retrocedió 30% en transacciones, aunque aumentó 77% en valor; y Brasil avanzó 5% y 22%, respectivamente. En este contexto, Gestión, mediante la participación de especialistas, analizó el desempeño del mercado peruano frente a sus pares latinoamericanos y anticipó las tendencias que podrían marcar su evolución en lo que resta del año.
Óscar Trelles, socio director de la oficina de Lima de Cuatrecasas, explicó que una primera razón para comparar los resultados de Perú con los de la región es que 2024 fue un año excepcionalmente alto en número de operaciones, debido al “embalse” de transacciones que no pudieron concretarse en 2023 por la crisis política. “Esa acumulación generó una base de comparación elevada para 2025, un fenómeno que no se replicó en otros países”, precisó el abogado.
Trelles añadió que la economía peruana mantiene una mayor dependencia de la inversión extranjera directa, la cual se ha visto afectada por la incertidumbre derivada de la guerra comercial global. “Ese contexto internacional ha tenido un impacto más severo en Perú que en otras economías de la región”, anotó.

Por su parte, Sergio Amiel, socio del área de Derecho Mercantil y M&A en Garrigues, sostuvo que la contracción del mercado peruano responde tanto a factores coyunturales como estructurales. En el frente coyuntural, el país enfrentó la combinación de fenómenos climáticos, inestabilidad política y social, además de una baja confianza empresarial, lo que redujo el dinamismo de las operaciones. “En contraste, Chile logró sostener el valor transaccionado gracias a una mayor estabilidad macroeconómica y a políticas orientadas a sectores estratégicos como tecnología y transición energética”, comentó.
En tanto, Juan Carlos Escudero, socio de la práctica de Corporativo/M&A de CMS Grau, coincidió que la caída en el valor transaccionado en Perú no es únicamente coyuntural. “Refleja factores estructurales: un mercado de M&A históricamente más pequeño y menos diversificado, con predominio de empresas familiares, no listadas y de tamaño mediano, lo que las hace menos atractivas para grandes compradores”, explicó.
Añadió que la baja profundidad del mercado de capitales y su limitada institucionalización restringen la liquidez y la rotación de activos. “Nuestra estructura empresarial aún no alcanza la escala ni la sofisticación de sus pares regionales. Además, la coyuntura política preelectoral agrava la tendencia al elevar la percepción de riesgo”, anotó.
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Concentración sectorial en el mercado M&A peruano
Bajo el análisis de Trelles, socio de Cuatrecasas, el mercado peruano de fusiones y adquisiciones presenta una fuerte concentración tanto geográfica —principalmente en Lima— como sectorial, con predominio en minería y recursos naturales, incluyendo energía. En contraste, otros mercados latinoamericanos exhiben una diversificación más amplia, abarcando otras industrias.
“Esta concentración genera oportunidades en nichos de alto valor, pero también expone al país a vulnerabilidades ante la volatilidad de los precios de los commodities y los cambios regulatorios. En especial, la guerra comercial ha reducido la inversión extranjera y, con ello, el interés de distintos actores por el mercado de M&A en el Perú”, señaló Trelles.

En la misma línea, Escudero, socio de CMS Grau, coincidió en que el mercado peruano mantiene una elevada dependencia del sector minero, a diferencia de México, Brasil o Chile, donde existe una mayor diversificación hacia rubros como tecnología, salud y consumo. “El ciclo alcista de los metales refuerza esa concentración en el Perú. Sin embargo, el país cuenta con una regulación energética sólida y un alto potencial en proyectos eólicos, solares e hidroeléctricos, lo que abre oportunidades relevantes en el marco de la transición energética”, apuntó.
Por su parte, Amiel, socio de Garrigues, reforzó la idea de que, si bien esta especialización ofrece ventajas en el contexto de la transición energética —dado el rol estratégico del cobre y el zinc—, la falta de diversificación también incrementa la exposición del país a la volatilidad de los precios de los commodities y a los cambios regulatorios.
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Capital asiático y europeo gana terreno en el perfil de inversionistas en Perú
Escudero, socio de CMS Grau, señaló que el perfil de los inversionistas en el mercado peruano ha experimentado una transformación relevante. Si bien en el pasado predominaban los capitales norteamericanos y canadienses con foco en minería, hoy se observa una creciente presencia de inversionistas chinos y europeos, muchos de ellos con participación estatal.
“Estos actores estratégicos muestran una mayor tolerancia al riesgo político cuando el activo garantiza la seguridad de sus cadenas de suministro globales. En contraste, Chile, México y Colombia atraen inversionistas más diversificados, incluidos fondos de venture capital y private equity, con apuestas significativas en sectores de alto crecimiento como tecnología, fintech y salud”, precisó.
Por su parte, el socio director de Cuatrecasas en Lima, añadió que los inversionistas extranjeros que arriban al Perú suelen estar especializados en minería, energía y recursos naturales, con una mayor disposición a asumir riesgo país y horizontes de inversión de largo plazo. En cambio, en Chile predominan fondos y corporaciones interesados en sectores más diversificados y con menor exposición a la volatilidad política, dada la madurez de su mercado.
“Colombia, en tanto, ha contado tradicionalmente con alta inversión local y un atractivo especial para los capitales extranjeros por su diversificación y profundidad de mercado, aunque esa fortaleza se ha debilitado a raíz de la actual crisis política”, observó.
Desde otra perspectiva, Amiel, socio de Garrigues, consideró que no existen diferencias sustanciales en el tipo de inversionistas que operan en Perú, Chile o Colombia. “En general, se trata de actores estratégicos o fondos especializados que buscan activos con potencial de valorización en el mediano y largo plazo”, afirmó.

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Incertidumbre política modera perspectivas
Ante la consulta sobre cómo la coyuntura política y regulatoria del Perú incide en la percepción de riesgo de los inversionistas internacionales frente a países como Colombia o Argentina, Trelles, socio director de Cuatrecasas, señaló que el reciente cambio de gobierno introduce un nuevo factor de incertidumbre para el mercado. “Es previsible que haya algún efecto en las inversiones y, por extensión, en la actividad de fusiones y adquisiciones”, comentó.
Trelles matizó, sin embargo, que la magnitud del impacto dependerá de la evolución del contexto político. “Aún es temprano para determinar si será un efecto leve o significativo. Si el gobierno demuestra apertura al mercado, estabilidad institucional y capacidad de gestión, con bajo nivel de conflictividad social y señales de continuidad hasta el 28 de julio de 2026, el impacto podría ser reducido o incluso nulo“, anotó.
Sin embargo, advirtió que si se reanudan etapas de protestas y turbulencia política que generen dudas sobre la duración del gobierno o el proceso electoral, es probable que la actividad de M&A se vea seriamente afectada.
Por su parte, Escudero, socio de CMS Grau, sostuvo que la fragmentación institucional, la conflictividad social y la limitada gobernabilidad continúan elevando la percepción de riesgo país, pese a que el Perú mantiene un marco macroeconómico sólido y reglas claras para la inversión extranjera.
“Frente a Colombia, el Perú presenta menor polarización ideológica, aunque ambos enfrentan desafíos regulatorios. Cada vez más, los inversionistas entienden que economía y política no van por cuerdas separadas: sin instituciones sólidas y previsibilidad jurídica y regulatoria, el atractivo macro pierde valor”, subrayó.

El socio de Garrigues señaló que, hacia adelante, podría producirse una recuperación relevante del mercado de fusiones y adquisiciones (M&A), sustentada en tres factores: la estabilidad política posterior a las elecciones, la reactivación de la inversión pública e infraestructura y el creciente interés en activos vinculados a la transición energética. “Entre los nichos con mayor potencial destacan las energías renovables —como la eólica, solar e hidrógeno verde—, además de la infraestructura logística y digital, la agroindustria, los servicios financieros y el sector fintech, especialmente en proyectos de inclusión financiera”, precisó.
Por su parte, el directivo de CMS Grau coincidió en que la recuperación del mercado dependerá de sectores alineados con las tendencias regionales, como infraestructura —Metro de Lima, Aeropuerto de Chinchero y Anillo Vial—, energías renovables, agroindustria y logística. Destacó, además, que el interés chino en puertos y energía se mantiene como un motor clave de dinamismo.
“Aunque el contexto electoral podría ralentizar operaciones en el corto plazo, el Perú tiene potencial para ganar protagonismo en la transición energética y en plataformas logísticas regionales, donde aún hay margen para captar inversión cross-border. La próxima inauguración del nuevo Aeropuerto Jorge Chávez impulsará nuevas rutas comerciales y de carga, y su ubicación estratégica en Sudamérica favorecerá el desarrollo de centros logísticos y de distribución, así como nuevas operaciones de adquisición de empresas”, sostuvo Escudero.

Licenciado en Comunicación de la Universidad de Lima, con especialidad de periodismo y comunicación corporativa. Actualmente redacto en la sección negocios del Diario Gestión.








