
Durante más de medio siglo, Molitalia ha estado presente en el desarrollo de la industria alimentaria peruana. Lo que comenzó como un emprendimiento familiar con raíces italianas se convirtió, con el tiempo, en una empresa relevante dentro del sector de consumo masivo. Desde sus primeros sacos de harina elaborados con maquinaria importada desde Italia, hasta un portafolio que hoy abarca más de 800 productos, la compañía ha atravesado distintas etapas marcadas por la tecnificación, la diversificación y la inversión sostenida. Un punto clave en su trayectoria se registró en 1997, cuando fue adquirida por el conglomerado chileno Empresas Carozzi, lo que dio paso a una nueva fase de crecimiento estructural.
Molitalia fue fundada en Lima en octubre de 1964 por un grupo de empresarios peruanos descendientes de inmigrantes italianos —entre ellos Franco Pizzolli, los hermanos Ernesto y Gabriel Lanata Piaggio, Arturo Madueño, Renato Lercari Piaggio y Luis Piaggio Matute— con el objetivo de producir harina de trigo con estándares de calidad europeos. Operando bajo el lema “Como en Italia”, la empresa inició sus actividades con tecnología Ocrim, proveniente de la ciudad de Cremona, lo que permitió establecer desde el inicio un enfoque técnico en su propuesta productiva.
En 1968, la compañía ingresó al segmento de fideos mediante la instalación de líneas para pastas cortas y largas, nuevamente con maquinaria de origen italiano. La acogida del mercado fue favorable, lo que facilitó su expansión durante la década de 1970. En ese periodo, la empresa instaló un segundo molino, incrementando su capacidad de producción y consolidando su presencia en el rubro de harinas y pastas. En los años ochenta, realizó nuevas inversiones en maquinaria para ampliar su línea de productos, especialmente en panificación y pastas secas.
Un cambio significativo ocurrió en 1992, cuando la empresa adaptó uno de sus molinos para procesar exclusivamente trigo duro, un insumo con mejores propiedades para la elaboración de fideos. Esto permitió lanzar una nueva línea de productos con características mejoradas en textura y cocción. Según los registros disponibles, desde sus inicios Molitalia ha mantenido una vinculación constante con la ingeniería alimentaria italiana, lo que ha influido en su modelo operativo.

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Hacia manos de Carozzi
En 1997, Empresas Carozzi S.A., uno de los conglomerados alimentarios más grandes de Chile, adquirió el 99 % del capital social de Molitalia por un monto cercano a los US$ 15.6 millones. Para Carozzi —que ya tenía presencia en el Perú desde 1995 a través de su filial Costa Perú S.A.—, la operación representó una entrada directa a la industria molinera local, con posibilidades de crecimiento en el segmento de harinas, sémolas y fideos.
Para Molitalia, en tanto, significó su integración a un grupo regional con experiencia en producción diversificada y presencia multinacional en más de 50 países, con marcas en categorías como cereales, chocolates, galletas, harinas, salsas, alimentos para mascotas y congelados. A partir de la adquisición, se inició un proceso de integración operativa y expansión del portafolio. Entre 1998 y 1999, Molitalia se fusionó con Costa Perú, lo que permitió sumar líneas de galletas, chocolates y bizcochos.
En 2000, se concretó la compra del 100 % de Industrias Ambrosoli S.A., lo que consolidó a Molitalia y Costa como actores relevantes en el negocio de confites. En 2006, la firma amplió su alcance en alimentos básicos al adquirir Clements Peruana S.A. y la marca Fanny, incorporando productos como avenas, mermeladas y conservas. Años más tarde, en 2013, amplió su portafolio hacia el rubro de alimentos para mascotas con la compra de Mimaskot y Nutrican.
Durante esta etapa, Molitalia diversificó su oferta hasta alcanzar un portafolio superior a los 800 productos (SKU). Entre las principales marcas que forman parte de su operación destacan Molitalia y Marco Polo (harinas y fideos), Costa (galletas y chocolates), Ambrosoli (confites), Tres Ositos (avena), Fanny (conservas) y Mimaskot (alimentos para mascotas).

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Actualidad y últimas inversiones
En noviembre de 2011, Molitalia ejecutó una de sus inversiones más significativas hasta ese momento: destinó US$ 10 millones a la ampliación de su planta industrial ubicada en el distrito limeño de Los Olivos. La operación permitió incorporar capacidad adicional para marcas como Costa, Ambrosoli, Fanny y Pomarola, y consolidó un salto en la escala de producción. Según reportes corporativos de la época, el número de líneas de producción pasó de 3 en 1996 a 50 en 2011.
Tres año más tarde, en 2014, la empresa introdujo al mercado peruano la marca Vivo, orientada al consumidor interesado por la alimentación saludable. La nueva línea incluyó avenas, galletas y pastas integrales, con una propuesta enfocada en ingredientes funcionales y reducción de azúcares y grasas. Ese mismo año, la empresa reportó una redistribución de su geografía comercial: por primera vez, las provincias pasaron a representar cerca del 50 % del volumen de ventas, frente al 70 % previamente concentrado en Lima.

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Recientemente, en enero de 2023, la empresa anunció una nueva inversión por encima de los S/ 33 millones para la instalación de una línea de producción de pastas premium. La nueva infraestructura —con capacidad para procesar cerca de 4,000 kilogramos por hora— fue diseñada para atender la demanda de productos con mayores exigencias en textura, color y cocción, apuntando al segmento de alto valor agregado.
Ese mismo año, Molitalia también comunicó otros planes de expansión. En su planta de Cajamarquilla (Lima), donde opera su unidad de alimentos para mascotas, se proyectó una ampliación de capacidad de almacenamiento. Adicionalmente, en su planta de Los Olivos, la compañía anunció una inversión de S/ 4.37 millones para reforzar sus líneas de producción de gomas y chocolates.

Licenciado en Comunicación de la Universidad de Lima, con especialidad de periodismo y comunicación corporativa. Actualmente redacto en la sección negocios del Diario Gestión.