
En 1976, la familia Tamashiro decidió abrir una pequeña pollería en la avenida Abancay, en el centro de Lima. Era un negocio familiar que buscaba ofrecer un pollo a la brasa de buen sabor y atención rápida en un entorno donde ese plato todavía era considerado una comida de fin de semana. Casi cinco décadas después, Norky’s se ha convertido en un grupo gastronómico con más de 140 locales a nivel nacional, símbolo de la masificación y profesionalización del rubro de pollerías en el país. ¿Cómo ha logrado cautivar el paladar de los peruanos y mantener su crecimiento a lo largo del tiempo?
Desde sus orígenes, la marca apostó por un modelo replicable: estandarizó procesos, aseguró la consistencia de su receta y desarrolló un formato de atención rápida que podía adaptarse a distintos mercados urbanos. Con el tiempo, esa visión le permitió no solo competir de igual a igual con otras grandes cadenas del sector, como Roky’s, su principal competencia, sino también adelantarse a tendencias como el consumo en centros comerciales, el delivery y la expansión mediante franquicias.
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¿Cómo nació Norky’s?
El primer local de Norky’s abrió en septiembre de 1976 en el número 648 de la avenida Abancay. La propuesta de la familia Tamashiro era simple pero visionaria: servir un pollo a la brasa de receta estandarizada y ofrecerlo con rapidez, manteniendo un precio competitivo. El formato, inspirado en los conceptos de comida rápida que comenzaban a aparecer en Lima, marcó una diferencia frente a las pollerías tradicionales.
El éxito fue inmediato. El flujo constante de comensales permitió que el negocio reinvirtiera en nuevos locales en distritos como Jesús María, San Martín de Porres y San Miguel, abriendo el camino a un modelo de expansión que combinaría locales propios con franquicias.

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Crecimiento sostenido y profesionalización
Durante las décadas de 1980 y 1990, Norky’s consolidó su marca como sinónimo de pollo a la brasa accesible y de calidad uniforme. La empresa introdujo procesos de producción estandarizados, capacitaciones para su personal y campañas publicitarias que reforzaban la idea de “el pollo que une a la familia”.
En los años 2000, el grupo incorporó una estructura corporativa más formal, con áreas dedicadas a marketing, operaciones y control de calidad, lo que le permitió competir directamente con cadenas como Roky’s, su principal rival histórico. Este proceso de profesionalización consolidó a Norky’s como una marca de cobertura nacional, con presencia en las principales ciudades del país.

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Una operación nacional con enfoque corporativo
Hoy, Norky’s cuenta con más de 140 restaurantes en operación. De ellos, una parte importante corresponde a locales propios y el resto a franquicias gestionadas bajo estándares corporativos.
Su expansión también ha estado ligada a la apertura de puntos de venta en centros comerciales —como el Mall Aventura de San Juan de Lurigancho o el centro comercial Minka, en el Callao—, acompañando la tendencia del consumo fuera del hogar y el crecimiento del formato de “pollería rápida” en zonas urbanas.
Aunque la empresa no revela cifras oficiales de facturación, fuentes del sector estiman que Norky’s y Roky’s concentran juntas alrededor del 70% del mercado formal del pollo a la brasa en el Perú, uno de los segmentos gastronómicos más competitivos y rentables del país.

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Adaptación a los nuevos hábitos de consumo
En los últimos años, la cadena ha acelerado su transformación digital y su estrategia de delivery, reforzada por la pandemia. Norky’s incorporó plataformas de comercio electrónico propias y alianzas con aplicaciones de reparto, además de promociones orientadas a la fidelización de clientes.
El foco actual está en mejorar la experiencia omnicanal, fortalecer la marca en redes sociales y mantener la eficiencia operativa en medio de un entorno de costos crecientes.

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Desafíos y proyección
Con casi 50 años en el mercado, Norky’s enfrenta ahora un escenario más competitivo y exigente. Su desafío es mantener la consistencia del producto mientras escala su red y explorar una posible expansión internacional, un paso que hasta ahora no ha concretado.
La historia de Norky’s resume la evolución del sector gastronómico peruano: de un emprendimiento familiar a una operación empresarial con alcance nacional. Su permanencia en el mercado, en un rubro tan dinámico, demuestra que el pollo a la brasa —símbolo del gusto popular— también puede ser un negocio de largo plazo cuando se combina tradición, eficiencia y visión corporativa.
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Periodista. Escribo para la sección negocios en el diario Gestión de El Comercio. Bachiller por la Universidad Jaime Bausate y Meza.








