
El último lunes, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) autorizó el inicio de explotación del proyecto de cobre Tía María (Arequipa), de Southern Perú Copper Corporation (Grupo México). A partir de este permiso, las expectativas apuntan a un inicio de producción en solo dos años (2027); sin embargo, el tiempo y camino recorrido para llegar a la actual etapa ha sido notablemente más largo. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), los proyectos mineros en Perú tardan 40 años en promedio en llegar a explotación y Tía María se encontraría en ese margen. La exploración en ese yacimiento comenzó en 1994 y su recorrido no solo estuvo cargado de desafíos geológicos, sino principalmente sociales. Conozca la historia del próximo greenfield de cobre en Perú.
Corrían mediados de la década de 1990 y la minería peruana vivía un nuevo impulso. Entre 1993 y 1994, las minas de cobre Cerro Verde y Tintaya eran privatizadas y; Yanacocha, de oro, entraba en producción. Años después, Antamina comenzaba su construcción. En ese contexto, en 1994, Teck Cominco (ahora Teck Resources) iniciaba la exploración de Tía María, en el distrito de Cocachacra, a 700 metros sobre el nivel del mar.
No obstante, las historias de las minas en producción tienen más de una empresa en su haber (solo la exploración suele involucrar a más de tres compañías, indica el IPE) y Teck solo sería la primera de varias mineras en Tía María. Entre 1995 y 1999, Phelps Dodge y RTZ llevaron a cabo una serie de perforaciones y trabajos que condujeron a avanzar en el largo camino inicial de la exploración.
En esos años, todavía no se conocería todo el potencial de Tía María, conformado por dos yacimientos en una zona desértica protegida por una cadena de montañas.
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El ingreso de Southern Perú a Tía María
Para fines de la década de 1990 e inicios de 2000, Southern Perú concentraba sus actividades en la operación de las minas de cobre Toquepala y Cuajone. Sin embargo, Tía María no era un proyecto completamente desconocido por la empresa.
Y es que, entre sus accionistas, precisamente se encontraba la estadounidense Phelps Dodge (cuyas acciones fueron vendidas al Grupo México en la compra de Southern), que venía explorando el proyecto. Así, Manuel Ugarte -en su tesis de maestría por la Pontificia Universidad Católica del Perú- recuerda que la minera peruana inició en 2003 un programa de exploración detallado del yacimiento Tía María, para evaluar los depósitos minerales y la viabilidad.
Tres años después, en 2006, refiere que la compañía descubre el yacimiento La Tapada, dentro del referido proyecto.
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La elaboración del primer EIA y el inicio del conflicto
La fase de exploración inicial de Tía María transcurría con cierta normalidad. Sin embargo, a medida que el proyecto iba avanzando a etapas más maduras de estudios y gestión de permisos, la situación fue cambiando. Entre fines de noviembre de 2007 y el primer semestre de 2008, Southern Perú realizó dos talleres de consulta previa en Cocachacra. De una cita a otra, la audiencia más que se duplicó y las expectativas también iban al alza.
En ese contexto, la consultora Water Management Consultants inicia la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Tía María en mayo de 2008 y, ese mismo mes, se conforma el Frente Amplio de Defensa del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Un año después, en julio de 2009, la empresa presenta el primer EIA de Tía María.
Para la compañía minera, el segundo semestre de ese año estuvo cargado de enfrentamientos entre pobladores y policías, así como de paralizaciones. Frente a esa coyuntura, una consulta vecinal conducida por la Asociación Civil Transparencia ese año daba cuenta de una amplia oposición inicial al proyecto de cobre.
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La intervención de la UNOPS y un nuevo traspié
Los ánimos ya estaban agitados en Arequipa y las manifestaciones continuaron en la provincia de Islay en 2010 contra Tía María, en medio de las elecciones regionales y municipales. Así, en noviembre de ese año, el ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez, anunció un convenio con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) para evaluar el EIA de Tía María.
En marzo de 2011, la UNOPS entrega el informe sobre el EIA de Tía María con 138 observaciones, desatando nuevos enfrentamientos con la intervención de las Fuerzas Armadas y la muerte de tres personas. En abril de ese año, el Minem declara “inadmisible” el EIA del proyecto minero y la empresa anuncia que subsanará las observaciones.
A partir de ese momento y hasta inicios de 2013, las actividades del proyecto Tía María parecían haberse detenido. Sin embargo, en octubre de ese año, el movimiento se retoma con talleres participativos y, en noviembre, la compañía presenta el segundo EIA al Minem, anunciando que la operación empleará agua de mar desalinizada.
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El segundo EIA y la escalada de violencia
En agosto de 2014, el Minem aprobó el segundo EIA de Southern Perú para Tía María, anunciando así una inversión de US$ 1,400 millones, generando nuevamente protestas. Sin embargo, en marzo de 2015, la oposición logró convocar a un paro indefinido en la provincia de Islay,
Las manifestaciones alcanzaron un alto nivel de violencia, dejando al menos dos personas fallecidas y perjuicios en la zona hasta mayo. En ese contexto, el entonces presidente, Ollanta Humala, señaló que Tía María no podía suspenderse de manera unilateral por el Estado y la empresa respondió con “una pausa” de 60 días al proyecto.
Para el 22 de mayo de ese año, ya iban más de 60 días de paralización y movilizaciones. En ese contexto, el Gobierno declara el Estado de emergencia en Islay por un plazo de 60 días. Una relativa calma parecía volver a Islay. En 2017, la compañía volvía a hablar de Tía María y reveló que estaban definiendo la licencia de construcción del proyecto.
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La licencia de construcción y la reciente autorización de explotación
Habían pasado casi dos años desde que el silencio y la cautela rodeaban al proyecto Tía María. Sin embargo, en julio de 2019, el Gobierno otorgó la licencia de construcción para dicha iniciativa, a pocos días del vencimiento del EIA. Si bien la empresa se comprometió a no iniciar obras hasta conseguir la “licencia social” de los pobladores, las protestas no tardaron en reiniciarse.
A esos sucesos, con saldo de heridos, le siguieron pedidos de revisión y nulidad de colectivos y el propio gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres, dando inicio a la discusión legal sobre la continuidad del proyecto. No obstante, en octubre, el Consejo de Minería aprobó la licencia de construcción, rechazando los pedidos de revisión.
Desde ese momento, los esfuerzos de Southern Perú se enfocaron precisamente en obtener la ansiada “licencia social” que permita avanzar con el proyecto. Así, pasaron varios años en los cuales los anuncios estuvieron vinculados más a proyectos e inversión social que a la ejecución de Tía María, mientras las expectativas internas por el inicio de construcción se mantenían en estricta reserva.
Si bien las manifestaciones no desaparecían completamente y, eventualmente, en el desarrollo de la convención minera Perumin en Arequipa, se reiniciaban, cada vez contaban con menor respaldo popular. De esa manera, en 2024, la compañía finalmente anunció que esperaban iniciar la construcción de Tía María este 2025.
Hasta el segundo trimestre del presente año, las obras avanzaban en el frente de carreteras y accesos, así como del cerco del proyecto. Sin embargo, la reciente autorización de explotación le otorga a Southern Perú un instrumento legal más para acelerar hacia la esperada producción del proyecto de cobre Tía María.
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