
Las exportaciones de la industria maderera peruana siguen enfrentando un momento crítico. Tras cerrar el año pasado con una caída de más de 15%, en el primer trimestre los envíos continuaron cayendo y no se esperaría un próximo repunte.
Solo entre enero y marzo, los despachos de maderas fueron 30.4% más bajos que en el año anterior, sumando unos US$ 14 millones, según datos del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Pero, ¿qué llevó a estos resultados?
Para Erik Fischer, presidente del Comité de Madera de la Asociación de Exportadores (Adex), la caída está relacionada tanto a la incertidumbre en el comercio global, como a una serie de problemas estructurales que enfrenta la industria maderera.
La nueva política de aranceles de Estados Unidos impulsada por Donald Trump, representa una amenaza directa para el sector. Si bien este es uno de los productos excluidos de las últimas tarifas anunciadas, el gobierno estadounidense continúa realizando una investigación sobre el impacto que tendrían estas importaciones en su economía.
“El estudio del departamento de comercio de Estados Unidos podría implicar la imposición de aranceles, eso más o menos podría salir en noviembre. Eso no permite que uno planifique ni que los clientes planifiquen compras a largo plazo, están cautelosos”, comentó Fischer a Gestión.
Otro factor asociado a esta incertidumbre es que el enfriamiento de las expectativa de crecimiento se está reflejando en la menor construcción en otros países, lo que reduce la demanda de madera exportable.
Cabe mencionar que, según datos de Adex, China es uno de los principales mercados de las exportaciones peruanas de productos de madera para acabados y construcción. Este país, indicó Fischer, ya no viene construyendo como lo hacía antes.
En tanto, para las expectativas para el cierre del 2025 son conservadoras. No se espera superar los US$ 80 millones exportados que se alcanzaron el año pasado, por lo que se mantiene el riesgo de cerrar en rojo pues solo cerca de una docena de empresas aportan entre el 80% a 90% de lo que el Perú vende.
“Cerrar en rojo para nosotros implicaría vender este menos que el año pasado y ese es un riesgo latente. Vendemos muy poco y ahora vamos a vender menos todavía, las condiciones, sobre todo internacionales, no permiten dar señales de recuperación”, sostuvo.

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Problemas estructurales
Aunque los aranceles representan el factor que distorsiona el mercado este año, Fischer advierte que la baja exportación es recurrente en los últimos ocho años, con ventas decrecientes cada año, lo que indica que “algo no se está haciendo bien” a nivel interno.
Uno de los problemas fundamentales es la falta de una adecuada administración del recurso forestal por parte de los gobiernos regionales y central.
El representante de Adex señaló que el diseño inicial de destinar 24 millones de hectáreas de la Amazonía al desarrollo forestal fracasó. Las primeras concesiones de unos 6.5 millones de hectáreas fueron mal otorgadas, en unidades pequeñas y a operadores sin capacidad ni experiencia.
Ante esto, solo sobreviven unas 2 millones de hectáreas de esas concesiones, y el área total destinada al desarrollo forestal en papel se ha reducido a 14 millones de hectáreas, aunque la cifra real manejada es menor.
“Dos millones de hectáreas no son suficientes para posicionar a Perú como un gran exportador, y estas áreas a menudo carecen de una industria asociada. La mayoría de concesionarios, productores o comunidades nativas venden madera en bruto, la forma menos rentable, en lugar de productos con valor agregado, que requieren capital, conocimiento técnico y de mercado”, explicó.
El manejo forestal sostenible, aunque es una herramienta de conservación productiva, implica costos significativos -maquinaria, infraestructura, capacidad técnica- que no pueden ser asumidos por pequeños empresarios.
En tanto, en Lima se vende el 80% de la madera que sale del bosque peruano, afectando a los productores formales debido a la competencia de la madera informal o ilegal, que no paga impuestos.
Incluso advierte que la tala ilegal a menudo se facilita cuando funcionarios permiten “legalizar” madera robada, a lo que se suma la inacción de la comisión multisectorial de lucha contra la tala ilegal en realizar inspecciones en los centros de venta en Lima.
Cabe recordar que, según un informe de la Universidad del Pacífico, el impacto de la tala ilegal asciende a US$ 880 millones, superando ampliamente el total que lograron los exportadores legales el año pasado.
Sin embargo, Fischer precisó que la tala ilegal no es la causa principal de la deforestación. La deforestación se debe principalmente a la quema de bosques -con un promedio de 150,000 hectáreas anuales- para agricultura de subsistencia.
¿Cómo estamos frente a otros países?
Para el representante de Adex, la posición de Perú frente a competidores regionales en exportaciones de madera es “muy penosa”, siendo superados por casi todos los países de América Latina.
Uno de los principales vendedores de madera es Brasil, que exportó más de US$ 7 mil millones en 2023 con una industria basada en plantaciones y valor agregado.
En tanto, Perú nunca ha sido un gran exportador maderero, su pico histórico fue de solo US$ 219 millones en 2008, muy por debajo de los US$ 3.5 mil millones de Chile ese mismo año.