
Si bien la economía peruana crecía a tasas de más de 6% hasta el 2013, entre el 2014 y 2019 ese impulso se fue diluyendo en medio de una caída de la inversión privada y la pérdida de productividad, señaló el Banco Mundial. Tras esa década perdida, las expectativas comienzan a cambiar, ¿será posible revertir esta tendencia?
Desde el 2014, la inversión privada se estancó y su contribución al crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) fue casi nula en esa última década. A esto se suma la drástica caída de la inversión minera, que en 2023 representaba solo la mitad de lo que fue en 2013.
“La inversión privada entre el año 2000 y 2013 subió ‘como la espuma’ y luego, básicamente quedó casi estancada por encima de los S/ 100,000 millones constantes. No ha crecido mucho en los últimos 10 años”, comentó Antonio Cusato, economista país del Banco Mundial, durante el Foro Quo Vadis de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
LEA TAMBIÉN: JPMorgan revisa a la baja crecimiento de economía peruana a un 2.3% este año: los detalles
Sobrerregulación en el Perú
Luis del Carpio Castro, director ejecutivo de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión), añadió que en el Perú se ha venido arrastrando las consecuencias de un exceso de regulación producto de una crisis de confianza ocurrida entre 2014 y 2015.
Esta sobrerregulación, indicó, afectó diversos sectores, incluyendo las Asociaciones Público Privadas (APP). Entre 2016 y 2022 no hubo ingresos importantes de infraestructura, y esa ausencia se traduce hoy en un “hueco histórico grave” que el país está pagando.
Pese a esto, ya hay señales de recuperación. Del Carpio recordó que en 2023 se logró un repunte en las adjudicaciones que superaron los US$ 2,000 millones, mientras que en 2024 sumaron más de US$ 1,000 millones, incluso sin grandes proyectos como líneas de metro o gasoductos.
"El mundo está dispuesto a firmar contratos de largo plazo con el Perú. La mayor muestra de confianza que puede haber es un inversionista que está dispuesto a invertir mucho dinero, recursos, deuda, y muchos bancos dispuestos a financiar inversiones que van a recuperar en los próximos 10 a 40 años. Eso no había pasado desde el año 2015“, agregó.
Expectativas empresariales en el Perú
El representante del Banco Mundial precisó que las expectativas empresariales están en terreno positivo, en niveles no vistos desde antes de la pandemia.
La inversión de las firmas no minera han comenzado a recuperarse a partir del año 2023 y 2024. En tanto, las expectativas están en el terreno positivo y en un nivel que no se observaban desde el año 2019.
“Si uno mira la perspectiva de inversión en los siguientes tres meses, estamos en niveles que no se observan hace 12 años. Estamos en un momento donde las empresas privadas tienen una visión muy positiva de la economía y este podría ser el momento para retomar la inversión privada como un catalizador de crecimiento económico”, sostuvo.
¿Qué se necesita para que la inversión privada sea motor clave en Perú?
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha puesto énfasis en destrabar proyectos y promover APP, obras por impuestos y reducir barreras burocráticas, para lo cual se ha lanzado un primer paquete con más de 400 medidas. Pero, ¿es esto suficiente?
“Efectivamente este puede ser el impulso que haga la diferencia en los siguientes años”, indicó Cusato.
Un problema estructural, indicó, radica en el escaso crecimiento de las empresas a lo largo del tiempo. Mientras en Estados Unidos una firma con 40 años tiene en promedio siete veces más trabajadores que una nueva, en Perú esa cifra apenas se duplica.
Sin embargo, apuntó que no solo reduciendo los costos de la formalización se soluciona la situación, pues se trata de un tema de crecimiento económico de largo plazo.
“Tenemos que ayudar a formalizar, pero creo que el énfasis de políticas públicas tiene que estar en ayudar a esas empresas medianas”, indicó.
Un reciente estudio del Banco Mundial ha identificado los mayores cuellos de botella: calidad deficiente de los servicios públicos, complejidad tributaria y lentitud en la resolución de disputas.
Aunque consideró las normas peruanas son relativamente buenas, su aplicación es ineficiente. Esto impide que las empresas escalen, inviertan y sean más productivas.
La transición verde y los altos precios del cobre podrían dar un impulso a que el país pueda convertirse en una economía de ingresos medios altos en 20 años, pero se necesitan reformas en educación, innovación y mejora de la infraestructura y servicios públicos.
De lo contrario, añadió, con una tendencia de crecimiento potencial de 2% o 2.5% podríamos tardar más de seis décadas en ser un país de ingresos medios altos.