
Ante la pausa de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la preocupación de los inversionistas ahora está enfocada en el déficit fiscal, especialmente del país americano, indicó Credicorp Capital. Si una potencia mundial genera esta alarma, ¿cómo se estaría viendo la situación del Perú que lleva dos años sin cumplir la regla fiscal?
En primer lugar, Diego Camacho, economista de Credicorp Capital, precisó que la razón principal de esta preocupación es el elevado nivel de deuda pública de Estados Unidos y el aumento en el pago de intereses de la deuda, lo cual es una “señal de alerta para los inversionistas en el mercado de bonos”.
Si bien en Perú la deuda pública aún no es considerada “elevada”, al menos en los dos últimos años no está logrando el equilibrio esperado entre los ingresos y gastos del Estado. Incluso, este año, varios reportes advierten que el riesgo de incumplimiento de la meta sigue siendo alto.
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¿Riesgo en déficit fiscal generaría menos inversiones?
Para Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y director ejecutivo de Videnza, en el Perú existe una clara fuente de preocupación por el déficit fiscal.
La debilidad del marco institucional en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y las políticas fiscales erráticas -como la reciente aprobación del aumento de recursos al Fondo de Compensación Municipal (Foncomun)- se perciben como un posible preámbulo a una reducción de la calificación crediticia del país.
“La disminución de la calificación crediticia significaría que los costos de fondeo para el Estado y para el sector privado que emite bonos podría elevarse”, explicó a Gestión.
Mercedes Aráoz, exministra de Economía y docente de la Universidad del Pacífico, coincidió en el impacto ante un posible ‘downgrading’ en la valoración de los bonos soberanos.
La economista señaló que ahora los factores políticos están afectando la caja fiscal. Esto pone a los inversionistas en alerta, pues si el valor de los bonos cae y aumenta su riesgo, se vuelve más difícil conseguir préstamos internacionales.
“Obviamente, el inversionista local que se fondea de afuera va a sentir también la pegada de que las calificadoras nos redujeran la calificación [y restaría un poco el atractivo de invertir acá]”, sostuvo.
Esto, señaló, implicaría que financiar proyectos de inversión, tanto de empresas como del gobierno, se vuelve más costoso.
En tanto, Castilla apuntó que la propuesta del MEF de flexibilizar las reglas fiscales para acomodar un mayor gasto y la falta de entrega de información solicitada por el Consejo Fiscal también generarían preocupación con vista a las expectativas empresariales.
Esos factores, indicó, muestran que el actual gobierno solo tiene una visión de corto plazo, sin pensar en que esas decisiones puedan tener incidencia a futuro.
“Creo que todo eso condiciona las expectativas empresariales y evidentemente eso explicaría por qué hoy día esa es una preocupación entre los inversionistas”, refirió.
Uno de los atractivos clave de Perú para la inversión ha sido su marco institucional, particularmente el manejo tecnocrático de la política económica, precisó.
Según el especialista, si este pilar fundamental flaquea, el país se vuelve más susceptible a que la política económica sea definida por móviles políticos o acuerdos en el Congreso, en lugar de por criterios técnicos, lo que afecta la credibilidad.
¿Aún hay oportunidades de inversión en el Perú?
En medio del retroceso de la escalada de la guerra comercial, Credicorp indicó que se esperarían oportunidades para América Latina relacionadas a la relocalización de cadenas de producción y al alza de materias primas, pero ¿cómo se ve la situación en Perú?
A pesar del “ruido” en el manejo de la política fiscal, Castilla afirmó que el Perú aún cuenta con fuentes de competitividad para atraer inversiones.
“Tenemos el hub portuario, la ubicación geográfica y una red de acuerdos comerciales. Entonces, todo eso ayuda, esas fuentes de competitividad tendrían que ser utilizadas para justamente atraer inversión en un mundo en el cual va a haber sobrecostos por la imposición de aranceles y donde el riesgo regulatorio ha aumentado porque no se tiene certeza si es que lo que se ha anunciado en Estados Unidos va a permanecer o va a cambiar”, sostuvo.
En este contexto, Castilla también se mostró optimista sobre el impacto de los precios de los metales. El oro, impulsado por la aversión al riesgo, y el cobre, respaldado por una menor probabilidad de recesión global, seguirían generando ingresos clave para el país.
Claudia Sícoli, directora de la Carrera de Economía y Negocios Internacionales de la UPC, coincidió con el impulso que tendrían los minerales. Solo en el primer trimestre del año, precisó, se ha registrado un importante aumento de exportaciones a China de cobre (22.8%), oro (639.2%) y zinc (126%).
“En cuanto a la exportación de cobre al país del norte, que había registrado una contracción en el año 2024, en este inicio de año, ha crecido en 51.2% auspiciando un buen año para este mineral”, agregó.
A su vez, Araoz resaltó que el Perú es visto como un país con muchas oportunidades de inversión en infraestructura y en sectores productivos como minería y agricultura. El verdadero reto está en alcanzar la confianza de los mercados.
Actualmente, indicó, el principal temor para los inversionistas es la inseguridad jurídica debido a las diferentes decisiones políticas que generan incertidumbre.
“Las posibilidades están, lo que pasa que nosotros mismos nos tiramos tiros a los pies. Los políticos no tienen conciencia del daño que le hacen a la economía peruana todas estas decisiones de política publica a través de normas que salen del Congreso”, añadió.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.