
Luis Oganes, Head of Global Macro Research de JP Morgan, estuvo en Lima, en la Asamblea Anual PAD Alumni, organizada por el PAD Escuela de Dirección de la Universidad de Piura. Gestión tuvo la oportunidad de obtener algunas respuestas frente a temas que hoy marcan la agenda en el país.
Un tema que preocupa a distintos analistas es cómo se están manejando las cuentas fiscales en el Perú. ¿Es hoy una preocupación para JP Morgan?
Aunque el déficit fiscal como porcentaje del PBI del Perú es relativamente bajo respecto a otros países de América Latina y de naciones desarrolladas, la dinámica de las cuentas fiscales peruanas de los últimos años no es buena y genera preocupación en los inversores.
Dada la posición cíclica de la economía y los términos de intercambio favorables, el país debería tener un déficit fiscal menor o inclusive un superávit primario (que excluye el pago de intereses). Ha habido un deterioro del balance fiscal estructural en el Perú en los últimos años que debe revertirse.
¿Considera una buena “salida” modificar una vez más las reglas fiscales?
No existe razón económica para el incumplimiento de la regla fiscal. El crecimiento de la economía no está por debajo de su potencial y no hay choques externos que requieran contrarrestarse con política fiscal expansiva.
El riesgo de modificar constantemente la regla fiscal es que pierde su credibilidad como ancla de expectativas para los que invierten en deuda soberana peruana, y envía una mala señal a los políticos de turno que no ven a la regla fiscal como una limitante a sus ambiciones de mayor gasto público.
Desde el Consejo Fiscal se cuestiona que el Congreso y el Ejecutivo ya prácticamente no frenen leyes o iniciativas con impacto fiscal. ¿Cuánto daño se hace a las cuentas fiscales?
Proponer o no frenar leyes o iniciativas fiscalmente perjudiciales por parte del Congreso y del Ejecutivo parece que no tiene consecuencias, pero si las tiene. El ratio de deuda pública llegó a un mínimo de 19% – 20% del PBI entre 2012 – 2014, y el año pasado llegó a cerca de 33%. En este sentido, la tendencia del deterioro fiscal está erosionando uno de los pilares fundamentales de la economía peruana y por ende debe contenerse.
¿Le preocupa que haya un foco particular en aprobar leyes que insistan con dar beneficios o exoneraciones tributarias?
Una de las razones de la alta informalidad en el Perú es que el sistema tributario es de por si complicado, y los beneficios y exoneraciones lo hacen más complicado aún. Entre los requisitos para reducir la informalidad está la simplificación del esquema de impuestos para hacerlos más fácil de cumplir y más difícil de evadir.
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Más allá de las personas que lo han encabezado, diferentes analistas consideran que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha perdido fuerza y ha dejado de ser el ministerio que tenía reglas claras y cuidaba los indicadores clave. ¿Así se percibe desde afuera?
Históricamente, el MEF era el ministerio más poderoso por ser el que “controlaba la chequera” del gasto público, mientras que el Congreso no tenía la potestad de aprobar iniciativas que implicaban carga fiscal. Y si lo hacían, la Presidencia solía observarlas. En años recientes esta dinámica ha cambiado. Cualquier ministro de Economía solo puede tener la fuerza que le asigne y otorgue el Ejecutivo y el Congreso.
¿Cree que el Perú hoy pueda considerarse una “estrella” en la región a nivel de fundamentos macroeconómicos? Lo que alguna vez sostuvo la economía del país, ¿hoy se mantiene?
La economía peruana sigue teniendo menos desequilibrios macroeconómicos cuando se la compara con la mayoría de países de América Latina, que tienen brechas fiscales y externas mayores, inflación y endeudamiento más altos, y menor crecimiento.
Aunque tales comparaciones relativas aún son favorables para el Perú, el punto es que la economía local ha perdido dinamismo: el país creció entre 5% – 6% anualmente durante los primeros 15 años de este milenio y desde el 2016 solo ha crecido a un promedio de 2.3%. Es difícil caracterizar a esa performance como “estrella”.
En 10 años, Perú ha visto pasar por la presidencia a seis personas. ¿Cómo nos ha dejado este nivel de incertidumbre?
Creo que uno de los factores más importantes que explican la pérdida de dinamismo de la economía peruana en los últimos 10 años es justamente la incertidumbre política y cómo ello redujo el apetito de inversión privada, que representa el 80% de la inversión total en el Perú. Sin estabilidad política es difícil que empresas tomen decisiones de inversión de largo plazo.
Cuando entró Pedro Castillo al Gobierno se alertó de la pérdida de la institucionalidad en carteras clave. ¿Hoy se ha recuperado?
Es muy probable que si Pedro Castillo hubiese seguido en el Gobierno el deterioro institucional en varios sectores hubiese sido muy grande. Pero lamentablemente su salida no ha significado que la pérdida de institucionalidad se haya detenido. Por ejemplo, algo que preocupa a los inversores es la incapacidad del Gobierno de frenar el activismo populista del Congreso, lo cual refleja erosión de la institucionalidad económica.

Una preocupación es que el país pierda la calificación de grado de inversión. ¿Diría que este es un escenario palpable o realmente no estamos tan cerca de ello?
La calificación de grado de inversión del Perú no parece estar amenazada en estos momentos. Las tres mayores calificadoras de riesgo mantienen una perspectiva estable sobre sus calificaciones. Pero el deterioro del balance fiscal estructural mencionado anteriormente es un tema que debe revertirse para reducir el riesgo de perder el grado de inversión en el futuro.
La inversión privada en el Perú parece no apostar por inversiones nuevas, sino más bien por mantener las que ya tiene. ¿Ustedes perciben esta situación?
La inversión privada ha estado relativamente estancada en el Perú desde el 2014, cuando acabó el “superciclo” de precios de materias primas y coincidente con la intensificación de la incertidumbre política mencionada anteriormente. La inversión privada está ahora 4 puntos porcentuales del PBI por debajo del pico observado en el 2013. Además de la incertidumbre política, otros factores que limitan la inversión privada es la tramitología burocrática.
La inseguridad y criminalidad nos está afectando. ¿Cómo se percibe desde afuera? ¿Es un riesgo que ya consideran los inversores?
Los temas de inseguridad y criminalidad lamentablemente afectan a muchos países de América Latina y al Perú no se lo percibe como el peor. Sin embargo, estos temas están afectando al comercio local, generan la emigración de algunos profesionales, y seguramente serán temas importantes en la campaña electoral el próximo año, por lo que los inversores seguramente los considerarán como factores de riesgo adicional.
¿Cómo se percibe desde afuera el “ruido” natural que se genera en un contexto preelectoral y electoral?
El tema electoral aún no domina la dinámica de precio de activos financieros peruanos (como lo confirma la apreciación del sol peruano de los últimos meses). Pero las elecciones peruanas siempre tienen un elemento de “ruleta rusa” y seguramente el mercado empezará a descontar una prima de riesgo en los activos peruanos cuando las elecciones estén más cerca.
¿Perú aún es un país atractivo para la inversión extranjera?
Por supuesto. El Perú tiene una dotación de recursos naturales que el mundo va a seguir demandando. La posición geográfica del país le da ventajas comparativas como punto de conexión entre Sudamérica y Asia, lo cual puede ser aprovechado por varias industrias manufactureras. Todo ello asegura que el Perú seguirá en el radar de la inversión extranjera a pesar de los factores de incertidumbre.
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¿Hay espacios para reformas estructurales antes que culmine este Gobierno? ¿Qué reformas ve cómo necesarias para los siguientes años?
Dada la fragmentación política actual, perece existir poco espacio para aprobar reformas estructurales antes de que culmine este Gobierno. Pero si algo pueden hacer, lo deseable sería avanzar en reformas encaminadas a formalizar la economía y elevar la productividad. Una regla fiscal sostenible en el tiempo también sería deseable.
¿Cuál sería el mejor escenario para el Perú en el 2026?
El mejor escenario sería elegir a un gobierno focalizado en el crecimiento de mediano plazo, con políticas fiscales anticíclicas en vez de procíclicas, y con respaldo en el Congreso.
Algunos analistas han mencionado que el país está en un momento de “suerte” con el contexto internacional que atraviesa. ¿Estamos aprovechando esa “suerte”?
Los términos de intercambio se encuentran en niveles récord altos pero los niveles de inversión privada no. El escenario externo favorable está ayudando a mantener el crecimiento marginalmente por encima de 3%, pero si la inversión privada estuviese acorde con estos términos de intercambio, el crecimiento podría superar 4.5%. Esta “suerte” no está siendo aprovechada.
No es posible racionalizar el sustento de un nuevo retiro
Oganes también comentó sobre un propósito que ronda en el Congreso de la República: aprobar un octavo retiro de los fondos de las AFP.
“Si es una preocupación porque el ahorro previsional para el pago de pensiones futuras es clave para que la economía tenga capacidad de absorber choques externos, dar profundidad al mercado de capitales local, y mantener tasas de interés relativamente bajas a largo plazo”, explicó.
Agregó que “No es posible racionalizar el sustento económico para un nuevo retiro de los fondos de las AFP dado que la reforma de pensiones ya fue aprobada y la situación macrocíclica es positiva”.
Papeles peruanos
Oganes también se refirió a cómo percibe el apetito de los inversionistas internacionales por papeles peruanos (bonos y acciones).
“La estabilidad del crecimiento por encima del 3%, la caída de la inflación, los términos de intercambio positivos, la apreciación del sol y la posibilidad de que el Banco Central de Reserva siga reduciendo su tasa de interés de referencia hace que los bonos y acciones peruanos se vean atractivos”, mencionó.
Además, sobre cuál prevé será el siguiente movimiento de la FED y del BCR sobre las tasas de interés, recordó que los economistas de JP Morgan “esperan que la FED reduzca su tasa de interés 100 puntos básicos entre diciembre 2025 y mediados del 2026”.
“Para el BCR esperamos que siga reduciendo su tasa, pero sin urgencia, llegando eventualmente a 4%”, reafirmó. Hay que recordar que la tasa de interés de referencia local es de 4.5%, y se mantiene así desde mayo último.
Proyecciones de precios de oro y cobre
Ante la consulta sobre cuáles son las proyecciones del JP Morgan para los precios del cobre y el oro, Luis Oganes indicó que tienen “proyecciones positivas”. “El precio por tonelada métrica del cobre se espera que llegue a US$ 9,350 a fines del año y US$ 9,600 a fines del 2026. En el caso del oro, el precio de la onza troy se espera que alcance a US$ 3,675 y US$ 4,250 en esos mismos periodos”, detalló.

Editora de Economía y coordinadora de ESG del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con casi 10 años de experiencia profesional en el rubro.