
La industria chocolatera mundial se encuentra alarmada ante la crisis del cacao. El aumento dramático en los precios tiene su origen en la proliferación de plagas, en la caída de la producción —sobre todo en África— a causa de los cambios climáticos y, entre otros, en el abuso de los monocultivos.
Sobre el último punto, si bien la decisión de plantar grandes extensiones de terreno de una única especie asegura una eficiencia, también impacta perjudicialmente en la biodiversidad. Entonces, ¿qué está haciendo el Perú para evitar registros desfavorables en todos los terrenos donde se emplea esta forma de agricultura?
La palma aceitera, la caña de azúcar y el cacao son algunos de los productos que requieren una superficie exclusiva.
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Agroforestería en favor de la productividad
Por ahora, según recabó Gestión en un informe anterior, el Perú busca fortalecer con derivados del cacao su lugar en el mercado mundial.
César Romero, especialista en Mercados y Comercio Exterior del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), había precisado que la manteca y la pasta permiten robustecer cierto prestigio hasta que se estabilice la dinámica de comercio global.
“El posicionamiento se debe a la coyuntura internacional. En la medida que la coyuntura se normalice, la participación del Perú también lo hará. Sin embargo, creo que es importante empezar a consolidarnos con los derivados”, observó en su momento.
No obstante, surge la duda sobre el manejo de los terrenos —bajo el sistema del monocultivo— tanto de este producto como de los otros que lo exigen.
Al respecto, Jorge Figueroa Rojas, especialista en cultivos tropicales de la Dirección General de Desarrollo Agrícola y Agroecología del Midagri, señala al café, por ejemplo.
“Hubo una época en que bajó el precio del café fuertemente y la alternativa fue la diversificación. Es decir, tener, en el mismo espacio de las chacras de café, otro producto que contribuya con los ingresos. Ahora se está trabajando bajo la agroforestería”, explica.
La agroforestería es un método del uso de tierras que integra áreas de ganado y cultivos.
“El foco agroforestal lo entendemos como algo a mediano y largo plazo. Eso es lo que se está haciendo: generar mayor rentabilidad de la unidad de pie”, enfatiza.
En algunas zonas —comenta— se combina el cultivo principal, como el cacao, con la crianza de animales menores.
“Algunos con piscicultura (crianza de peces) o apicultura (crianza de abejas), para el tema de la miel y aprovechar las bondades que tienen las abejas en polinización. Todo el mecanismo diversifica la fuente de ingresos del productor”.


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Asociatividad como aliado del monocultivo
Figueroa identifica que el aprovechamiento de los monocultivos se desarrolla mejor en Amazonas, Loreto y San Martín, ya que los productores han adoptado la asociatividad como eje en su trabajo.
“Las zonas del nororiente están trabajando muy bien todo lo que es asociatividad y tecnología. Hay un proceso que se nota. En café y cacao han tenido bastante avance y han fortalecido sus organizaciones en el uso de tecnología”, afirma.
El panorama es distinto en el centro y sur del país, sobre todo en Cusco, Puno, Ayacucho, Huánuco y Pasco.
Uno de los retos es despojar los miedos alrededor del monocultivo: una fácil propagación de insectos que desata una dependencia de pesticidas sintéticos.
“La idea es trabajar en consonancia con el cuidado del medio ambiente. El trabajo está en compatibilizar eso. [...] El manejo del suelo se va a apoyar en la asociatividad. Hay cultivos que funcionan muy bien como monocultivo; algunos son de alta exportación, como la uva, el espárrago, el mango y el arándanos. Ellos ya tienen su ruta trazada”, insiste.
Para lograr esta armonía, el experto resalta el rol de la recuperación del suelo en el proceso.
“Muchos trabajan, cosechan y no devuelven nutrientes al suelo. Hay que revertir esa situación. No hay que olvidar que el productor es un empresario que debe invertir en su chacra, pensando en la sostenibilidad”, acota.
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Cultivos regenerativos en el Perú
Rainforest Alliance, entidad que entrega sellos de certificación a nivel mundial para avalar el equilibrio en el bienestar de las personas y de la naturaleza, define a la agricultura regenerativa como aquella climáticamente inteligente.
“Radica en que las amenazas específicas relacionadas con el clima —ya se trate de sequías, inundaciones o temperaturas en aumento, de una región, cultivo o incluso finca en particular— son los factores que determinan los métodos para responder a tales retos”, apunta en su portal oficial.
Este concepto ayuda a los productores a adaptarse a un clima mediante la identificación de sus retos particulares. “Es un tipo de adaptación dirigida”, resume la organización.
Figueroa también incluye este término en la lista de estrategias para cuidar los monocultivos.
“Con el tema de cultivos regenerativos, la idea no es ir, cosechar todos los años y no brindar los insumos al suelo para que su fertilidad regrese”, expone.
En ese sentido, trae a colación la campaña que el Midagri, a través del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), promueve. Se denomina “Perú 2M: Conoce la fertilidad de tu $uelo” y reúne mapas de fertilidad para que los productores, las entidades públicas y las entidades privadas tomen decisiones agrícolas.
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Cacao sostenible: un buen ejercicio
Un caso de correcto aprovechamiento del monocultivo se desarrolla en la comercialización del cacao. Recientemente, la organización agraria Cuencas del Huallaga Asociación de Productores Agropecuarios, en San Martín, logró la exportación piloto de 100 toneladas de cacao orgánico con trazabilidad geográfica hacia la chocolatera italiana ICAM.
El compromiso total, sin embargo, es de 2,500 toneladas para el 2025.
Este avance fue posible porque la sociedad cacaotera cumplió con el Reglamento de la Unión Europea sobre Deforestación (EUDR) y tiene el respaldo, además, de las certificaciones Orgánico, Fair Trade y Rainforest Alliance.
Por ello, el 100% de su producto se dinamiza bajo el esquema de Comercio Justo, es decir, bajo un modelo que promueve prácticas responsables.
Lamentablemente, esta es una pincelada en el universo total de la agroexportación peruana. Durante el primer ‘Cocoa and Coffee Trade Forum’, organizado por Adex, César Tello, el presidente, advirtió que las aplicaciones intensivas de agroquímicos desentonaban con la búsqueda de sostenibilidad.
“El verdadero riesgo no está solo en la volatilidad de los mercados, sino en cómo cuidamos nuestros cultivos. El uso de pesticidas prohibidos en el Perú como el Clorpyrifos —del que aún se encuentran trazas—, o el uso inadecuado del Fipronil, cuyo límite máximo de residuos en la Unión Europea es extremadamente bajo, podría hacernos perder destinos claves que hoy valoran nuestros productos”, avisó.

Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.