Pasa el tiempo y el mercado laboral continúa un lento proceso de recuperación. Sin embargo, en los últimos meses, pareciera que el panorama del empleo en Lima Metropolitana se ha complicado aún más.
Un análisis de Gestión identificó que, desde el trimestre móvil noviembre 2024-enero 2025, viene ampliándose la brecha en el ritmo del crecimiento entre la Población Económicamente Activa (PEA) y la no activa (no PEA), destacando una dinámica preocupante en este último grupo.
Esto ocurre, en un contexto donde, en cada período, la Población en Edad de Trabajar (PET) aumenta en alrededor de 4%. El reto está en conocer si este nuevo grupo de 340,000 personas cada año, aproximadamente según datos al último trimestre móvil analizado, se suma a los que tienen o buscan activamente un empleo; o quedan a un margen, sin trabajo e intenciones de encontrar uno.
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Cada vez “activos” van a menor ritmo en el mercado laboral
El último informe del empleo en Lima Metropolitana, correspondiente al trimestre mayo-julio 2025, mostró que el grupo en edad de trabajar creció un 3.9%, es decir, alcanzó un total cercano a 9.2 millones (342,900 más).
Esto debería suponer un incremento similar en la PEA, pero no fue así: el conjunto que cuenta con trabajo o está en búsqueda de uno aumentó solo 1.7%, a 5.9 millones de personas (98,300 más).
En este mismo período, también creció, pero a un ritmo significativo (y alarmante, según expertos) fue la no PEA: tuvo un aumento de 8.2%, a 3.3 millones de personas (244,700 más). Esto es más del doble del ritmo de los que se suman por edad de trabajar y casi cinco veces la velocidad de la PEA.
Lamentablemente, no se tratan de cifras aisladas, sino de una tendencia, con puntos críticos, desde hace siete trimestres móviles (noviembre 2024-enero 2025), identificó este diario.

¿Empleados por las economías ilegales?
Los expertos consultados para este informe expresaron una grave preocupación sobre el escenario laboral de Lima Metropolitana y los factores que lo explicarían.
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“Hay tres tipos de personas: el que trabaja; el que está desempleado, pero busca un empleo; y el que no trabaja ni lo busca. Lo que ha crecido, penosamente, son los últimos, la no PEA”, indicó Jorge Toyama, socio del estudio Vinatea & Toyama.
Para Toyama, el incremento de los inactivos laboralmente respondería a que “gana terreno” la desesperanza de encontrar un empleo. Esto va en línea con lo que este diario ya había comentado días atrás: en una reciente entrevista, Miguel Jaramillo, investigador de Grade, señaló que “la gente está tan escéptica de conseguir empleo en la situación actual que no está participando en el mercado laboral”.
Ante este complicado panorama, los trabajos relacionados a las economías ilegales aparecen.
“Las personas no trabajan porque no encuentran. Un grupo ya no busca porque se dedica a la delincuencia o a algo que no quieren declarar ante las encuestas del INEI, que se entiende podría ser ilegal. ¿Por qué una persona diría que no trabaja (cuando no tiene un impedimento para laborar)? Incluso, un informal también declara que trabaja, no se esconde. Toda la data indica que no están declarando porque -al menos un grupo- se dedicaría a economías ilegales. Es lo más probable”, mencionó Toyama.
El abogado laboralista comentó que, aún cuando hay ciertos empleos en el ámbito legal, podrían no estar resultando atractivos respecto a lo que ofrece la ilegalidad. Aquí se trata de extorsión, delincuencia, minería ilegal, entre otros.
Jorge Luis Ojeda, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), coincidió con el rol que estarían teniendo las economías ilegales ante esta reducción de los activos laboralmente.
“Esta tendencia podría tener que ver con otros tipo de actividades, que no son legales, que necesitan mano de obra y, naturalmente, no son declaradas. Una de ellas es, por ejemplo, la minería ilegal, que no es poca cosa, el dinero que genera es enorme y demanda intensivamente mano de obra”, refirió.

Ambos expertos señalaron que estarían dándose ciertos movimientos migratorios desde Lima hacia otras regiones en el marco de este fenómeno.
De otro lado, Toyama indicó que una proporción de los inactivos laboralmente serían quienes dejan la PEA para estudiar, pero en una reducida dimensión.
Ojeda agregó que esta variación de la no PEA tendría un efecto sobre el nivel de desempleo al distorsionar su panorama. Al reducirse las personas en la PEA, porque pasan a la inactividad, la proporción de desempleos se reduce. Esto responde a que la muestra es menor, no a que se dieron mejores condiciones.
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Lo que pierde Lima en empleo
Toyama orientó su preocupación hacia la sostenibilidad de la composición del mercado laboral, pues indicó que las economías ilegales también ganaron espacio en este rubro.
“Conforme se acerquen las elecciones, la inversión privada se va a contraer, lo que generará menos empleos en la legalidad, formal e informal. Y la situación actual es una clara expresión del avance agigantado de las economías ilegales”, mencionó.
Su perspectiva, para los próximos meses, es adversa, pues con el inicio de las campañas electorales, la salida de este Gobierno y la instalación del siguiente, el impulso del empleo en buenas condiciones no será una de las prioridades. “No se aprecia en el horizonte algo que ayude a revertir [esta tendencia]”, sostuvo.

Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.