
Pese a algunos avances, el Perú aún no logra los niveles de progreso que tenía antes de la pandemia, reveló el Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Índice de Desarrollo Humano (IDH), que mide el acceso a salud, educación e ingresos, aumentó solo 2.16% en los últimos siete años ante una limitada recuperación del ingreso promedio y la esperanza de vida al nacer.

Los departamentos de Moquegua, Arequipa, Lima, El Callao e Ica muestran los valores más altos del IDH en el 2024.
En tanto Huánuco, Puno, Cajamarca, Huancavelica y Amazonas tienen los valores más bajos.

Desigualdades afectan el desarrollo humano en Perú
Al ajustarse el IDH por desigualdad de cada zona, los resultados son más preocupantes. En 2017, el país perdía en promedio un 17.98% de su desarrollo humano potencial debido a la desigualdad, mientras que 2024, la cifra aumentó levemente a 18.07%.
“La desigualdad se mantiene ‘estable’. No hemos tenido mejoras en términos de desigualdad para el desarrollo humano de las regiones”, comentó Carlos de los Ríos, economista senior del PNUD.
Este escenario se agrava en regiones como Huánuco, Ayacucho, Áncash, Puno, Cajamarca y Cusco, donde las desigualdades son mayores. Según el economista, el principal factor detrás de esta penalidad es el ingreso, mucho más variable que los otros componentes del IDH.
Esta tendencia de estancamiento en el crecimiento del desarrollo humano, indicó Bettina Woll, representante del PNUD, es consistente con lo observado a nivel de América Latina y el Caribe.
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Estado presente, pero desigual
En paralelo, el informe también reporta que el Índice de Densidad del Estado (IDE), que mide la presencia de servicios públicos como salud, educación, electricidad y acceso a agua y saneamiento, ha crecido un 5.8% entre 2017 y 2024. Sin embargo, ese avance sigue siendo insuficiente frente a la dispersión poblacional y el crecimiento demográfico.
De acuerdo con el estudio, el 80% del crecimiento en el IDE se explica por el aumento del número de médicos por cada 10 mil habitantes, mientras que los avances en agua, saneamiento y electrificación fueron mínimos.
Este año el informe también incluyó dos nuevas dimensiones: conectividad y servicios de seguridad ciudadana. Con esto, se concluye que departamentos como Loreto y Ucayali continúan siendo los más afectados por la menor presencia de servicios públicos.
Pese a que existe una correlación general entre el IDH y el IDE, que implica que donde hay más servicios públicos, se espera un mayor desarrollo humano, hay casos atípicos como los de Loreto, Ucayali y Madre de Dios, que presentan un nivel de servicios públicos menor en comparación con su posición en el índice de desarrollo humano.
Uno de los elementos que están vinculados a esto son las tasas migratorias, precisó Iván Lanegra, coordinador general del IDH del PNUD.
"Que haya más personas que llegan a estos departamentos origina que el IDE parezca menor porque los servicios no crecen a la velocidad que crece la población. Otro elemento vinculado con el ingreso es que esas zonas pueden generar ingresos que no dependan de los servicios del Estado”, explicó.
De hecho, en los últimos años las tasas de migración interna neta más altas se registran en Madre de Dios, Ucayali e Ica.
Esto se daría debido a que existen fuentes de empleo que atraen a las personas a estos departamentos.
Específicamente, en el caso de Madre de Dios y Ucayali, se señala que estas oportunidades de empleo están vinculadas con la minería y la tala, pero “no todas se hacen bajo condiciones formales”.

El impacto de las economías ilegales en el IDH
El papel de las economías ilegales -como la minería ilegal, el narcotráfico o la tala ilegal- viene tomando mayor relevancia en los territorios con menor desarrollo. Madre de Dios y La Libertad, donde hay un alto nivel de actividad ilícita, se posicionan entre las 10 regiones con mayor IDH.
Pero, esto no es igual en todas las provincias con presencia de actividades ilícitas, pues muestran patrones diversos en su IDH.
Si tenemos en cuenta que el componente de ingresos es el que aporta mayor variabilidad en la desigualdad del IDH, esto implicaría que, aunque en algunas regiones haya más dinero -por las economías ilegales o por migración interna-, eso no se traduce automáticamente en mejores condiciones para todos.
Aunque estas economías generan ingresos, lo que puede “elevar” el IDH, al mismo tiempo dificultan el trabajo del Estado. Por ejemplo, al haber más dinero circulando en la zona, pueden mejorar la medición ingresos promedio, pero no necesariamente la educación o el acceso a salud.
“El índice de desarrollo humano es una aproximación. Hay otras dimensiones que no están consideradas (...) Puede ser que cuando miremos otras dimensiones, encontremos que en Madre de Dios puede haber un aumento del indicador en, por ejemplo, impactos ambientales o conflictividad social, otros elementos nos dan cifras que no ya no son tan positivas”, sostuvo Iván Lanegra.
Además del deterioro en las condiciones de vida de las personas aumentando la incertidumbre, también hay otros fenómenos que se presentan por una expansión de las economías ilegales.
“Por ejemplo, no todos evalúan negativamente la presencia de las economías ilegales, se está produciendo cierto nivel de tolerancia a estas”, advirtió.
En algunas zonas se viene formando una especie de “gobernabilidad”, por acuerdos entre informales, distinto a la gestión deseada para impulsar el desarrollo humano, finalizó.