Las tarifas eléctricas en el Perú, que en las últimas décadas –a pesar de diversos altibajos- se han mantenido relativamente estables, podrían quedar más expuestas a las variaciones del libre mercado, a raíz de la reciente modificación a la normativa del sector dada para promover las energías renovables no convencionales (RER).
Ello significa que, cuando haya reducción de costos en la generación de electricidad, los usuarios regulados (a quienes se aplica esas tarifas) deberían ver reducciones en sus facturas de luz, pero, por el contrario, cuando haya aumentos en esos costos, los mismos se trasladarían a esos usuarios (lo cual actualmente no sucede).
Así lo advirtió, en diálogo con Gestión, el ex viceministro de Energía, Arturo Vásquez Cordano, en referencia a la Ley 32249, que dictó el Congreso a fines del 2024, a fin de incentivar las inversiones en plantas solares (RER).
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Situación de esa ley
El Gobierno promulgó esa ley el 18 de enero de este año, y a la fecha, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) está en proceso de elaboración de su respectivo reglamento, según informó ese sector a Gestión.
El aspecto más conocido de esa norma es que establece bloques horarios para permitir que las plantas de energía solar puedan abastecer al mercado en horas en que brilla el sol, y de esa forma, puedan participar en las licitaciones para comprar energía que convoquen las distribuidoras del servicio eléctrico.
Esta normativa se sustentó en la idea de que, al tener las energías renovables (RER) un menor costo en su operación que las centrales tradicionales (hidroeléctricas y térmicas a gas natural), podrían llevar a reducciones en las tarifas reguladas.
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Sería un arma de doble filo
No obstante, observó Vásquez -ex gerente de estudios económicos de Osinergmin- esta ley puede ser un arma de doble filo, al introducir un elemento de riesgo para los usuarios regulados, de forma que cuando suban los costos en la generación, éstos en adelante serán trasladados a sus tarifas.
Su referencia es a la segunda disposición complementaria final de la nueva ley, que dispone que el precio en barra (de generación) que fija Osinergmin, no podrá diferir de más de 10% del promedio ponderado de los precios de las licitaciones y de los contratos de usuarios libres, vigentes al 31 de marzo de cada año.
Su preocupación radica en que los precios de los contratos de usuarios libres (grandes clientes no regulados) a que hace referencia esa norma, suelen estar sujetos a los vaivenes que tiene el precio de la energía en el libre mercado eléctrico (no regulado).
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Impactos de la sequía
Como antecedente de ello, es preciso recordar que, entre octubre del 2022 y a lo largo del 2023, el país vivió un prolongado periodo de sequía, que redujo la producción hidroeléctrica, y aumentó la generación con Diésel, lo cual disparó los precios de la energía en el libre mercado eléctrico.
Así, los precios promedio de US$35 por megavatio por hora (Mw/h) que se registraban en ese mercado hasta antes de la sequía, a raíz de ésta y el mayor uso de Diésel, se dispararon entre US$180 a US$250 por Mw/h), lo cual las distribuidoras trasladaron a los clientes libres (pero no alcanzó a los regulados, protegidos por la regulación actual).
El 2024, con la disipación de los fenómenos El Niño y La Niña (que propiciaron la sequía), la producción hidroeléctrica se normalizó, y los precios de la energía (en el mercado libre) se redujeron en 59% (a US$30.3 por Mw/h) versus el 2023, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
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Beneficio por ahora a clientes libres
Esta bajada de costos indicó Vásquez, podría beneficiar a los clientes libres, cuyos nuevos contratos podrían ver a su vez menores precios, pero aún no a los regulados, por cuanto aún la nueva ley no cuenta aún con reglamento.
Sin embargo, insistió, si bien hoy tenemos precios bajos, cuando tengamos estiajes muy pronunciados o un fenómeno El Niño muy complicado, los costos marginales se pueden volver a disparar.
“Eso ahora sí se va a trasladar al precio de generación (para las tarifas), bajo este mecanismo (cambio en la regulación actual), que es un arma de doble filo”, remarcó el experto, que cuestionó que esta parte del cambio regulatorio no tiene nada que ver con la promoción de las RER.
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Laca: es mala señal para regulados
A su turno, el especialista en energía Rafael Laca, observó que ese cambio regulatorio en el sector eléctrico podría tener el mismo efecto que tuvo el retiro de algunos derivados del petróleo del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles (FEPC).
Coincidió en que ese retiro –que dejó a los consumidores a merced del mercado internacional- llevó a alzas de precios de combustibles, y que, en este caso, no es una buena señal (para los usuarios eléctricos regulados), y que más estaría beneficiando a las empresas generadoras, dado que el eléctrico es un mercado muy variable.
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