
El uso de redes sociales es inherente a la interacción humana porque nos permite compartir —y revisar— lo que nos define como individuos. Especialistas consultados por Gestión explican la importancia de los perfiles digitales en los planes de crecimiento profesional, así como la brecha entre libertad de expresión y cuidado de la reputación empresarial.
Redes sociales como un complemento del CV
Paulo Stoll, director Finance, Technology & Real Estate de Cornerstone, menciona que en los procesos de headhunting se revisa en particular el perfil de LinkedIn como parte del análisis integral del candidato, ya que permite observar cómo transmite su trayectoria, qué temas le interesan y si hay consistencia entre su discurso profesional y los valores o necesidades que exige su puesto. Sumado a las redes de contactos en común que deviene en referencias informales o validaciones confidenciales.
“En caso de profesionales o ejecutivos, un perfil que comunica con claridad, enfoque y criterio suele reforzar la percepción que se tiene antes de una entrevista”, comentó a Gestión.
LEA TAMBIÉN: ¿Cómo revisar y limpiar tu “huella digital” en redes sociales antes de tu cita para la visa a EE.UU.?
Por su parte, Bárbara Kübler, Chief Human Resources Officer de Talana, sostiene que las redes sociales otorgan una perspectiva complementaria al curriculum vitae. Más allá de LinkedIn como historial profesional, si se quiere conocer los intereses personales o posibles indicios de comportamiento que no se ajusten a valores de la empresa, los reclutadores pueden consultar otras redes (léase, X, Facebook, etc).
“No se trata de evaluar la vida privada, sino de determinar si existe coherencia entre lo que se declara profesionalmente y lo que se proyecta”, señala a este diario.

Las oportunidades de tener un perfil online ordenado
Ambos expertos coinciden en que si bien el social media profile de un aspirante no determina su éxito en una entrevista laboral, tener uno “bien construido” puede influir positivamente y abrir mayores oportunidades.
Dentro de estas cualidades de un perfil digital se encuentran:
- Compartir contenido relevante de la industria
- Mostrar un pensamiento crítico y participar activamente en debates profesionales
“Una presencia online bien trabajada refleja actualización, criterio y capacidad de comunicar su propuesta de valor. Un buen posicionamiento en redes puede traer oportunidades que el profesional ni siquiera estaba buscando activamente”, refiere Stoll.
LEA TAMBIÉN: Periodos en blanco en el CV: ¿Cómo convertir una pausa laboral en una oportunidad?
Dentro de ese abanico, los reclutadores pueden ver en el aspirante a un “potencial embajador de la marca” —añade Kübler—. A su criterio, un candidato con habilidades de comunicación efectivas puede representar a la empresa en eventos, fungir de vocero sectorial, atraer talento o planes comerciales.
Kübler señala que en áreas como marketing, ventas, comunicación, liderazgo y tecnología, una buena reputación digital puede ampliar el valor profesional.
¿Y si no soy muy activo en redes sociales? La especialista en recursos humanos aclara que no es un requisito indispensable para todos los puestos laborales publicar contenido a cada rato, aunque para roles estratégicos, comunicacionales o comerciales puede verse como una ventaja, “lo importante es que aunque no se publique con frecuencia, el perfil sea claro, actualizado y profesional”.

¡Cuidado con lo que publicas!
“Publicaciones que generan ruido o contradicen los valores de una organización pueden levantar alertas”, expresa Stoll, en referencia a los aspirantes y trabajadores que manejan un perfil en redes más explosivo.
El representante de Cornerstone recalca que Recursos Humanos contrasta lo que ve en redes sociales con las evaluaciones psicológicas, para posteriormente tomar una decisión sobre su futuro en la empresa. Son clave aquí los exámenes estructurados y profundos para tener una visión más completa y justa del objetivo.
LEA TAMBIÉN: ¿Y si todos se van? Estudio advierte fuga masiva de universitarios, las razones
Sobre la brecha entre libertad de expresión y reputación, Stoll aclara que pese a la sensibilidad del tema, las empresas pueden definir ciertos marcos de comportamiento digital. “No es restringir la libertad de expresión sino de tener claridad sobre los límites cuando uno representa, de forma directa o indirecta a una empresa”, apunta.
Kübler se ampara en los códigos de ética de cada empresa y sus reglamentos internos —los cuales “deben ser claros desde el inicio”— ya que no se debe afectar la imagen institucional, y considera vital que se este tipo de casos se aborden desde el diálogo para la prevención.