
Machu Picchu atraviesa su alta temporada de afluencia —junio, julio y agosto— y, por ello, la Gerencia Regional de Comercio Exterior, Turismo y Artesanía de Cusco (Gercetur) ha sugerido un nuevo esquema de aforo: los 4,500 boletos fijos podrían convertirse en 5,600; y los 5,600 para el periodo de mayor demanda, en 5,940.
No obstante, la ciudadela registra un contratiempo reputacional vinculado, justamente, a la venta de entradas. Por ahora, el despacho tanto presencial como virtual dificulta que los turistas adquieran un pase y los obliga, más bien, a permanecer en Aguas Calientes hasta por tres días.
Los expertos, ante tal panorama, analizan qué tan oportuno resultaría un reajuste en el número de visitantes.
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Machu Picchu: el aforo no es la prioridad
Edgar Vásquez, exministro de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), examinó la propuesta que Rosendo Baca Palomino, cabeza de Gercetur, lanzó ante RPP.
“Más allá del número específico [de boletos], los peruanos tenemos que mejorar la forma en la que estamos abordando esta problemática. Ahora podríamos hablar de aumentar el aforo de Machu Picchu, lo cual podría ser técnicamente posible; sin embargo, para que pueda materializarse hay que resolver primero los otros aspectos. ¿Cómo vamos a garantizar una correcta entrega de esas entradas a los visitantes si tenemos problemas con la venta de las mismas?“, cuestionó.
Para el experto, resulta enrevesado hablar de una cifra de boletos cuando la dinámica de venta configura una de las mayores quejas entre los turistas.
“Lo que va a generar esto es más congestión, mayor afectación de la imagen internacional del país. Machu Picchu pueblo, por ejemplo, tiene problemas con la falta de estándares para las construcciones, con el tema de saneamiento, con la protección ante momentos de crecida de ríos, con la posibilidad de conectarlo con otras carreteras”, enlistó.
En suma, el extitular de la cartera pidió sostener una mirada más amplia y sistémica del problema para que, con el tiempo, el aumento sostenible en el número de visitas a la maravilla mundial sea la única tarea.
“Imagínate tener un pueblo totalmente copado, pero con todos los riesgos que todavía no logramos superar”, deslizó.

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Machu Picchu: ¿y la venta de boletos?
Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo (Apavit), se mostró a favor de la intención de Gercetur de buscar soluciones al problema de acceso a Machu Picchu, pero extendió una acotación.
“Si bien fijar un número uniforme de 5,600 visitantes diarios puede aportar predictibilidad, la viabilidad de esta propuesta dependerá de la implementación de un sistema de venta de boletos claro, transparente y tecnológicamente robusto, que evite la especulación y brinde confianza tanto a turistas como a agencias de viajes“, refirió.
Al respecto, recomendó que se estandarice un sistema de boletaje digital único y centralizado, el cual podría garantizar, al fin, transparencia en la venta de tickets. A ello le sumaría el factor diversificación: “Promover circuitos alternativos como Choquequirao, Valle Sagrado y otros atractivos que reduzcan la presión sobre Machu Picchu”.
Coincidió Enrique Quiñones, CEO de tours Viajes Pacífico (Vipac) y exdirector de la Asociación Peruana de Operadores de Turismo Receptivo e Interno (Apotur):
“Cualquier incremento será poco para la gran demanda que existe sobre Machu Picchu en los meses de temporada. Lo que afecta tremendamente es ese 25% de entradas que se destina para venta local. [...] Perú debe abocarse al crecimiento de otros segmentos de negocio turístico, como es el de convenciones y turismo de negocios en ciudades que no sean Machu Picchu. La ciudadela tiene un límite de crecimiento y no podemos sobrecargarla”.
En ese sentido, Acosta enumeró otras medidas, como la gestión diferenciada entre temporadas altas y bajas, con estrategias de horarios extendidos, control de flujos y campañas para incentivar la visita en meses de menor afluencia; y la mayor coordinación público-privada en la distribución ordenada de los cupos.

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En defensa del prestigio de Machu Picchu
Vásquez señaló que alrededor de la idea de ampliar el aforo se deben conformar alianzas entre los actores del sector turismo.
“Debemos utilizar nuestra red de embajadas, de consulados, de oficinas comerciales en exterior, para que cuando se haga campaña de promoción del Perú en materia turística, y en particular de Machu Picchu, se explique que las entradas tienen que comprarse con anticipación. Y a eso tiene que acompañarlo un sistema que garantice una buena experiencia, porque, hay que decirlo con sinceridad, ahora es un poco tortuosa”.
Recordó que ahora predomina una atmósfera casi de “imposición” hacia el turista, quien, en lugar de deliberadamente disfrutar del pueblo de Machu Picchu, opta con desilusión por pernoctar.
“El número [de visitantes] puede ir creciendo en función de lo que resolvamos. Desde la experiencia de compra hasta la experiencia de visita y las experiencias adicionales que podríamos generar. Estamos cerrados con el número de entradas y no estamos garantizando una experiencia amigable”, precisó.
Asimismo, el especialista insistió en que “hay que encontrar también un nuevo modelo de gobernanza que nos permita garantizar las mejoras“.
“El número debe ir aumentando paulatinamente y de manera técnica, pero garantizando que se van resolviendo a la vez todos estos otros elementos capaces de hacer viable una experiencia a la altura de esta maravilla”, concluyó.

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Actualización en la capacidad de carga
Gercetur argumentó la propuesta del nuevo sistema de aforo en la validez de los estudios de capacidad de carga que se realizaron en el 2015. “Estos estudios siguen vigentes”, sostuvo la cabeza.
En esa línea, el presidente de Apavit consideró que el estudio del 2015 fue una referencia importante, pero que diez años después resulta indispensable contar con una actualización.
“En este periodo, la infraestructura, los flujos turísticos, las dinámicas sociales y el propio entorno del sitio han cambiado. Un estudio actualizado, con metodologías modernas y una visión integral, permitirá establecer un aforo realista que garantice tanto la conservación del patrimonio como la sostenibilidad de la actividad turística, que es el motor económico de Cusco y del país", puntualizó Acosta.
La buena noticia es que, a inicios de agosto, Javier Rosas del Portal, director general de Investigación y Estudios sobre Turismo y Artesanía del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), informó que, en el 2026, se desplegaría un nuevo análisis. Esta futura observación involucrará a diferentes sectores y demandará seis meses.
“El principal criterio va ser el científico, no habrá otro pilar que el de la conservación para la elaboración del estudio de capacidad de carga”, explicó el funcionario en su momento. “Será inédito y participativo”.


Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.