
Escribe Luis Miguel Elías, Socio de Rebaza, Alcázar & De Las Casas
El primer trimestre del 2025 registró precios del cobre con tendencia al alza. El metal rojo alcanzó hacia finales de marzo un pico récord de US$5.24 por libra.
Según estadística del BCRP, el crecimiento del precio promedio del cobre pasó de US$3.85 por libra en el 2023, a US$4.15 por libra en el 2024, marcando una tasa de crecimiento anual del 7.79%.
A su vez, se proyecta que para el 2025 el cobre alcanzará un precio promedio de US$4.22 por libra en el mundo, el precio promedio más alto registrado en la historia para este metal.
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Son varios los factores que convergen en un auspicioso panorama para el precio del cobre. Sin lugar a duda, la demanda por este concentrado tiene un aliado en la transición energética hacia fuentes renovables.
La necesidad de infraestructura para solares y eólicas, vehículos eléctricos, el boom de la infraestructura digital, el auge de la inteligencia artificial y necesidad de almacenamiento de datos, entre otros, son claros ejemplos de más consumo de este metal en años recientes.
Asimismo, iniciativas de China, EE.UU. y Europa sobre inversiones internas en programas de infraestructura, construcción, telecom y redes eléctricas también influyen en la demanda.
En Perú, el precio del cobre, los valores listados en la BVL y la cotización del sol se encuentran estrechamente interconectados. Un gran número de empresas listadas en la BVL son mineras.
El resultado de operaciones de estas empresas, con precios récord del cobre, tiene un efecto positivo en la cotización y eventual rentabilidad de sus valores. Ante el incremento del precio de un producto de exportación bandera, se suele fortalecer la moneda local del país exportador.
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Coincidentemente, el anuncio, suspensión, y tensión existente por la política de aranceles impulsada por EE.UU. tendría como efecto un retroceso del dólar frente a otras monedas, incluyendo el sol.
En este contexto, nos queda como tarea para el Perú propiciar mayores incentivos para atraer inversión formal para la exploración y explotación de nuestro potencial cuprífero, reducir y eliminar la minería ilegal (que también afecta la producción del cobre), y afinar la competitividad del país.
Solo construyendo y maximizando sobre nuestras fortalezas podremos capitalizar a largo plazo la importancia del cobre como principal indicador económico.
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