
¿Una crisis silenciosa amenaza al sector agrícola de Perú? La agresiva expansión de la frontera de labranza — aproximadamente 4 millones de hectáreas en los últimos 40 años— ha intensificado la degradación del suelo. Pero ese no es el único problema: en términos médicos, la tierra pide a gritos un “chequeo”, y los agricultores le dan “vitaminas” al azar.
Ante la dinámica, el factor sostenibilidad queda relegado. Se masifica, más bien, una mal manejo de los suelos sódicos y salinos —espacios con capacidad negativa para que la planta absorba agua y nutrientes— en la costa y sierra del país.
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Análisis de los suelos de Perú
La práctica que se configura como un riesgo para las 14.2 millones de hectáreas de uso agropecuario a nivel nacional es la ausencia de diagnóstico del suelo antes de la siembra.
Así lo recabaron los expertos durante la conferencia “SOS de los suelos e instrumentos de gestión y estudios de impacto ambiental para la sostenibilidad agraria”, a cargo del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
En detalle, Alberto Cortez, especialista de la Dirección de Proyecto Suelos y Aguas del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), defendió el principio fundamental de que el cultivo se adapte a las condiciones del suelo y no al revés.
“Con el diagnóstico podemos ver si la aptitud natural de la tierra es para cultivos en limpio, cultivos permanentes, pasto, producción forestal o espacios de protección”, sostuvo.
Asimismo, argumentó que es oportuno saber si la tierra proyectada para cultivo contiene sales solubles. “Si el suelo es salino, listo, no hay remedio. [...] Se debe buscar qué planta es tolerante. Solo como ejemplo, Ica exporta espárragos, higo, granada... cultivos que toleran la salinidad”, agregó.
Para él, la sostenibilidad no significa, además de mantener la productividad, asegurar la longevidad del recurso. El cuidado implica que las prácticas agrícolas permitan producir de manera eficiente y, simultáneamente, recuperar y restaurar el suelo cuando este se deteriora.
Por su parte, Kenyi Matos Quispe, investigador y colega de Cortez, colocó sobre la mesa la relación del cuidado de la tierra con la seguridad alimentaria.
“El incremento de la superficie agrícola nacional tiene que ir de la mano con un nuevo enfoque de manejo de suelos, que permita conservar la fertilidad natural y también garantizar la seguridad alimentaria sin tener un desmedro de la productividad, que al final es el indicador base para la economía de los pequeños productores”.

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¿Fertilizantes vs. salud del suelo?
Matos abordó otra dificultad: la acidez en las tierras del Perú. “Uno de los problemas más importantes de nuestro país es que más del 50% del territorio peruano está en suelos con niveles de acidez muy fuertes, por debajo del 5.5 (PH). Entonces, hay problemas de degradación por acidez de suelo”, precisó.
¿Qué implica la acidez? Un inconveniente para la disponibilidad de nutrientes durante el crecimiento vegetal.
En esa línea, el vocero enfatizó la necesidad de dejar de enfocarse solo en nitrógeno, fósforo y potasio como principales fertilizantes y, en su lugar, diagnosticar la nutrición de otros elementos esenciales.
“La planta necesita 17 nutrientes; no solo nitrógeno, fósforo y potasio. Necesita hidrógeno, carbono y oxígeno, elementos mayores que la naturaleza da de forma gratis. [...] Luego siguen calcio, magnesio, azufre, cloro; y los micronutrientes esenciales, que son hierro, boro, manganeso, zinc, cobre, níquel y molibdeno”, enumeró.
En suma, aparte de las evaluaciones sobre la salinidad y la acidez del suelo, están en la lista la sodicidad, la compactación física y la pérdida de fertilidad biológica.

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Normativa y cuidado ambiental
Ante el panorama de alarma, Manuel Humán, especialista de la Dirección General de Asuntos Ambientales Agrarios del Midagri, se centró en el marco normativo que vigila la sostenibilidad ambiental en el sector: el nuevo Reglamento Ambiental, que entró en vigencia el 10 de junio de 2024.
Este marco legal busca, alinear el “cuidado verde” en las actividades agrarias con las exigencias de los mercados internacionales y los desafíos del cambio climático.
Puntualmente, el reglamento formaliza y simplifica los instrumentos que las actividades deben usar para obtener el permiso de operaciones: ficha técnica ambiental, declaración de impacto ambiental, estudios de impacto ambiental y programa de adecuación y manejo ambiental.
Y con la finalidad de informarles a los peruanos cómo acceder gratis al análisis sobre la fertilidad del suelo, intervino Sócrates Olivera, director del Proyecto Suelos y Aguas del INIA.
A disposición de los agricultores, se encuentra la campaña “Perú 2M”, cuya estimación es analizar 2 millones de muestras de suelos en todo el país.
En la página oficial del Gobierno, se especifica que el propósito es construir el mapa de fertilidad de suelos del país y dotar a los productores de un instrumento de toma de decisiones para una mejor planificación de la campaña de siembra, elaboración de planes de fertilización y promover, de este modo, una gestión sostenible del suelo.
- El dato:
Son dos los cultivos que más se han desarrollado al abarcar territorios en Perú: la palma aceitera creció 1,062% desde su extensión original, en 1985; y el arroz lo hizo en 193% durante el mismo lapso.









