El protagonismo de algunas iniciativas gubernamentales que mueven la economía del Perú no ha disminuido tras la ratificación, adición y rotación de quienes encabezan el reformulado gabinete ministerial. Al contrario, se ha agudizado la vigilancia en la materia.
En ese sentido, Juan Carlos Castro, reelegido titular del Ministerio del Ambiente (Minam), detalla en exclusiva para Gestión cuál es su rol en asuntos como el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), la sobrerregulación en procesos administrativos, la custodia hídrica y más.
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Reinfo: una labor de acompañamiento
Días atrás, Castro aseguró ante los medios que el Reinfo dejará de existir en el 2026. Es decir, no habría una nueva prórroga una vez que se utilice la única ampliación que se contempla por ley a mitad de este año.
“El plazo establecido para el Reinfo es hasta el 30 de junio, con una única ampliación que puede ser al 31 de diciembre del 2025. Para el próximo año ya no debe haber Reinfo”, declaró.
Recordó, asimismo, que el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) constantemente supervisa el cumplimiento de los compromisos que las empresas asumieron con respecto a su entorno.
Ante este diario, aclara que su postura es de “colaboración” con el Ministerio de Energía y Minas (Minem): “No es una norma nuestra, pero dentro del grupo de trabajo hemos conversado con el Minem [...] y se nos ha indicado que el Estado va a ser mediador entre la empresa grande y los (mineros) pequeños, cuyos contratos no son los adecaudos para que operen”.
Además, el Minam apoyará a los gobiernos regionales con el programa presupuestal que el Minem anunciará pronto, el cual tiene como objetivo “fortalecer las capacidades” a través de la facilitación de equipos, refinanciamiento y supervisión.
“OEFA no puede meterse, por impedimento de la norma, pero sí podemos orientar al fiscalizador, que es el gobierno regional. Entonces, por ahí estamos ayudando”, acota.
Insiste en que hay constante conversación con el Minem sobre el excesivo número de requisitos: “Que sean 5 o 10 como máximo, los claves para formalizar”, sugiere.

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Shock desregulatorio
Para ir en línea con la agilización que procura el denominado shock desregulatorio, el Minam ha decidido poner nuevos ojos sobre la norma primigenia del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), aprobada en el 2001 y vigente desde el 2009.
“Esta norma, que debería haberse aplicado de manera sencilla y rápida, se ha vuelto compleja. Cada proyecto de inversión se aprueba en cuatro o cinco años, es increíble. Lo que hemos hecho es volver a la norma inicial, y está hoy publicado para la consulta la nueva modificación al SEIA. Estamos formulando una visión para que, en un solo acto administrativo, podamos obtener todos los títulos habilitantes”, comenta Castro.
Afirma que, a julio, cuando se venza el plazo para el despliegue del primer paquete del shock desregulatorio, la readaptación del texto estará lista.
Incluye en sus avances a la Línea Base Ambiental Pública (LBAP), un sistema de información que centraliza y actualiza datos sobre los componentes de las cuencas hidrográficas en Perú, data oportuna para los estudios ambientales.
“Con ello le estamos quitando la carga al privado, porque aquí lo que hemos hecho por muchas décadas es trasladar la responsabilidad del sector público al privado. Tú (sector privado), dime si hay agua o no”, precisa.
Estima, así, que los evaluadores podrán contar con más tiempo para medir los impactos y configurar un plan de manejo. “Ahí es donde tienen que poner toda la atención y no distraerse en otro lado”.
Requieren más tiempo —y no llegan a julio—, según Castro, otros mecanismos de destrabe: por ejemplo, la creación de un programa integral que agrupe a los organismos adscritos, como Senamhi, IGP y Sernanp.
“Hemos anunciado también la construcción de un programa presupuestal de supervisión y fiscalización ambiental para ayudar a los gobiernos regionales. [...] Estos fondos van a provenir de fondos públicos, pero también de fondos internacionales, como del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”.
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Cuencas hidrográficas como prioridad
Falta menos de un año para las elecciones del 2026 y el Minam —confiesa— no se está concentrando en las soluciones directas para paliar el déficit hídrico que enfrenta el Perú cada verano. Frente a los reservorios llenos de sedimentos, “hay dos cosas por hacer”, sostiene Castro. “Descolmatar, que es carísimo, o elevar el dique para almacenar el agua”, especifica.
La lupa más bien se ubica en la consolidación de la gestión de cuencas hidrográficas. “Estamos próximos a aprobar los lineamientos nacionales. Recién nos pondremos a la par de Brasil, Colombia y Centroamérica. Esto nos va a ayudar a armar el plan hídrico nacional para determinar en cada una de las cuencas la oferta que hay de agua”, explica.
“Y, en función a ese plan hídrico, podemos decir en qué cuencas, de qué regiones, se necesitan obras hidráulicas. Por ejemplo, en la cuenca del Santa, que abastece el proyecto de Chavimochic. También en las partes altas, como dentro del Parque Nacional Huascarán”, agrega.
Por ahora, el Grupo de Expertos Técnicos para el Análisis de Riesgos Climáticos (GET-ARCC) evalúa 27 cuencas hidrográficas del país. El análisis involucra a las cuencas Rímac, Lurín, Piura, Ica, Santa, Mantaro, Chira, Chancay-Lambayeque, Chancay – Huaral, Locumba, Caplina, Camaná, Alto Marañón y más.
“Pero necesitamos ampliar la lista para que tengamos todas las cuencas analizadas, estudiadas; y así los próximos gobiernos, con una herramienta como esa; definan en dónde inician las obras hidráulicas”, resume.
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Desabastecimiento hídrico: el papel de las cuencas
Antón Willems, director ejecutivo de Profonanpe, fondo ambiental del Perú, avala la prioridad del Minam.
El experto comparte sus observaciones con este diario en el marco de la Cumbre Ministerial del Agua de América Latina y el Caribe, un espacio de diálogo multinacional en el que se promueven las alianzas público-privadas en torno al recurso base.
Él considera que una de las soluciones más inmediatas para el desabastecimiento hídrico es la gestión de cuencas.
“En la gestión de cuencas lo que tenemos que encontrar es cómo utilizamos tanto la infraestructura natural como la cultural. La infraestructura cultural son estas prácticas tradicionales que tenían las comunidades antes: reservorios, sistemas de diques, pequeños muros de adobe”, refiere.
Analiza, en ese sentido, lo que permite el fomento del proceso de planificación, desarrollo y administración de los recursos hídricos.
“Conforme vayamos utilizando la gestión de cuencas de una manera óptima, podremos incluir, seguramente, presas y reservorios con fierro y cemento, porque eso lo que da es volumen para canalizar el agua hacia distintos sectores. En la cuenca alta ponemos infraestructura cultural; y en la cuenca media ponemos las represas”, recomienda.

En este campo, la inteligencia artificial ya es una pieza del rompecabezas.
“La IA se utiliza para los temas de teledetección y el uso de imágenes satelitales, y a partir de esas imágenes se analizan los constantemente los cambios de patrones”, ilustra Willems.
Enlista, asimismo, las ventajas extra:
“Por ejemplo, con las imágenes satelitales podremos identificar mucho más rápido potenciales incendios forestales, que ocurren tanto en la zona amazónica como en la cuenca andina y en la zona costera. Podremos identificar también dónde hay embalses naturales que pueden estar poniendo en riesgo la cuenca baja”.
Cita el trabajo que Profonanpe despliega en la zona de Datem del Marañón, donde monitorea las cuencas de los ríos para coordinar con los bionegocios de las poblaciones locales.
“De un tiempo a esta parte hemos podido identificar también riesgos de actividades ilegales. Por ejemplo, minería, que antes no era visible, sino que hoy con la información que manejamos y con el contraste podemos saber desde cuándo empezó y qué escala tiene. [...] Lo que tenemos que garantizar es que las decisiones sigan siendo ejecutivas”, finiquita.

Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.