
En conversación con Gestión, Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, da su mirada sobre el Perú, no solo cómo avanza actualmente, sino los retos que se vislumbran hacia adelante, tomando en cuenta un próximo cambio de gobierno.
¿Cómo ve la economía nacional en lo que va de este año?
Sorprendentemente fuerte. Los resultados económicos en los primeros meses han estado bastante por encima de lo que nosotros estimábamos. Para este año, tenemos una proyección de crecimiento del 2.8% y, por lo menos, –hasta el momento– todo parece indicar que se va a quedar corta.
Por supuesto, la parte que genera incertidumbre es la segunda mitad del año, una vez que entremos a la campaña electoral. Aun así, si la dinámica se mantiene, dependiendo de la magnitud de la desaceleración (del segundo semestre), es muy probable que la economía esté creciendo por encima del 3%.
Hoy, ya con este Gobierno de salida, ¿se logró recuperar la institucionalidad perdida?
Ha habido un deterioro en la calidad del servicio público, del Servicio Civil. Sí hemos visto que a lo largo de los últimos dos gobiernos ha habido muchos más nombramientos políticos. La visión de que las instituciones económicas son sagradas se ha deteriorado, en cuanto a la clase política.
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Más que nada a nivel del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y de otras instituciones dentro del Estado, pero por suerte se ha respetado la institucionalidad del Banco Central de Reserva (BCR) y de otras entidades técnicas como la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
Pero, en general, sí (hay deterioro de la institucionalidad) y ya está reflejado en la calificación (actual).
Hablaba del MEF. Pareciera que cada nuevo ministro llega con una idea distinta al anterior. ¿Es así?
Desde nuestro punto de vista, en ciertas cosas claves ha habido algo de continuidad y eso es lo que en cierta forma respalda y apoya la calificación porque creemos que mucho de este daño que se ha hecho a partir del Congreso, a partir del Poder Ejecutivo, a las cuentas públicas, a la institucionalidad de las entidades económicas, se puede revertir si es que el siguiente gobierno impone un buen Gabinete.
¿Qué tanto les preocupa esta vez el año preelectoral o las mismas elecciones respecto a otros años?
La vemos, como siempre, con bastante cautela y algo de preocupación para ver si es que no sale alguna campaña u opción radical que nuevamente trate de menoscabar la institucionalidad dentro del Estado.
Todavía es demasiado temprano, para las elecciones falta, pero creo que eso recién en la segunda mitad del año se va a empezar a ver de forma un poco más clara y entre tanto esperamos –con algo de optimismo cauto– de que no se dé ninguna propuesta radical.

Ya casi parece inminente se concrete un octavo retiro del fondo de pensiones. ¿Cómo toman, como calificadora, que se hable hoy de un nuevo retiro?
Es una propuesta irresponsable. Es una medida muy cortoplacista de los políticos, de seguir saqueando los ahorros para la vejez, es una preocupación, pero de mediano plazo, que si no se compensa en años futuros con otras medidas que aumenten las contribuciones o los ahorros para la vejez, eso podría empezar a generar problemas muy significativos para el manejo fiscal en el mediano y largo plazo.
Ya el MEF ha anunciado que ajustará el “techo” del déficit fiscal previsto para este año de 2.2% a 2.8% del PBI. ¿Si se amplías solo este año, qué margen se deja al próximo gobierno?
Ya teníamos una expectativa de que la regla fiscal de 2.2% no se iba a cumplir este año. Nuestra predicción era que el déficit fiscal iba a estar en torno al 2.5% del PBI. Entonces, para nosotros (el ajuste propuesto) sería una ampliación por 0.3% del PBI.
Si bien es una ampliación moderada, sí le resta y erosiona la credibilidad fiscal del Estado. Y, como bien dices, va a dejar una tarea bastante difícil para el siguiente gobierno, porque todo el esfuerzo de reducción del déficit fiscal va a recaer sobre el nuevo periodo.
Preocupación de los inversionistas vira al déficit fiscal, ¿qué riesgos hay para el Perú?
(...) La verdad que no es muy técnico tener un déficit tan amplio cuando la economía ya se está recuperando y no hay necesidad de estimular la actividad. Es por eso que todavía seguimos a la espera de ver qué señales pueden salir de la campaña electoral y del nuevo gobierno.
¿Ve más pros o más contras para una revisión de la calificación de Perú?
Seguimos con una visión relativamente estable, porque, por un lado, como te mencionaba, nos ha sorprendido el crecimiento económico. Pensamos que había más temas estructurales que iban a limitarlo; y los niveles de confianza y de inversión privada. Esa ha sido una sorpresa grata y positiva.
Por otro lado, por supuesto, todas estas medidas populistas, todo este gasto y este desvío fiscal, sin duda preocupa, pero por lo menos se ve una pequeña reducción del déficit.
Pero, cuando uno lo ve comparativamente (con la región), seguimos con una visión neutral, pero sí se empieza a acabar el tiempo para hacer las correcciones a la trayectoria fiscal y a todas estas medidas. Es por eso que vemos con buenos ojos el hecho de que haya un “refresh” del ambiente político con las elecciones.
Una medida populista, no técnica
Sobre la propuesta de ajustar la distribución del IGV, para darle más recursos a las municipalidades, Jaime Reusche comentó que “es una medida que no se entiende”.
“No es un tema de recursos a nivel subnacional, es un tema de capacidades (...) Entendemos que es una medida populista, no es técnica”, apuntó.

Editora de Economía y coordinadora de ESG del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con casi 10 años de experiencia profesional en el rubro.