
En el Perú más de la mitad de los 84 proyectos de exploración minera que hay están enfocados en el cobre, con una inversión total de US$ 612 millones, según datos del Ministerio de Energía y Minas (Minem). Con ello, el país quiere “tomar ventaja” después de haber sido “igualado” (aunque hay data que refiere que ya fue superado) por el Congo como parte del top de productores de este metal en el mundo.
De un total de 48 proyectos de exploración del metal rojo, unos 21 están en la etapa de instrumento de gestión ambiental (IGA), siete van en el segundo paso que corresponde a la consulta preliminar con la población de las zonas de interés, y 20 ya están en la fase de autorización de exploración.
Alrededor del 65% de la inversión se concentra en seis proyectos: Marcobre (Ica), Quicay II (Pasco), Haquira (Apurímac), Antilla (Apurímac) y Cotabambas (Apurímac). Sin embargo, la mayor parte de ellos aún no pasan de la primera fase.
El proyecto con mayor inversión, Marcobre, se encuentra en la etapa de gestión ambiental y ya cuenta con la reciente aprobación de la octava Modificatoria del Estudio de Impacto Ambiental.
En tanto, dos de los proyectos cupríferos con más inversión también están en esa primera fase -tras recibir la aprobación del IGA el año pasado-, mientras que otro sigue esperando la evaluación de su Estudio de Impacto Ambiental semidetallado (EIAsd).

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¿Cuánto demora en iniciar un proyecto de exploración en Perú?
En la primera fase, de acuerdo con el Reglamento de Protección Ambiental, la evaluación de un Estudio de Impacto Ambiental Detallado (EIAd) debería tomar máximo 180 días hábiles, mientras que la del EIAsd un plazo de 120 días, e incluso una Declaración de Impacto Ambiental simple de 30 a 60 días hábiles.
Sin embargo, en la práctica obtener solo los permisos de impacto ambiental puede tardar mucho más, comentó Miguel Cardozo, especialista del sector y exdirector del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú.
Hay que reconocer que se han intentado dar pasos en el sector para ajustar los tiempos, pero todavía, según actores del sector, se mantienen como un tema que limita que Perú tome una ventaja comparativa clave.
“Las regulaciones dicen que puede ser algo de 60 días, pero eso no se cumple porque las autoridades tienen el silencio administrativo negativo, es decir, las empresas no tienen derecho a exigirles que tomen una decisión”, indicó a Gestión.
A mediados del mes pasado, el ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes, adelantó a este diario que en casos donde no se cumplan los plazos, básicamente, “opere el silencio administrativo positivo”.
Cardozo mencionó que el tiempo puede ser aún mayor si la ficha técnica ambiental involucra una consulta previa con la comunidad indígena. En ese caso, este proceso podría demorar alrededor de dos años.
En tanto, en las EIA las demoras no son inferiores a un año e incluso algunas pueden extenderse hasta cinco años.
Para el segundo paso, correspondiente a la consulta previa, estimó que el proceso no debería extenderse más de un año. Pero, “la realidad es que puede tomar entre uno y tres años, incluso hasta cinco”, dependiendo de la complejidad del caso y de la gestión ministerial.
Por último, la última etapa de autorización de exploración minera no debería tomar más que unos días o semanas, pero se prolonga meses.
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¿Cuánto demora un proyecto en convertirse en mina?
Llegar a la última etapa no significa que ya pueden operar, pues se trata de proyectos de exploración. De hecho, la mayoría de los proyectos no terminan convirtiéndose en minas, precisó Marcial García, líder en minería de EY Perú.
“Hay cálculos que dicen que uno de cada 100 proyectos de exploración termina siendo exitoso. Es una actividad de altísimo riesgo”, indico.
Si los resultados de exploración muestran que vale la pena extraer, la empresa hace estudios técnicos y económicos detallados. El camino desde la exploración hasta la producción minera en Perú involucra más de 265 procedimientos que van desde labores técnicas previas, señaló Carlos Gálvez, expresidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Electricidad (SNMPE).
Esto incluye desde labores técnicas previas, pasando por la consulta previa con las comunidades y talleres para definir su participación, hasta una extensa parte medioambiental.
Posteriormente, el tiempo promedio para que un proyecto de cobre pase de la etapa de exploración a la construcción o producción es variable. García de EY calculó que normalmente supera los 20 años.
A su vez, Gálvez indicó que, en otros casos, como los de Antamina, Cerro Verde o Quellaveco, el proceso ha demorado de 50 a casi 100 años desde el descubrimiento del mineral hasta su puesta en producción.

Los riesgos
Mientras los proyectos siguen esperando avanzar, Perú pierde su posición como productor mundial de cobre.
A diferencia de hace unos 15 años, cuando a pesar de precios del cobre más bajos, la inversión y la producción se duplicaron con proyectos como Toromocho, Las Bambas, la ampliación de Cerro Verde y Constancia, ahora no se observa el mismo crecimiento.
García advirtió que tener solo dos proyectos grandes -Tía María y Zafranal- con posibilidades de desarrollo en los próximos 3 a 4 años, no será suficiente para recuperarnos.
“Ojalá que se confirme la construcción de estos proyectos en algún momento en este año. Si entran en producción entre el 2027 y el 2029 esto sumaría unas 300,000 toneladas. Congo ya nos ha sacado bastante más ventaja”, sostuvo.
En tanto, proyectos ya explorados como Conga, La Granja, Michiquillay, Trapiche y Los Calatos permanecen en espera.
Pero, el ¿interés por invertir en exploración y explotación podría reducirse por la incertidumbre global y la ampliación de aranceles al cobre?
Para García, el impacto que pueda tener la medida anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no afectarían en el interés en generar nuevos proyectos en el Perú.
“Estados Unidos importa el 50% del cobre que necesita, principalmente de Chile. Perú solo le exporta el 2% de su producción a Estados Unidos, el 70% se va a China y un 10% se va a Japón y Corea. Naturalmente es una preocupación, pero nuestro mercado principal es Asia”, sostuvo.
Incluso prevé que, con la transición energética, la demanda global de cobre se triplicará en los próximos 10 a 15 años, por lo que incluso debería aumentar el interés por invertir en minería.
Sin embargo, recordó que los inversionistas buscan países que ofrezcan mejores condiciones, cosa que no sucede en Perú debido a la tramitología, los conflictos sociales y la minería ilegal.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.