
Aunque la nueva refinería de Talara, la principal unidad generadora de renta de Petroperú, ya está operando al 100% -según la empresa-, su presidente, Alejandro Narváez, reconoció que al cierre del 2025 proyectan aún resultados negativos. Aún así, insistió en que no han pedido ni van a requerir un nuevo rescate del lado estatal.
Hay que recordar que, en los últimos dos años, esa compañía pública cerró con pérdidas acumuladas por US$ 1,896 millones, pese a la entrada en operación de Talara (en diciembre del 2023).
Además, desde que empezó a funcionar hasta este año, dicha planta acusó diversas paradas que aún están en proceso de ser investigadas vía auditoría forense (cuya buena pro aún se dará el 6 de agosto próximo, según la firma).
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Este año volverá a cerrar "en rojo"
En una presentación que mostró Narváez este miércoles en la sede de la empresa sobre sus resultados y proyecciones para este y los siguientes años, se indica que para el cierre del 2025 prevén una pérdida neta de US$ 223 millones (pese a un ebitda proyectado de US$ 270 millones).
El funcionario reconoció que en el primer y segundo trimestres de este año la empresa está teniendo resultados “mediocres”, y que, en parte, atribuyó al cierre de puertos (por fenómenos naturales) que llegaron a afectar su carga y descarga de productos durante 66 días.
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Eso llevó a un costo (no esperado) este año de US$ 15 millones en pagos por sobreestadía de buques que traen productos (para su refinación), a lo que sumó que la empresa todavía no puede restablecer sus líneas de financiamiento con la banca, lo cual, -argumenta- golpeó la economía de la petrolera estatal.
Además, refirió que, si bien el Decreto de Urgencia N° 013 (dado en septiembre del 2024 para apoyar a la empresa) encargaba al Ministerio de Energía y Minas (Minem) la determinación de acciones para mejorar la eficiencia del Oleoducto Nor Peruano, con cargo a su presupuesto, Petroperú debe desembolsar US$ 120 millones para mantener ese ducto.
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Déficit de capital de trabajo
Consultado por Gestión (en rueda de prensa), Narváez reconoció que, actualmente, Petroperú tiene un déficit de capital de trabajo (necesario para su operación cotidiana, y como parte de ella para la compra de combustibles) de aproximadamente US$ 1,000 millones.
Aún así, el presidente de la empresa insistió en que Petroperú no requiere actualmente un nuevo apoyo financiero del Estado, si bien admitió que siempre la empresa necesita más capital de trabajo.
Si bien el ministro de Economía, Raúl Pérez Reyes, señaló que estaban evaluando una reestructuración financiera para Petroperú, para que pueda tener garantías soberanas, Narváez replicó que eso no es exactamente lo que están buscando.
Lo que han pensado -explicó- es un reperfilamiento de sus pasivos, de su deuda, para ir difiriendo las obligaciones financieras que tiene y cumplir con sus acreedores. “Ni siquiera es en un sentido estricto una reestructuración financiera”, anotó, y aseguró que tampoco existe una condonación de sus deudas.

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Esperan retomar financiamiento con la banca
Narváez señaló que la opción que está buscando la empresa (para cubrir su déficit de capital de trabajo) es conseguir financiamiento de corto plazo trabajando con bancos, entidades financieras o financistas, y recuperar sus líneas de crédito con la banca privada (que perdieron el 2022).
Tal expectativa la sustenta en que, según indicó, los bonos que emitiera años atrás la petrolera estatal para financiar la nueva refinería Talara, están viendo incrementado su valor, y que espera que la valoración que les realiza Moody’s vaya de estable a positiva.
En esa línea, la proyección de Petroperú es que pueda cerrar “en azul” a partir del año 2026, sustentado en una mayor participación de mercado, en exportaciones de combustibles a Brasil, Bolivia y Ecuador, refinerías a pleno rendimiento y más eficiencia.
Así, para el año entrante, la compañía espera un ebitda de US$ 614 millones, y una ganancia neta de US$ 103 millones.
Las proyecciones en azul de la empresa aspiran a lograr ingresos de US$ 114 millones al 2028. Además, espera a recuperar su participación del mercado (del 25% actual) a un 30% al cierre de este año, y llegar al 35% en el año 2030.
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¿Es viable la proyección de la empresa?
Consultado por Gestión sobre esta aspiración, para el exviceministro de Energía, Arturo Vásquez Cordano, el pretender cerrar en azul el 2026 es una visión poco realista de la actual administración de la empresa.
Observó que el panorama financiero de Petroperú hasta la primera mitad de 2025 presenta claros signos de fragilidad, y que, tras registrar una pérdida neta de US$ 774 millones en 2024, la empresa no ha logrado revertir esa tendencia.
Solo en el primer trimestre -anotó Vásquez- perdió US$ 111 millones, acumulando una pérdida neta proyectada para todo el año que ya supera los US$ 163 millones estimados originalmente.
Además, refirió que el déficit de capital de trabajo (de US$ 1,000 millones que reconoce Narváez) se suma a una deuda histórica que se elevó tras la modernización de Talara, cuyo sobrecosto y retrasos han opacado cualquier beneficio potencial.
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“Prever que Petroperú empezará a cerrar “en azul” en 2026 es una visión poco realista. La empresa sigue expuesta a factores externos volátiles como precios internacionales del petróleo, interrupciones en Talara y presiones políticas que dificultan una planificación a mediano plazo creíble”, concluyó.
Para Carlos Paredes, expresidente de Petroperú, las proyecciones del actual titular de esa empresa pública no resultan creíbles. “Desgraciadamente, el presidente de Petroperú ha perdido toda la credibilidad. Nos ha mentido repetidamente y en el proceso ha hundido a Petroperú aún más. Difícil creerle algo”, aseveró.
En otro momento, Paredes recordó que en el 2023 la deuda de Petroperú fue de US$ 6,065 millones. En el 2024, el Estado peruano capitalizó parte de sus acreencias en Petroperú, es decir, “le redujo la deuda a la petrolera en ese monto, y a pesar de ello, la empresa terminó el año pasado con una deuda de US$ 5,800 millones”.
“El que la deuda no baje a pesar de la capitalización, de parte importante de ella, se debe a las pérdidas, que tienen que financiarse emitiendo nueva deuda”, puntualizó.
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Comunicador social. Estudió en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, e Inglés en la PUCP. Diplomado en Economía y Finanzas en la Universidad de Esan.