
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reportó un alza de precios de alimentos, que mide materias primas como cereales, carne y productos lácteos. Sin embargo, otras proyecciones apuntan a una próxima caída de los valores internacionales, ¿qué efecto se esperaría en el Perú?
Durante abril, los precios mundiales de los alimentos alcanzaron su nivel más alto en dos años. Si bien el índice subió solo 1%, se sitúa en cifras no vistas desde marzo del 2023 ante un ajuste en la política arancelaria que aumentó la incertidumbre en el mercado.
La cotización de trigo aumentó por una escasez de los suministros exportables en Rusia y el impacto del debilitamiento del dólar frente al euro. En tanto, el maíz subió por la reducción de reservas en Estados Unidos y las fluctuaciones cambiarias.
Si bien el índice global de la FAO está en máximos de dos años, Alonso Macedo, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), explicó que los cereales han mostrado un comportamiento mixto.
Esta moderación responde a las preocupaciones por la guerra comercial tras la imposición de aranceles, que han reducido las previsiones de demanda global.
“En el caso de estos cereales, el trigo ha tenido subidas y bajadas a inicios de año, pero ahora está 9% por debajo de lo que empezó el año: se ha corregido a la baja. El maíz sí ha aumentado un 3%, aunque en abril llegó hasta un 8% por encima de lo que empezó el año y luego se moderó”, precisó a Gestión.
Aparte del trigo y el maíz, Macedo apuntó que una materia prima que ha tenido un aumento mayor en los últimos meses es la soya, con un alza de 20%. Esto se debe tanto a preocupaciones de oferta como a su creciente uso en la producción de biocombustibles.
Pese a los incrementos, el economista señaló que, en los próximos meses, no se esperaría una mayor alarma. Macedo consideró que las probabilidades indican una rebaja en los precios internacionales de alimentos, impulsada por la caída de los precios de la energía, especialmente el petróleo.
Si el año pasado el petróleo cotizaba alrededor de US$ 80 el barril, ahora la previsión es que continúe entre US$ 60 y US$ 64, indicó el economista. Esto, ante una menor expectativa de avance de la transición energética y por la guerra comercial.
“Eso va a hacer que el precio de los alimentos también baje, porque reduce el precio del transporte, el costo de operación, todo depende del combustible. Los menores costos de energía impactarían en valores más bajos para los commodities de alimentos”, explicó.
Un reciente reporte del Banco Mundial prevé que los precios de las materias agrícolas bajen un 2% durante este año. Solo los cereales caerían más de 10%, mientras que los aceites y harinas retrocederían en 7%.
Pese a esto, se esperaría que la contracción de la oferta del maíz y el trigo en el mercado limite la caída general de los precios de los alimentos.
Katherine Salazar, analista de Estudios Económicos de Scotiabank, explicó que, en un escenario de desaceleración económica global y bajo los efectos de la política arancelaria de Donald Trump, se espera que los precios de las materias primas se reduzcan.
“Estamos a mediados del 2025 y todavía no se está viendo los efectos en la data macroeconómica importante. Probablemente, los efectos se vean a finales del 2025 pero con mayor seguridad en el 2026. Según el Banco Mundial, los precios de los commodities podrían caer a su nivel más bajo en seis años para 2026”, dijo a Gestión.
Teniendo en cuenta los fundamentos generales, indicó, los precios se deberían estar moderado y si suben no debería ser a niveles muy altos.
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¿Veríamos pronto una caída de precios en los mercados?
En el Perú, más del 90% del trigo y cerca del 75% del maíz que se consumen son importados, según datos del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
Para Benoit Mougenot, director de la carrera de Economía de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), eso implicaría que cualquier variación internacional podría tener efecto en la canasta básica de alimentos, especialmente en productos como pan, fideos y pollo.
"El maíz y el trigo se importan, principalmente, porque la producción nacional no satisface la demanda interna, especialmente en la industria avícola y alimenticia, donde se adquiere como materia prima para una serie de elaboraciones, en particular en la industria harinera“, comentó.
Dado que el país no es productor relevante de trigo, soya o maíz, y depende de las importaciones, una reducción en sus precios hace más baratas las importaciones, lo que también podría generar menores costos en la canasta de alimentos y mejora la productividad de industrias como panaderías y criaderos de animales.
Un impacto a la baja, no es inmediato, recordó el economista del IPE. Esto tiene un rezago que depende de cuánto duren las tendencias internacionales, pues no se da de manera directa al consumidor, sino que pasa por la industria.
Al respecto, Salazar añadió que, pese a la corrección que ha tenido la cotización del trigo en los últimos meses, los precios de los productos manufacturados finales no han reflejado esta disminución.
“Por ejemplo, el precio del pan se ha mantenido elevado desde 2023 y no ha respondido a la caída internacional del precio del trigo en los últimos dos años. Los precios de los fideos en 2024 se mantuvieron en niveles comparables a los de 2022 y 2023, a pesar de la reducción en el precio internacional del trigo el año pasado”, indicó.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.