
Aunque el nuevo megapuerto de Chancay se perfila como un nuevo motor para la economía peruana, el avance de la criminalidad en el país genera preocupación por el uso que se le podría terminar dando al terminal.
Durante la presentación “Las economías criminales y los retos de seguridad para América Latina” en la Cámara de Comercio de Lima (CCL), especialistas advirtieron un riesgo latente: que el puerto se convierta en un nuevo corredor para el narcotráfico, el contrabando y otras economías criminales que ya operan en la sombra del Estado.
Roberto De La Tore, presidente de la CCL, advierte que la amenaza ya es palpable ante la falta de atención que se le pone al potencial problema.
“Actualmente Chancay no tiene comisarías preparadas, no hay control policial. Ahí ya hay bandas, organizaciones criminales instalándose y disputando control territorial. Está totalmente abandonado”, comentó a Gestión.
Esto, advirtió, podría sumar al movimiento de economías ilegales como el trafico de drogas, que generó US$ 1,200 millones el año pasado; o el contrabando, que movió US$ 594 millones.
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Para Juan Carlos Buitrago, exdirector de la Policía Fiscal y Aduanera de Colombia, el megapuerto presenta un escenario similar al que tenía Panamá, que si bien es un eje estratégico para el comercio mundial, también es ampliamente usado para el contrabando y el tráfico de drogas.
“El puerto puede generar un escenario muy atractivo para el crimen organizado transnacional en materia de exportación de droga y de contrabando como ocurre, por ejemplo, hoy en Panamá (...) Lima tiene el gran desafío de blindar y asegurarse que ese nuevo puerto no se convierta en un eje estratégico para el crimen organizado transnacional”, alertó.
Buitrago señaló que la vulnerabilidad de puertos como Chancay está relacionada, en parte, con el complejo fenómeno que se despliega desde Asia hacia América Latina y el Caribe, donde las ciudades son invadidas por el contrabando de todo tipo de productos.
En promedio, estimó que el 90% de esta economía criminal transnacional procede de Asia, particularmente de China, a través de productos de contrabando.
¿Perú en riesgo de convertirse en un “paraíso criminal”?
Como parte de la presentación de libro “Los nuevos desafíos de las economías criminales”, como algunos países de la región, como Costa Rica, ya llegan a considerarse un “paraíso criminal”, pero ¿qué tan cerca estamos de enfrentar esta situación?
Hasta el año pasado, según el Índice Global de Crimen Organizado, el Perú ocupaba el sexto lugar entre los países de América del Sur con mayor tasa de criminalidad, y era el décimo en América Latina y el Caribe.
Un factor de vulnerabilidad en Perú es que más del 70% de su economía es informal, lo que la hace fácilmente penetrable por el crimen organizado, señaló Víctor Guerra, abogado Internacional.
Este fenómeno, indicó, se exacerbó tras la pandemia, cuando muchos negocios formales cerraron, abriendo espacio a actividades ilícitas.
“El riesgo de convertirse en un narcoestado es siempre una posibilidad. Es delicado cuando las agencias de la ley y el orden se ven abandonadas en su función cuando el Estado de alguna manera desenfoca sus prioridades y no entiende que la seguridad es una tarea permanente”, añadió.
A su vez, Buitrago resaltó que actualmente Perú es considerado uno de los principales productores de cocaína a nivel global. Esto lo podría posicionar como un país relevante en el ranking de las economías criminales, ya que el narcotráfico impulsa otras actividades ilegales.
“Cuando hay un incremento de los cultivos ilícitos, el resto de economías ilícitas se dispara de manera proporcional, porque las estructuras se activan para monetizar el dinero producto del narcotráfico. Lo monetizan adquiriendo volúmenes de productos legales que les permitan permear la economía formal, el sistema bancario, financiero, comercial”, sostuvo.
Otro factor que complica la lucha contra el contrabando, añadió, son las fronteras “muy porosas”, como la del norte del Perú con Ecuador.
“Fronteras muy porosas hacen que el contrabando, por ejemplo, de cigarrillos, de productos farmacéuticos o de licor sea demasiado alta, sobre todo por la diferencia impositiva entre Ecuador y Perú”, explicó.
El país también resalta en minería ilegal. De La Tore de la CCL recordó que que actualmente esta es la principal economía criminal en Perú, con una exportación de oro ilegal de aproximadamente US$ 7,400 millones de dólares el año pasado, proyectándose a US$ 12,000 millones para el 2025.
En cuanto a la extorsión, resaltó que solo de enero a mayo se vienen registrando 11,500 casos, equivalentes a una denuncia cada 19 minutos, afectando principalmente a micro y pequeños empresarios. Sin embargo, se estima que esta cifra representa solo el 20% de los hechos, con un 80% que no se denuncia.
Ahora, advierten, un grave riesgo es el impacto que podrían tener estas economías ilegales en las próximas elecciones 2026, particularmente en el financiamiento de candidatos, lo que podría terminar dándoles control político y debilitando aún más las instituciones democráticas.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.