
Tras meses de crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el anuncio de una tregua arancelaria de 90 días ha sido recibido como un respiro temporal para el comercio marítimo global, pero también implica riesgos, advierte un reciente reporte de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (ComexPerú).
La medida, vigente desde el 12 de mayo, contempla una reducción significativa de aranceles entre ambas potencias: Estados Unidos disminuirá los gravámenes a productos chinos del 145% al 30%, mientras que China reducirá los suyos del 125% al 10%. Pero, la tregua excluye bienes estratégicos como acero, aluminio y automóviles.
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¿Cuál será el efecto?
Con la tregua, se espera un repunte en los envíos marítimos entre Estados Unidos y China, lo que podría derivar en una mayor presión sobre las tarifas spot de los fletes marítimos.
Según el analista Lars Jensen, este incremento se debe a dos factores: la liberación de carga previamente retenida por los importadores estadounidenses a la espera de un acuerdo, y el adelanto de la temporada alta de productos navideños.
Esto podría generar una temporada intensa, pero de corta duración, en la que las líneas navieras deberán reactivar rápidamente itinerarios cancelados (blank sailings).
La escasez de capacidad, causada por la ubicación actual de los portacontenedores y la velocidad con que se puedan reordenar las rutas, podría derivar en un alza de las tarifas spot.
El aumento proyectado de carga desde Asia en los próximos tres meses también plantea riesgos importantes de congestión portuaria, especialmente en terminales de la costa oeste de estadounidense, como los de Los Ángeles y Long Beach, que aún se recuperan de los retrasos y costos acumulados a finales de 2024.
Cabe indicar que, un informe de la consultora Xeneta precisó que los tiempos de espera para el atraque y los costos de almacenamiento en esos puertos han alcanzado niveles récord.
En América Latina, el panorama no es menos complejo. Puertos como el Callao en Perú o Santos en Brasil podrían enfrentar una mayor presión si los flujos desde Asia aumentan súbitamente.
En este contexto, el puerto de Chancay aparece como una alternativa estratégica a mediano plazo para aliviar la carga del Callao, especialmente en el comercio con Asia, pero su infraestructura aún en desarrollo y los retos en conectividad limitan su impacto inmediato.
Otro desafío logístico es el desbalance en los flujos de carga. Aunque se espera un aumento sustancial de las exportaciones desde China, las ventas estadounidenses podrían no experimentar el mismo crecimiento, lo que provocaría un mayor retorno de contenedores vacíos hacia Asia, afectando la rentabilidad de las rutas marítimas y dificultando la gestión eficiente en los puertos.