Con 15 años en el mercado, la empresa familiar Inka Tubos apuesta por tecnología, expansión industrial y ventas inteligentes para seguir creciendo en el sector metalmecánico peruano.
Con 15 años en el mercado, la empresa familiar Inka Tubos apuesta por tecnología, expansión industrial y ventas inteligentes para seguir creciendo en el sector metalmecánico peruano.

Inka Tubos S.A. es una empresa familiar peruana con más de 15 años de trayectoria en la industria del acero. Fundada en 2011 por Segundo Gomez, la compañía inició sus operaciones con una pequeña máquina y un almacén de apenas 2,000 metros cuadrados. Hoy, bajo el liderazgo de Ana María Gómez, gerente general, la empresa se ha consolidado como un referente nacional en la fabricación y distribución de tuberías estructurales, con una moderna y una visión empresarial orientada a la expansión.

Empezamos siendo muy jóvenes, con una máquina antigua y muchas ganas de salir adelante”, recuerda Ana María Gómez. Junto a su hermana, asumió desde el inicio la dirección operativa y comercial del negocio, mientras su padre acompañaba el crecimiento con su experiencia. A lo largo de los años, la empresa invirtió en y tecnología, logrando adquirir un terreno de 30,000 m² que hoy alberga una planta industrial de última generación con cinco líneas de producción. Actualmente, Inka Tubos produce 48,000 toneladas anuales de tuberías, y proyecta duplicar esa cifra para el 2026.

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Expansión e innovación con inteligencia comercial

Más allá del volumen de producción, el enfoque de la compañía se centra en crecer con estrategia. Ana María Gómez explica que su meta no es vender más, sino vender mejor. “Queremos vender con inteligencia, no solo con volumen”, afirma. Por ello, la empresa ha triplicado su fuerza de ventas y fortalecido su red de , alcanzando presencia en regiones clave del país como Piura, Chiclayo, Tarapoto y Puno.

Su modelo de negocio está orientado al canal de distribución, ofreciendo márgenes competitivos a ferreterías y distribuidores regionales. Esto ha permitido que muchos pequeños empresarios que antes comercializaban cemento o fierro de se sumen al auge de las estructuras metálicas. “El tubo estructural está reemplazando la construcción tradicional, porque es más rápido, más eficiente y económico”, detalla Ana María Gómez.

Por ello, Inka Tubos trabaja con proveedores japoneses, evitando el uso de materiales de baja calidad. “Tenemos una relación comercial de más de 15 años con Japón. No trabajamos con acero chino porque no ofrece la misma trazabilidad ni resistencia estructural”, afirma Ana María Gómez. Además, la empresa cuenta con certificados de calidad y soporte técnico, asegurando que cada producto cumpla con los estándares requeridos para la construcción formal. La compañía también prepara un nuevo centro de distribución en , donde planean adquirir cinco hectáreas de terreno para optimizar su logística y atender la creciente demanda nacional.

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Valor agregado frente a la competencia y cercanía con el cliente

Uno de los pilares del crecimiento de Inka Tubos es la . En un mercado con alta presencia de productos importados, la empresa apuesta por competir con valor y no con precio. “Tratamos de educar al cliente para que entienda la diferencia entre un tubo nacional certificado y uno importado sin garantías. No fabricamos solo tubos de acero, fabricamos la base que da forma y fuerza a los proyectos que construyen el futuro”, enfatiza Ana María Gomez.

A pesar de su tamaño industrial, Inka Tubos mantiene un modelo de gestión cercano y flexible. Ana María Gomez busca evitar la burocracia para agilizar decisiones y reducir costos. “Trato de que la empresa sea lineal, sin tantas jerarquías. Eso nos permite responder más rápido y mantenernos cerca de los clientes”, comenta. Cada año, realiza giras por distintas regiones del país para conocer de primera mano las necesidades del mercado y fortalecer relaciones comerciales.

Para 2026, la meta de Inka Tubos es clara: duplicar su producción, consolidar su presencia nacional y mantener su crecimiento sostenido con un enfoque en inteligencia comercial, calidad certificada y relaciones duraderas. “Si ayudamos a crecer a nuestros distribuidores, nosotros también crecemos”, resume Ana María Gomez. Su historia refleja el espíritu de una empresa peruana que combina tradición familiar, tecnológica y visión estratégica para seguir construyendo el futuro del acero en el Perú.

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