En un sector fitness altamente competitivo, Kett Club Perú se ha diferenciado al construir un modelo de entrenamiento que combina la preparación física con un enfoque inclusivo y humano. A punto de cumplir seis años en el mercado, el centro se presenta como la primera escuela de kettlebell deportivo avalada por instituciones internacionales de Rusia, Chile, Estados Unidos, Brasil y Uruguay. Sin embargo, lo que realmente distingue a la empresa es su énfasis en el bienestar integral y el desarrollo de valores tanto en clientes como en colaboradores.
“Más que un gimnasio, buscamos que las personas mejoren su calidad de vida, no solo en lo físico sino también en lo emocional y mental”, explica Karla Pacheco, psicóloga y cofundadora. Esa mirada se refleja en programas diseñados para distintos públicos: desde niños y adultos mayores, hasta atletas con discapacidad o deportistas de alto rendimiento. Entre sus iniciativas destaca el apoyo a la asociación Yo Soy Sus Ojos, con becas para atletas con discapacidad visual, así como la preparación de los jóvenes de la selección peruana de futsal Down que forman parte de selecciones deportivas.
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Valores y capital humano como pilares del negocio
Para Kett Club, la selección y formación de su equipo es un aspecto estratégico. Sus entrenadores pasan por filtros que incluyen evaluaciones psicológicas y capacitaciones mensuales, donde se refuerza no solo la técnica deportiva, sino también la empatía y la calidad humana. “Un buen profesional no es suficiente si no tiene valores claros. Queremos entrenadores que sepan escuchar y acompañar al cliente”, afirma Franco Paz Benavides, cofundador del centro.
Este enfoque se extiende a la proyección de carrera de sus colaboradores. La empresa no solo capacita a su personal, sino que también fomenta que puedan convertirse en socios de nuevas sedes. Bajo esta filosofía, el crecimiento de Kett Club se plantea como un proceso compartido, donde los logros del negocio se reflejan también en el desarrollo profesional de quienes forman parte del equipo.
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Inclusión y visión de expansión
Uno de los diferenciales más sólidos de la propuesta es la inclusión real en sus programas. El centro diseña rutinas adaptadas para personas con distintas capacidades físicas o mentales, reconociendo las limitaciones, pero también el potencial de cada cliente. Esta atención personalizada ha convertido al club en un espacio seguro y motivador para quienes buscan más que un entrenamiento estético.
Mirando hacia adelante, los fundadores proyectan abrir al menos dos sedes adicionales en distritos como Miraflores y La Molina, con el mismo modelo de integración y servicio. También planean establecer convenios con municipalidades y asociaciones para ampliar su alcance social. “Nuestra meta no es solo crecer como empresa, sino crecer con nuestros trabajadores y con la comunidad”, subraya Julissa Reque cofundadora.
Con esta visión, Kett Club Perú se consolida como un referente distinto en el mundo fitness: un espacio donde entrenar significa también encontrar valores, inclusión y un camino de desarrollo compartido.


