
A inicios de 2015, antes que las compras por internet se convirtieran en parte de la rutina diaria, el Perú vivía un pequeño desorden logístico que pocos sabían cómo resolver.
Los usuarios compraban, esperaban y algunas veces los envíos podían tardar una semana o más. El seguimiento era un privilegio reservado para pocas empresas, y las tiendas lidiaban con reclamos por paquetes que se retrasaban o se perdían en el camino.
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Mientras este problema se presentaba, en Arequipa, lejos del ruido limeño y del tamaño del mercado capitalino, tres emprendedores peruanos miraban ese caos con otros ojos. Gonzalo Begazo, Luis Miguel Frisancho y Renzo Marrese notaban que el problema no era solo la demora. Era la ausencia de un sistema capaz de organizar todo ese movimiento.
Las empresas necesitaban un aliado; los clientes, un canal de información; la ruta, un orden que la modernizara.
De esa observación nació Chazki, y el nombre no fue casual. Así como los mensajeros del Tahuantinsuyo cruzaban montañas con mensajes estratégicos, la empresa quería convertirse en el puente confiable entre tiendas y compradores en plena era digital.
Su primera operación se vio en las calles arequipeñas: motos, vans y algunos vehículos que recorrían la ciudad como una pequeña red independiente de entregas rápidas.
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La logística se volvió una plataforma
Los fundadores entendieron pronto que la logística era más que mover paquetes. Era gestionar información, anticipar rutas, conectar actores que no hablaban entre sí. Así comenzó la creación del que luego sería el corazón del negocio: la plataforma tecnológica propia.
Quienes veían la operación desde fuera notaban la expansión de vehículos y operadores; quienes estaban dentro sabían que el verdadero salto estaba ocurriendo en el código, no en la calle.
Chazki empezó a integrar tiendas, transportistas, couriers y clientes finales en un mismo sistema que organizaba horarios, optimizaba recorridos y ofrecía visibilidad en tiempo real.
El especialista en negocios y e-commerce Jorge Luis Ojeda, docente de la Facultad de Negocios EPE de la UPC, resume esa etapa como de tecnología y flexibilidad.
“Chazki opera como un operador logístico digital. Integra comercios, couriers y transportistas a través de una plataforma que optimiza entregas y reduce tiempos y costos. Lo que la diferencia es la tecnología propia y su flexibilidad para adaptarse a mercados fragmentados”.
Mientras otros couriers seguían acumulando flotas, Chazki reforzaba su modelo asset-light: crecer sin necesidad de multiplicar la infraestructura. La apuesta era: primero el sistema, luego los vehículos.
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Ruta de expansión
Para 2017–2018, cuando el e-commerce se aceleró en la región, la empresa ya había validado su modelo en el Perú. La siguiente pregunta era inevitable: ¿podía funcionar fuera?
México, Argentina, Chile y Colombia se convirtieron en los siguientes destinos. Ciudades más grandes, mercados más exigentes, geografías más complejas. Cada país tenía sus particularidades: trámites, costumbres, velocidades distintas. Pero el modelo tecnológico permitió que la adaptación fuera más rápida de lo previsto.
Esa expansión, explica Ojeda, tuvo un impacto doble:
“A nivel interno, operar en varios países permite consolidar procesos y reutilizar tecnología. Para los grandes clientes, contar con un socio logístico regional acelera su entrada a nuevos mercados y mantiene un estándar homogéneo de servicio”.
La hoja de clientes comenzó a crecer: Amazon, Mercado Libre, Mercado Pago, Walmart, Tottus, Nestlé, Nespresso, Yape, Coppel, Unilever, entre muchos otros. Las integraciones vía API permitían que las relaciones fueran directas, automáticas, sin fricción.
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La logística que aprende, se ajusta y crece
La plataforma de Chazki fue acompañando los cambios del mercado. Ya no solo se trataba de entregas rápidas: los comercios necesitaban primera milla, media milla, logística inversa y modelos de fulfillment. La empresa empezó a cubrir esos tramos con un enfoque modular: ingresar donde hacía sentido, sin replicar estructuras pesadas.
Según Ojeda, esa es parte de la sostenibilidad del modelo: “La escalabilidad tecnológica, el modelo asset-light y la eficiencia operativa permiten que este tipo de startups funcione incluso en contextos volátiles. La ventaja competitiva no está en la flota, sino en la inteligencia que gestiona miles de entregas simultáneas”.
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La nueva frontera
Mientras la operación regional se estabilizaba, Chazki avanzó hacia un frente que se volvió clave en el e-commerce moderno: los lockers y puntos de retiro. La empresa integró estas soluciones -cada vez más visibles en ciudades latinoamericanas- para reducir tiempos, costos y entregas fallidas.
Ojeda destaca este giro como una evolución natural:
“Los lockers consolidan entregas, reducen intentos fallidos y permiten rutas más económicas. Para el usuario, ofrecen flexibilidad y cercanía. Son fundamentales para un modelo que busca escalar con eficiencia”.
Lo que nació como un servicio para domicilios ahora cubre hogares, oficinas, tiendas, centros comerciales y puntos automatizados de retiro. La red crece siguiendo las necesidades del consumidor urbano contemporáneo.
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Con potencial de convertirse en unicornio
En el debate sobre por qué el Perú todavía no suma su primer unicornio -esas startups valoradas en más de US$ 1,000 millones antes de salir a bolsa- Chazki aparece de forma recurrente como una de las pocas empresas locales con posibilidades reales de romper esa barrera.
Luis Narro, director ejecutivo de PECAP, recuerda que el estatus de unicornio no depende de la facturación, sino de la valorización que el mercado está dispuesto a otorgar en función del potencial de un negocio para expandirse y atraer grandes rondas de capital.
Bajo esa lógica, Chazki se ha ganado un lugar destacado: combina un modelo probado, un sector en crecimiento y una estructura capaz de operar más allá del mercado peruano.
Narro identifica a Chazki como una de las startups peruanas con mejor proyección regional, por el respaldo de inversionistas sólidos y a una propuesta de valor que resolvió una necesidad concreta del comercio electrónico: entregas rápidas, trazabilidad y eficiencia en la última milla.
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De los volcanes arequipeños al mapa latinoamericano
Diez años después de aquella primera operación en Arequipa, Chazki es un caso que suele mencionarse cuando se habla de innovación logística en la región. No solo por su presencia en cinco países o por atender a grandes marcas, sino porque su historia demuestra que una startup peruana puede escalar cuando entiende que el negocio no es mover paquetes, sino manejar información.
“Si uno observa la evolución de Chazki, lo que destaca no es solo su capacidad de escalar operaciones, sino su disciplina para sostener un modelo tecnológico en mercados muy distintos entre sí. La logística de última milla suele romper a las empresas cuando crecen rápido; en el caso de Chazki, la tecnología ha funcionado como un estabilizador que evita esos quiebres y les permite mantener eficiencia incluso cuando abren nuevos países”, señala Jorge Luis Ojeda
En Arequipa quedaron los primeros recorridos, las primeras motos, el primer aprendizaje. En la región quedó el resultado: una logística que usa tecnología para reducir incertidumbres, acelerar procesos y ofrecer experiencias más cercanas a lo que exigen los consumidores actuales.
La empresa sigue creciendo, aún con la idea inicial intacta: Que la ruta sea visible, eficiente y confiable. Que la tecnología haga posible lo que antes parecía caótico.
Y que una idea nacida en una ciudad del sur del país pueda mover miles de paquetes al día desde México hasta Argentina.










