
En un escenario externo que se caracteriza por una elevada incertidumbre y en la antesala de procesos electorales en la región, recientemente hemos publicado nuestro reporte trimestral con la actualización de las proyecciones económicas 2025-2026 para las economías andinas.
En Chile, el PBI mostró un dinamismo mayor al esperado en la primera mitad del año, con buen desempeño en servicios, comercio y minería. La inversión lideró la demanda interna, compensando parcialmente las exportaciones netas. Mantenemos la proyección de crecimiento del PBI en 2,4% para este año y 2% para 2026, destacando las positivas perspectivas de inversión, consumo resiliente y turismo dinámico. Proyectamos además una inflación de 3,8% al cierre de 2025 y 3% en 2026, con riesgos equilibrados entre altos costos laborales y moderación en precios de energía. En política monetaria, esperamos que la tasa de interés de referencia se ubique en 4% en 2026. El peso chileno se mantiene débil por factores especulativos (diferencial de tasas), pese a sólidos fundamentos. En todo caso, anticipamos que el peso se ubique en torno a $900 al cierre de 2026, en la medida que el diferencial de tasas frente a la Fed se amplíe en los próximos meses.

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En Colombia, el consumo de los hogares ha liderado la actividad, favorecido por una menor inflación, menores tasas de interés, bajo desempleo y altas remesas. En contraste, el desempeño de la inversión sigue preocupando ante riesgos regulatorios, ubicándose 10% por debajo de los niveles prepandemia. Mantenemos la proyección de crecimiento en 2,3% para 2025, por debajo del consenso del mercado, y en 2,6% para 2026. Por su parte, el deterioro fiscal -con déficits esperados superiores a 7% del PBI en 2025 y 2026-, la fuerte demanda interna y el riesgo de un aumento dos dígitos en el salario mínimo podrían mantener la inflación en niveles incómodos. La proyectamos en 5% para fin de año y en 4,1% para 2026. La materialización de los riesgos fiscales y los riesgos sobre la inflación, sugieren una postura más cautelosa del banco central, con la tasa repo en 9% a fin de año y en 7,50% en 2026. La evolución del dólar global ha explicado la tendencia del peso en los últimos trimestres, mientras que la principal fuente de volatilidad sigue siendo las cuentas fiscales. Estimamos que la moneda se ubique en cerca de $4.200 al cierre de este año y algo superior en 2026.
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En Perú, aunque mantenemos la proyección de crecimiento del PBI en 3,2% para 2025, elevamos la estimación de crecimiento de la demanda interna a 5,2%. El sólido desempeño económico se sustenta en términos de intercambio en máximos de 75 años, inflación controlada que fortalece los salarios reales, aceleración del crédito, y expectativas económicas en terreno optimista. Para 2026, revisamos al alza la proyección de crecimiento de 2.8% a 3.0% en línea con el impulso de los términos de intercambio y el inicio de inversiones del proyecto Tía María. En inflación, ajustamos a la baja nuestra proyección de 2025 de 2,0% a 1.8% y anticipamos 2% para 2026. También mantenemos la expectativa de que la tasa terminal del BCRP sea de 4,25%, en un contexto de indicadores de inflación por debajo del 2%, expectativas de recortes de tasas por parte de la FED, y presiones de apreciación del sol. Además, mantenemos la proyección de tipo de cambio en S/ 3.65 para 2025 en la antesala de las elecciones que pueden traer volatilidad. A futuro, somos más optimistas, pues los fundamentos macroeconómicos presentan perspectivas mucho más sólidas que hace un año. Perú tiene un potencial al alza si los términos de intercambio se mantienen elevados, persisten los pilares de estabilidad macro y se gatilla un nuevo ciclo de inversión minera. Con ello, estimamos un tipo de cambio en S/3.45 en 2026.
Sin duda, el contexto externo —marcado por incertidumbre comercial y geopolítica— y los resultados de las elecciones en los tres países serán determinantes para el desempeño futuro de las economías andinas. En 2026, por primera vez desde 2006, Chile, Colombia y Perú cambiarán de gobierno en un mismo año. Este hecho abre la posibilidad de un escenario más estable para la región. Ojalá así sea.

Economista jefe de Credicorp Capital y Managing Director de Research. Es economista por la Universidad del Rosario, con maestría en Economía de la misma casa de estudios. Cuenta con 13 años de experiencia. Previamente se ha desempeñado en cargos de docencia, investigación académica y del sector financiero.