
En su reunión de septiembre, la Reserva Federal (Fed) recortó su tasa de interés, como era ampliamente esperado por el mercado. Lo interesante es que esta decisión se produjo en medio de una clara división de opiniones al interior del banco central: un grupo de miembros expresó señales de preocupación por los riesgos que se mantienen sobre la inflación, mientras otro manifestó evidentes temores de que se produzca un fuerte enfriamiento del mercado laboral. Finalmente, este último factor inclinó la balanza en medio del mandato dual de la Fed: controlar la inflación y buscar el pleno empleo.
Sin embargo, más allá de este punto, debe reconocerse que cuesta entender —al menos un poco— que la Fed haya decidido recortar tasas y sugiera varios ajustes adicionales en los próximos meses, en un contexto en el que sus miembros elevaron, en promedio, sus proyecciones para 2026 sobre la inflación (de 2.4% a 2.6%) y el crecimiento económico (de 1.6% a 1.8%), mientras redujeron la de la tasa de desempleo (de 4.5% a 4.4%). Algunos podrían argumentar que esta aparente contradicción constituye una primera evidencia de que la Fed comienza a ceder, al menos en parte, a las presiones políticas, en un escenario marcado por crecientes preocupaciones sobre su independencia.

No obstante, lo único que puede afirmarse por ahora es que la información reciente reflejaría una altísima incertidumbre respecto al estado futuro de la economía, la cual probablemente seguirá manifestándose en puntos de vista divergentes dentro de la Fed. Y no es para menos: el banco central parece estar actuando a ciegas.
Por una parte, aunque los riesgos sobre la inflación derivados del aumento de los aranceles parecen haberse moderado, también es cierto que aún puede ser prematuro determinar su impacto final en un contexto en el cual los empresarios, seguramente, están priorizando la venta de sus inventarios y adoptarán diversas medidas antes de traspasar los mayores costos al consumidor final, lo que implica riesgos sobre los precios en los próximos meses. De hecho, distintos indicadores de expectativas de inflación se mantienen por encima de la meta del 2%, y varios muestran una tendencia al alza. Por otro lado, si bien existe evidencia de debilitamiento en el mercado laboral, cada vez surgen más cuestionamientos alrededor de las cifras.
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Cabe recordar que, en los últimos dos años, la revisión de los datos oficiales confirmó la creación de casi dos millones de empleos menos de los estimados inicialmente. En medio de la discusión sobre la veracidad de los datos, el presidente Trump despidió a la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., lo que abrió otro frente en la discusión sobre la independencia de las instituciones norteamericanas.
A pesar de las evidencias de desaceleración en la generación de empleo, la tasa de desempleo sigue siendo baja. Jerome Powell ha sugerido un comportamiento extraño del mercado laboral, en el que no solo se ha reducido la demanda de trabajo, sino también su oferta. Este fenómeno se explicaría, en buena medida, por la disminución de la fuerza laboral migrante, lo que implica un balance atípico de riesgos sobre los salarios. Para acabar de completar el panorama, los datos de empleo de septiembre aún no se publican en medio del cierre del gobierno. Con todo ello, no es coincidencia la gran dispersión en las visión de los miembros de la Fed sobre las tasas para el 2026, que van desde un mínimo de 2.50% y hasta un máximo de 4%.

En suma, parece razonable esperar que, durante los próximos 12 meses, la trayectoria de la tasa de política monetaria seguramente tendrá un comportamiento marcadamente diferente de lo que el mercado está incorporando actualmente y que tiende a coincidir con la mediana de los pronósticos de los miembros de la Fed (3.25%). Esto es, o bien la tasa de interés se ubicará por debajo de ese nivel debido a una desaceleración económica más intensa que la prevista, o, por el contrario, la autoridad monetaria no podrá ser tan agresiva con los recortes, debido a la materialización de riesgos inflacionarios. En cualquiera de los dos casos, implicará volatilidad en los mercados globales a futuro.
Por ahora, sin embargo, estos seguirán disfrutando de las expectativas de nuevos recortes de tasas de interés en los próximos meses, en el contexto de las preocupaciones por la salud del mercado laboral.

Economista jefe de Credicorp Capital y Managing Director de Research. Es economista por la Universidad del Rosario, con maestría en Economía de la misma casa de estudios. Cuenta con 13 años de experiencia. Previamente se ha desempeñado en cargos de docencia, investigación académica y del sector financiero.