Pocas cosas son tan importantes para nuestra reputación y prestigio profesional como ser –y parecer– personas íntegras y confiables. Se trata de tener credibilidad y una conducta ética que inspire respeto, sin necesidad de decirlo. Aquí comparto 15 ideas que ayudan a fortalecer esa imagen –auténtica y merecida– de alguien serio, profesional, confiable e íntegro:
1. Sé tú mismo. No hay atajo más poderoso hacia la integridad que ser genuinamente quien uno es. Ser el mismo en lo personal, lo profesional, en las redes sociales y en el mundo real. Porque tratar de impresionar o construir una imagen basada en lo que los demás esperan de nosotros genera duplicidad, y por ende, desconfianza.
2. No aparentes. No simules conocimientos, cargos, experiencias, conexiones o logros que no tienes. La falsedad – y la fanfarronería- siempre se descubren, y el costo en credibilidad puede ser muy alto. No se trata de impresionar a los demás, se trata de merecer su confianza.
3. Sé coherente. El doble discurso entre lo que decimos y lo que hacemos nos resta toda credibilidad. La coherencia de nuestro comportamiento en cada ámbito, interacción y con cada persona, define cómo somos en verdad y es un signo claro de madurez, integridad y responsabilidad.
LEA TAMBIÉN: Las 17 habilidades que te harán destacar en el entorno laboral de 2025
4. Cumple tu palabra. Cuando prometas algo, cúmplelo a cabalidad. Y si por alguna razón no puedes, da la cara, explica y pide disculpas. Tu palabra es tu marca y nada justifica no honrar tus compromisos
5. Mantén una ética firme. Evita tener la conveniente pero poco íntegra ética “elástica” que se acomoda y cambia según la ocasión o el beneficio. Ser íntegro es hacer lo correcto incluso cuando nadie nos ve. Los valores definen directamente nuestra reputación y prestigio.
6. No mientas. A nadie. Nunca. Ni mentiras blancas, pequeñas mentirillas, ni medias verdades. La verdad es un activo valioso. Mentir mina la confianza, y ésta rara vez se recupera por completo. Pactar por lo bajo o sobornar, jamás.
7. Mantén la compostura en todo momento. Son en los momentos de tensión o estrés donde realmente se ve el carácter, la educación y los valores de una persona. No te dejes llevar por impulsos, y ojalá puedas mantener una buena actitud para con todos siempre. Es clave.
8. Cuentas claras con todos. Paga a tiempo. No dejes deudas abiertas, promesas incumplidas o cuentas confusas. El orden financiero comunica quién eres y cómo honras tus compromisos. Ninguna clase de trampa de ningún tipo es menor ni aceptable.
LEA TAMBIÉN: Inés Temple: Once ideas para ejecutivas jóvenes exitosas
9. Reconoce tus errores. Equivocarse es humano. Lo importante es asumirlos con humildad, aprender de ellos y enmendarlos sin buscar excusas, culpables ni menos tratar de ocultarlos o minimizarlos. Disculparse de corazón es lo que corresponde, y hacerlo siempre será lo correcto.
10. Perdona los errores de los demás. Así como tú esperas comprensión, ofrece también indulgencia y empatía. El rencor y la crítica constante a otros erosionan tu imagen y tus relaciones.
11. Respeta a todos por igual. Trata con respeto –y, ojalá, también con calidez- a toda persona, sin importar su cargo, origen, rol o nivel educativo. Esa actitud habla mucho más de ti que de ellos.
12. Evita la adulación innecesaria. Ser amable es distinto a ser zalamero. No uses elogios vacíos ni intentes caer bien a costa de tu autenticidad. Eso es manipular y se nota.
13. No presumas tus logros ni tu dinero. Compartir logros está bien, alardear no. La humildad y la sencillez siempre son más atractivas que el exhibicionismo. No necesitas probar tu valor todo el tiempo.
14. Cuida tu ego. Evita querer ser el centro de todas las conversaciones. Sé más sencillo, escucha más. Haz preguntas, interésate genuinamente por los demás y dales su espacio. Que el éxito o la fama no se te suban a la cabeza.
15. No exageres ni adornes la realidad. Ser confiable también es compartir la verdad tal como es, sin dramatizarla, aumentarla o recortarla. Las verdades a medias, tarde o temprano, se vuelven mentiras completas.
En definitiva, ser una persona íntegra no se trata de imagen, sino de esencia, de realidad. Se trata de tener una conducta y valores que inspiren respeto, y una forma de ser que transmita confianza, cercanía y buena actitud. La reputación es lo que los demás piensan de nosotros… pero se construye a partir de lo que realmente somos.

Presidente LHH DBM Perú & LHH Chile y autora de Usted S. A. (21 ediciones). Ha figurado en el top 15 Merco durante 8 años consecutivos. También es LinkedIn Top Voice, speaker, directora de empresas y ONG, y presidente de The SafeStorage Co.