
Muchas veces, cuando enfrentamos incertidumbre profesional, reaccionamos como si estuviéramos atravesando una crisis de pareja: nos angustiamos, nos llenamos de dudas, reflexionamos con culpa y luego actuamos de forma impulsiva o tardía.
Es la clásica actitud de reaccionar en lugar de prevenir: actualizamos el currículum, empezamos a hacer networking, escribimos a antiguos contactos o incluso enviamos “flores rojas” -metafóricamente- cuando el vínculo laboral ya está muy desgastado.
Esta forma de actuar es muy común, pero profundamente ineficaz. En las relaciones personales, sabemos que el cuidado de la relación debe ser constante; que lo que se descuida se enfría, pierde brillo, se oxida. Lo mismo ocurre con nuestra vida profesional. No podemos esperar a que las cosas se pongan difíciles para recién empezar a cuidarla. Nuestra carrera requiere atención, cariño, inversión de tiempo, energía y una dedicación permanente.
La realidad es clara: nuestra carrera profesional es nuestro mejor negocio propio. Y, como todo negocio exitoso, necesita visión de largo plazo, estrategia, inversión continua, innovación, presencia de marca y excelencia en el servicio. Su crecimiento depende directamente de cuán en serio asumamos el reto de liderarlo.

Antes, mientras más años llevábamos en un puesto o en una organización, más protegidos creíamos estar. Pero ese paradigma terminó. Hoy, esa permanencia prolongada puede convertirse -muchas veces- en una señal de estancamiento si no va acompañada de evolución y aprendizaje constante.
Además, enfrentamos un mercado laboral mucho más dinámico y competitivo. Hay profesionales más jóvenes que dominan lo digital, con habilidades técnicas actualizadas y agilidad para adaptarse, y están marcando un nuevo estándar. Y aunque tener experiencia sigue siendo valiosa, ya no es suficiente por sí sola.
Por eso es esencial salir de la complacencia y asumir con humildad y valentía que el trabajo que tenemos no lo tenemos por derecho adquirido. Lo seguimos “mereciendo” solo si continuamos demostrando que agregamos valor cuantificable y medible, que crecemos, que aprendemos, que innovamos. Nuestro nivel de empleabilidad es un activo que debemos cuidar, desarrollar y fortalecer activa y permanentemente.
Y parte de ese desarrollo pasa por hacernos preguntas incómodas, pero necesarias:
- ¿Qué tan vigentes están mis conocimientos?
- ¿Estoy aprovechando la tecnología y la inteligencia artificial en mi trabajo, o las miro de lejos y con desconfianza?
- ¿Estoy abierto a aprender de personas más jóvenes o diferentes a mí?
- ¿Sigo invirtiendo en mi formación con la misma energía que al inicio de mi carrera?
Recordemos: empleabilidad no es simplemente “tener un trabajo”. Es la capacidad, la actitud de querer mantener, mejorar o conseguir uno nuevo de igual o mayor nivel de satisfacción personal y profesional, en un tiempo razonable. Es algo que desarrollamos nosotros con vigilancia constante y actualización continua.
Tener un trabajo no garantiza seguridad. Lo que sí ofrece una relativa seguridad es contar con una marca personal sólida, una excelente reputación, una red de contactos activa, competencias actualizadas y una propuesta de valor clara. Porque si algún día nuestro trabajo actual desaparece o deja de hacernos sentido, contaremos con otros espacios donde nuestros servicios seguirán siendo demandados, valorados y respetados.
El mundo del trabajo está lleno de oportunidades, pero esas oportunidades no llegan solas. Las construimos. Las atraemos. Y lo hacemos cuando somos muy productivos, adaptables, confiables y visibles. Por eso, la seguridad que tanto anhelamos no depende de quienes nos emplean. Depende de cuánto trabajamos —de forma constante— en seguir siendo relevantes y vigentes.
No esperemos a estar en crisis para cuidar de nuestra carrera. No dejemos que se enfríe la relación más importante que tenemos con nosotros mismos como profesionales. La empleabilidad no es un escudo para tiempos difíciles. Es una forma de vida. Un compromiso diario. Una forma de honrar nuestro talento y potencial.

Presidente LHH DBM Perú & LHH Chile y autora de Usted S. A. (21 ediciones). Ha figurado en el top 15 Merco durante 8 años consecutivos. También es LinkedIn Top Voice, speaker, directora de empresas y ONG, y presidente de The SafeStorage Co.