
Andrea de la Piedra, CEO de Aequales y miembro de WCD - La semana pasada se realizó la celebración de los 10 años del Ranking de Aequales, la medición más grande en equidad de género y diversidad en Latinoamérica que ha medido en esta década a más de 2,300 empresas en 21 países de la región. Esta medición se llevó a cabo en un año que se presentó repleto de resistencias a las acciones en torno a la diversidad, equidad e inclusión en el mundo.
A pesar de que los vientos son complejos, 500 empresas latinoamericanas se han medido este 2025 y más del 60% de empresas peruanas que participaron en el 2015 por primera vez, hoy siguen midiéndose, accionando y generando cambios.
Estamos en un contexto donde las mareas van cambiando y los vientos juegan en contra de las personas y organizaciones que trabajamos por la inclusión. Si algo vemos es que los criterios sociales en la estrategia empresarial han estado, demasiadas veces, condicionados por el contexto externo. Las empresas se encuentran en un momento complejo donde viven en incertidumbre, presiones financieras, fatiga organizacional, temores reputacionales. En este escenario, las prioridades se reordenan, los discursos se moderan y muchas decisiones se congelan al percibir la inclusión como un riesgo. No obstante, los desafíos estructurales no se detienen; al contrario, se amplifican cuando se dejan de lado.
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Lass desigualdades en América Latina son profundas y estructurales y el rol del sector privado es fundamental. Las cifras aún nos lo demuestran: el 41% de las mujeres peruanas deja de trabajar después de tener su primer hijo (IEP, 2024), un 72% de personas con discapacidad está desempleada en América Latina y según el Trust Barometer de Perú, 3 de cada 4 encuestados peruanos temen sufrir prejuicios, discriminación o racismo.

Es en este momento donde el rol del directorio es fundamental: ¿cuál va a ser nuestra postura organizacional?, ¿qué acciones, metas o estrategias queremos tener de cara a ser una organización más inclusiva?, ¿vamos a seguir en este camino?, ¿cómo nos mantenemos firmes con nuestros valores? Esas son solo algunas de las preguntas que juegan mayor relevancia en este contexto y que son conversaciones clave dentro de los directorios.
Navegar la marea es sostener el rumbo incluso cuando el viento cambia y el panorama se llena de rutas divergentes y complejas. Las empresas que miden, cuestionan y accionan —incluso ante la incertidumbre— son las que construyen ventajas duraderas. Tanto para el directorio como para quienes lideran equipos: este es el momento de actuar, no de pausar. Porque el verdadero liderazgo se prueba cuando el contexto nos desafía. Las empresas tienen ese poder y responsabilidad.
En estos 10 años han habido avances en el Ranking de Aequales: el desempeño en el puntaje general promedio de las empresas ha aumentado 15 puntos porcentuales desde 2017, pasando de 41% a 56% en 2025. Este avance nos indica que la mayoría de las empresas navegan hoy hacia la inclusión y no podemos parar. En un contexto donde sociedad, personas y mercados exigen coherencia y propósito, detener la inclusión no es una pausa estratégica, es dejar el rumbo a la incertidumbre.









