
El pasado 3 de mayo de 2025, durante la reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway en Omaha, Warren Buffett anunció inesperadamente su retiro como CEO de la compañía. Se despidió a los 94 años tras haber liderado la firma durante más de seis décadas, consolidándose como el mejor inversionista de todos los tiempos. En esta columna revisaremos la rentabilidad alcanzada por Warren Buffett (“WB”) y plantearemos algunas posibles razones detrás de su extraordinario éxito.
Desde 1965 hasta la fecha, la rentabilidad anual compuesta de WB ha sido del 19,9%. Si la comparamos con la de fondos emblemáticos como el Fidelity Magellan —el más grande del mundo en su momento—, Buffett lo supera en 4,5 puntos porcentuales anuales durante el mismo periodo.
Al contrastar estos resultados con el índice S&P 500, que ha superado a la mayoría de los fondos mutuos estadounidenses a lo largo del tiempo, se observa que Buffett también logra vencerlo de manera consistente. Desde 1965, WB ha superado al S&P 500 en aproximadamente el 70% de sus resultados anuales.
En cuanto al riesgo, es natural que retornos superiores vengan acompañados de una mayor volatilidad: alrededor del 10% anual en el caso de WB, frente al 7% del S&P 500. Además, su portafolio presenta una mayor concentración: las cinco principales acciones de Berkshire Hathaway representan el 63% de su cartera, mientras que en el S&P 500 ese peso es de apenas el 25%. Sin embargo, al analizar los retornos ajustados por riesgo (volatilidad), Buffett continúa superando al índice, ya que ha generado una rentabilidad proporcionalmente mayor al riesgo asumido.

No cabe duda de que WB ha sido el inversionista más destacado del mundo en los últimos 60 años. Pero más allá de los resultados, su éxito parece radicar en algo más profundo: una combinación de humildad, hábitos sólidos de trabajo y una visión alineada con los intereses de sus accionistas.
A pesar de poseer una fortuna que bordea los US$165.000 millones, Buffett mantiene un estilo de vida sencillo, austero y coherente con el de una clase media alta estadounidense. Aún vive en la casa que compró en 1958 y nunca ha perseguido el dinero como fin último. Si ese hubiera sido su objetivo, habría cobrado comisiones por gestionar capital, como ocurre en la mayoría de los fondos. En cambio, sus ganancias provienen del mismo rendimiento que obtienen sus accionistas. Además, a la fecha, ha donado más de US$50.000 millones a causas benéficas.
Un elemento clave en el éxito sostenido de Buffett ha sido la estabilidad de su equipo, en particular su histórica relación con Charlie Munger, vicepresidente de Berkshire hasta su fallecimiento. Juntos lideraron la firma durante más de 60 años, algo casi inédito en la industria financiera, donde los egos y la lucha por el protagonismo suelen fracturar los equipos de inversión.
En el mundo de las inversiones, los procesos y la disciplina importan tanto —o incluso más— que los resultados. El verdadero mérito de Buffett radica en haber preservado una cultura organizacional coherente durante más de medio siglo: mantuvo un equipo unido, hábitos constantes de trabajo y evitó distracciones personales que pudieran desviar su enfoque. Será muy difícil que otros equipos de inversión de nuestros tiempos logren sostener esa misma cultura. Indudablemente, WB ha sido —y probablemente será— el último de los mohicanos en conseguirlo.

CEO y Fundador Allié Family Office. Past President CFA Society Peru. Licenciado en Ciencias Económicas por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Cuenta con un grado de MBA en Administración de Empresas por la Universidad de Texas en Austin.