La expansión de la operación de WeWork “fue impulsada, en gran medida, por el FOMO (fear of missing out o miedo a perderse algo en español)”. (Foto: David Paul Morris/Bloomberg) (Photo by Drew Angerer / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP)
La expansión de la operación de WeWork “fue impulsada, en gran medida, por el FOMO (fear of missing out o miedo a perderse algo en español)”. (Foto: David Paul Morris/Bloomberg) (Photo by Drew Angerer / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP)

(G de Gestión) No todo es lo que parece ni todo lo que brilla es oro. WeWork que parecía que iba a revolucionar el mercado de oficinas, se acogió, en el 2023, al capítulo 11 del Código de Quiebras de Estados Unidos, que permite a las organizaciones seguir operando mientras elaboran un plan para pagar sus deudas. La medida llamó la atención porque en su apogeo se había convertido en la startup más valiosa de ese país, con una valoración de US$ 47,000 millones y el respaldo de grandes inversores, como SoftBank. La combinación de un modelo que no era tan rentable como se había proyectado, muchas obligaciones de pago y una mala gestión sin contrapesos, entre otros factores, hizo que el negocio fuera, en realidad, demasiado arriesgado, y que uno se preguntara, más bien, cómo logró llegar tan lejos.

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