
En mi trabajo, paso horas asistiendo a conferencias académicas y leyendo numerosos artículos de investigación, pero por lo general solo logro recordar una pequeña fracción de esa información. También me encuentro del otro lado: preparando presentaciones, escribiendo informes y, más recientemente, elaborando un libro, plenamente consciente de que la mayoría de los detalles que intento comunicar serán olvidados.
Más de un siglo de investigación sobre la memoria humana demuestra que olvidamos gran parte de lo que experimentamos en el transcurso de un día. La pequeña proporción de cosas que sí recordamos tiene un peso considerable en nuestras acciones futuras. Para que un mensaje sea efectivo, debe ser recordado.
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¿Qué hace un mensaje memorable?
Mientras escribía mi libro, Why We Remember, enfrenté el desafío de resumir más de un siglo de investigación sobre la ciencia de la memoria de una forma que los lectores pudieran comprender y aplicar en su vida cotidiana. Basándome en esa ciencia, ideé lo que llamo las cuatro C del mensaje memorable.

- Fraccione la información
El cerebro humano solo puede retener una cantidad limitada de información al mismo tiempo. Para superar las limitaciones de la memoria de trabajo, podemos usar la “fragmentación”, que consiste en agrupar de manera explícita los puntos que deseamos transmitir bajo la idea central de un mensaje. Con este enfoque, su audiencia podrá conectar las partes de manera significativa y formar un recuerdo más sólido del contenido.
- Hágalo concreto
Cuando se comunica sobre un tema complejo, puede lograr que su mensaje sea memorable usando un ejemplo concreto. La investigación demuestra que a las personas les cuesta más memorizar conceptos abstractos como “justicia” que elementos que pueden visualizar o imaginar fácilmente, como “mazo”.
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- Incorpore recordatorios
Recordar algo que aprendimos anteriormente puede fortalecerlo y facilitar su acceso cuando lo necesitemos. En un estudio, los investigadores mostraron que, cuando las personas intentaban memorizar palabras en swahili, estudiarlas de forma tradicional para retenerlas no era tan eficaz como intentar recordarlas en un examen.
Por supuesto, en el mundo real, normalmente no es factible (ni agradable) poner a prueba a su audiencia, por lo que en mi laboratorio investigamos cómo podría utilizarse esta técnica en contextos más naturales. Escaneamos el cerebro de personas mientras escuchaban historias, y en un punto de cada historia aparecía una frase que hacía referencia a un evento descrito unos minutos antes. Durante ese recordatorio, observamos una mayor activación en los circuitos cerebrales involucrados en la formación de nuevos recuerdos, y ese recordatorio ayudó a los participantes a retener más información de la historia.
- Despierte su curiosidad
Si solo centra su presentación en conducir a un mensaje final, está perdiendo una gran oportunidad. Después de escribir más de 200 artículos académicos y miles de páginas de becas de investigación, he aprendido que la clave de una comunicación memorable no reside en transmitir la respuesta, sino en establecer una pregunta convincente.
Esta intuición se ve respaldada por investigaciones de imágenes cerebrales realizadas en mi laboratorio de memoria dinámica. Usando imágenes de resonancia magnética funcional, descubrimos que cuando las personas se enfrentan a una pregunta y sienten curiosidad por conocer la respuesta, se produce un pico de actividad en las áreas del cerebro que procesan la dopamina. Estas regiones cerebrales parecen desempeñar un papel en impulsarnos a buscar recompensas (como recorrer una gran distancia para ir a su pizzería favorita). Además, la dopamina mejora la capacidad del cerebro para formar nuevos recuerdos, lo que podría explicar por qué la curiosidad potencia el aprendizaje.
Por: Charan Ranganath