
Un joven en Apurímac que empezó con solo S/ 80 y, cuatro años después, ha llevado cursos virtuales a más de un millón de estudiantes con una plataforma inspirada en el modelo de Duolingo. Una ingeniera que está por inaugurar su primera planta de biofertilizantes en Arequipa. Y un emprendedor de Cajamarca que creó un banco comunal y ahora exporta rosas hasta Chile para generar rentabilidad. Tres historias peruanas que nacieron de una necesidad, apostaron por una idea, y encontraron ‘ese’ impulso que necesitaban. ¿A qué apuntan?
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La historia de Prepaso
Wilson Ccopa vivió lo que muchos jóvenes peruanos enfrentan al terminar la secundaria: decidir entre trabajar o prepararse para postular a una universidad pública. En 2018, su padre le dejó claro que solo podía pagarle solo una vez la academia preuniversitaria; si no ingresaba, tendría que buscar empleo.

Fue durante esas clases, mientras se preparaba para postular a la Universidad San Antonio Abad del Cusco, que se le ocurrió la idea de crear una plataforma educativa. Así nació Cachimboz, un proyecto que ofrecía microcursos a precios accesibles para otros postulantes como él. Aunque se graduó como psicólogo, destinó S/ 80 a pagar la licencia de una plataforma para crear y alojar sus propios cursos. “Creé la primera versión sin saber programar, solo viendo videos en YouTube, y así llegué a 10,000 estudiantes”, cuenta a G de Gestión.
Conociendo de primera mano la experiencia preuniversitaria, sabía qué cursos interesaban y qué preguntas solían venir en los exámenes de admisión. De ahí surgió Prepaso, que actualmente integra dos aplicaciones más, que demandaron una inversión cercana a los S/ 100,000 en 2021. “A la fecha, hemos llegado al millón de estudiantes”, afirma.
Los usuarios no solo provienen de Apurímac, Cusco o Arequipa, también de la selva peruana e incluso de países como México, Colombia y Bolivia. En 2023, Ccopa fue uno de los ganadores del concurso Perumin Inspira, en la categoría Alto Impacto. Esta vitrina le permitió acceder a un pequeño financiamiento y establecer alianzas clave. Hoy, se prepara para incorporar herramientas de inteligencia artificial. “No buscamos solo automatizar la generación de cursos, sino desarrollar tutores personalizados que acompañen a los alumnos las 24 horas”, detalla.
¿Y cómo se sostiene el negocio? Inspirado en el modelo de Duolingo, Prepaso y sus otras plataformas (como ResumeGPT) ofrece una versión gratuita con publicidad digital, y otra de suscripción, con precios desde S/10. Según Ccopa, ya han recuperado el 70% de la inversión inicial. El siguiente paso: levantar una ronda de inversión presemilla hacia fin de año. El objetivo es ambicioso: escalar la plataforma con IA para llegar incluso a zonas sin acceso a internet. “Creo que ya estamos en la posibilidad de abrirnos a alianzas con empresas mineras, para que puedan ofrecer nuestra plataforma a los hijos de sus trabajadores”, sostiene.
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La ingeniera de los biofertilizantes

Cuando terminaba su carrera de ingeniería pesquera, una idea empezó a tomar forma en la cabeza de Daniela Mendoza. Mezcló el enfoque de su tesis universitaria con las oportunidades que le estaba brindado el ecosistema de las startups: crear un biofertilizante orgánico a base de residuos pesqueros.
Junto a colegas de su facultad y un economista, detectaron un punto en común entre dos sectores vulnerables para generar el proyecto que hoy lleva por nombre Agrobiofish: la pesca, por la escasez de recursos hidrobiológicos, y la agricultura, por el sobreuso de agroquímicos que deterioran la estructura de los suelos. La propuesta: desarrollar una solución que mejore la calidad de vida de los productores y, a la vez, del medio ambiente.
Aunque aún no han llegado a la fase de implementación masiva, Agrobiofish ya adquirió maquinaria y se encuentra en proceso de producir a una escala mayor. Se instalarán en Arequipa. Según sus estimaciones, con 5 a 6 toneladas diarias de residuos recolectados de las zonas acuícolas de la Reserva Natural de Cotahuasi, podrían cubrir entre 10 y 15 hectáreas agrícolas inicialmente. El modelo es escalable y tiene un margen de ganancia cercano al 40%, asegura Mendoza.
“En el mercado ya existen biofertilizantes, pero la mayoría están hechos a base de materia vegetal u orgánica. Lo nuestro, basado en residuos pesqueros, es una alternativa innovadora y aún poco explorada en el país”, explica. El equipo trabaja en paralelo en el desarrollo de su patente y en establecer alianzas con asociaciones de acuicultores, y productores agrícolas. Su mirada está puesta en zonas como Majes, en Arequipa, donde ven un alto potencial agrícola para operar.
Aunque aún no hay vínculos formales con el sector minero, la ingeniera pesquera no descarta tender puentes en el futuro. “La minería tiene un impacto sobre el suelo, y una de las propiedades de nuestro producto es ayudar a reestructurarlo. Puede haber una colaboración posible”, afirma. Además de ser premiados en el Perumin Inspira 2024 en la categoría de Acción Climática, acaban de recibir capital semilla otorgado por ProInnóvate, al ganar en la octava generación del programa en la categoría 2G. “Ese fondo será clave para ampliar nuestra producción. Planeamos instalar nuestra primera planta en Arequipa y estamos haciendo los estudios para que sea viable”, finaliza.
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Un banco ‘a la altura’
A 30 minutos de la ciudad de Cajamarca, se encuentra Única: Nueva Esperanza, un pequeño banco comunal que empezó en 2015 con solo ocho socios y S/210 de capital, y hoy es una organización con más de 20 socios activos —12 mujeres y 8 hombres—, un capital social superior a los S/ 300 mil y préstamos por más de un millón de soles otorgados. La clave de su crecimiento ha sido la confianza, cuenta José Martín, líder de la organización comunal.

Los socios se reúnen cada mes y aportan entre 10 y 100 soles. Con esos fondos, entregan préstamos a tasas diferenciadas: 3% para terceros y 2% para socios. Además, ganan intereses por sus ahorros (1% anual) y cada año se reparten utilidades en base a acciones. Los créditos no se entregan a ciegas: hay una evaluación previa de dos meses, estatutos claros y requisitos exigentes que incluyen garantías dobles, títulos de propiedad y hasta escrituras públicas. La seriedad con la que manejan su banco comunal ha sido clave para que incluso otras empresas, como Yumpag, Cementos Pacasmayo y Yanacocha, se interesen en brindarles asesoría técnica y financiera.
“Desde niño siempre creí que podía lograr algo grande”, dice su actual gerente, quien también administra un centro turístico en la zona. La comunidad ha diversificado sus ingresos con cultivos de rosas, fresas, arándanos y hortalizas, además de crianza de cuyes, ganado vacuno y actividades de turismo rural. Las flores ya han llegado hasta Chile por vía aérea, mientras que los productos agrícolas se venden en mercados de Trujillo, Chiclayo y Lima. El centro turístico no solo acoge a visitantes, sino que también sirve como vitrina para la producción local y como espacio para la gastronomía a base de cuy y berries.
La pandemia golpeó fuerte —perdieron producción y contratos—, pero lejos de rendirse, decidieron formalizar su asociación bajo el nombre de Yacoflor.
Su meta para el 2025 es ambiciosa: alcanzar los S/600 mil en capital social y superar los S/ 100 mil en préstamos anuales. Y, en el corto plazo, proyectan convertirse en una cooperativa con sede en la ciudad de Cajamarca. Única fue una de las finalistas en Perumin Inspira, en la edición del 2023. José Martín afirma que, desde que recibieron capacitación y asesoría, la empresa, a través de su formalización, ha logrado una reducción de la pobreza que, según sus propias estimaciones, ha bajado hasta en un 70% en la comunidad.
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Empujando los emprendimientos regionales
Mariana Abugattás, presidente de PERUMIN Inspira, señaló que esta iniciativa impulsada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú y Kunna para visibilizar y potenciar emprendimientos sociales de alto impacto en la sierra y selva del país, ha permitido impulsar otros casos inspiradores como el de Gomishuro, una empresa que procesa el cushuro (una alga) que previene la anemia y ya es distribuida en zonas mineras, o el proyecto de César Huamán, Simbiosis, que exporta hongos cultivados en plantaciones de pinos, entre otras.
En esta nueva edición, con más de 120 postulaciones hasta ahora, la plataforma apunta a premiar nuevas iniciativas alineadas con nueve Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre ellos: fin de la pobreza, igualdad de género, agua y saneamiento, salud y bienestar, educación de calidad y acción por el clima.
“Estos emprendimientos no tienen que estar relacionados directamente con la minería, pero sí deben contribuir a los ODS. Nuestra meta es ayudarlos a escalar y generar mayor visibilidad”, explicó. Los emprendimientos seleccionados recibirán acompañamiento, mentorías, capacitaciones y acceso a aliados estratégicos como universidades, aceleradoras y estudios de abogados. Además, los diez finalistas viajarán con todo pagado a Arequipa para presentar sus iniciativas en PERUMIN.

Coordinadora en la revista G de Gestión e integrante del podcast de economía y negocios 'Actualidad Latinoamericana'. Escribo sobre management, agricultura, tecnología y emprendimientos. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.