
Apenas 47 días después del llamado “Fujishock”, en medio de una inflación del 400% y una deuda externa del Perú de US$ 20,000 millones, el 25 de setiembre de 1990 nacía Gestión. La frase de su fundador, Manuel Romero Caro, aún resuena: “o nace mañana o ya no nace”, decía a su equipo en la oficina de Los Carolinos, en Miraflores. Apenas 30 profesionales —entre economistas, ingenieros, abogados y periodistas— dieron vida al primer diario financiero y económico del país.
Desde su primera editorial, la misión del diario quedó clara: “Queremos ser un foro abierto, un periódico plural, respetuoso de las expectativas del mundo laboral, político y académico”. Desde entonces, por estas páginas hemos recogido voces de distintos espectros políticos, columnas de intelectuales como Marco Martos, opiniones como las de Mercedes Aráoz, y la sátira de Heduardo. También fuimos testigos de momentos decisivos: el cierre del Congreso en 1992, la captura del cabecilla terrorista Abimael Guzmán, la caída del CLAE, la privatización de la telefonía y la creación del sistema privado de pensiones.

Y en medio de ese contexto, el diario también evolucionó con suplementos especializados —Gestión Minera, Gestión Agraria, Gestión Industrial— y más adelante con AFP, El Economista y Dinero. En los años de crecimiento económico de los noventa, con la llegada de capitales extranjeros, el boom de los centros comerciales y la urbanización de las periferias, Gestión no dejó de informar ni de denunciar las presiones políticas que enfrentaban los medios.
La internacionalización del Perú, con el TLC con Estados Unidos, la organización de la APEC en Lima y la crisis financiera global, representó otra oportunidad para demostrar la esencia de esta casa periodística: explicar con rigor los vaivenes de la economía. A partir del 2006, con el ingreso al paraguas del Grupo El Comercio y bajo la dirección editorial de Julio Lira, el diario se consolidó como un referente, incluso a nivel regional.

Y con el nuevo milenio también llegó la transformación digital: el paso de la edición diaria a cinco días por semana, las primeras incursiones web (hoy Gestion.pe) y el desafío de la caída de la publicidad impresa. En 2009 nació G de Gestión, diseñada como un espacio de lectura más analítica y cercana, que hoy continúa en versión digital con crónicas, infografías, entrevistas y series como Casos de Estudio.
Han pasado 35 años y, mientras el Perú cambió de presidentes -12 para ser exactos-, de modelos y de ciclos económicos, Gestión se mantuvo fiel a su misión original: ser cronista y crítico de la vida económica y empresarial del país, adaptándose a los nuevos tiempos, pero siempre con un norte claro: ofrecer información rigurosa y útil para la toma de decisiones.

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Los últimos 10 años, en voz de Mercedes Aráoz

“Creo que el diario ya forma parte de nuestras vidas, todas las mañanas hay que leerlo”, dice Mercedes Aráoz, exministra de Economía y Finanzas y quien fue elegida como vicepresidenta en el 2016. De hecho, recuerda ese año como “el punto de quiebre” que retrasó el crecimiento económico del país.
“Para mí, el 2016 fue un punto de quiebre. Ahí comenzó una crisis política que retrasó nuestro crecimiento. No es que hoy estemos mal, pero tampoco hemos avanzado al ritmo que hubiéramos podido. La caída de Pedro Pablo Kuczynski por falta de un arreglo democrático entre partidos fue un golpe; si esa cooperación se hubiera dado, el desarrollo habría sido más potente. A ello se sumó el escándalo de Odebrecht, que fue muy dañino para la confianza y la inversión”, recuerda.
Otras oportunidades perdidas que dejó pasar el país fueron proyectos como el aeropuerto de Chinchero. “Si se hubiese alcanzado el arreglo que estaba sobre la mesa en ese momento, hoy probablemente ya tendríamos ese aeropuerto en operación”, afirma. Lo mismo ocurrió con el proceso de acceso a la OCDE.
En su momento, la OCDE recomendó al Perú un modelo para reformar el sistema de pensiones, diseñando un esquema mixto con aportes del Estado y de los trabajadores, pero que no tuvo eco. En educación, en tanto, se debilitó la carrera pública magisterial y se relajaron los procesos de contratación, afectando la calidad de la enseñanza. Lo mismo -señala Aráoz- ha ocurrido en otros campos, como los derechos humanos y la legislación laboral, “donde hubo retrocesos importantes”.
A pesar de todo, agrega, sí hemos tenido “faros de estabilidad”. El caso más claro es Julio Velarde en el Banco Central de Reserva, pero no ha sido el único. La SBS, primero bajo Socorro Heysen y ahora con Sergio Espinoza, y la SMV también han cumplido un papel importante. En el Ministerio de Economía y Finanzas, ministros como Claudia Cooper y Carlos Oliva lograron darle consistencia a la política económica. “Incluso en medio de la turbulencia, esas instituciones han mostrado solidez”. Del lado empresarial, “pienso en figuras como Roque Benavides, quien ha sido constante en su esfuerzo por fortalecer los gremios y mantener posiciones claras frente a la coyuntura”.
Pero si algo positivo se puede rescatar de esta última década es la apertura del Perú a nuevos mercados y la internacionalización de muchas empresas peruanas. La relación con China y Europa, las oportunidades con India y con los países de ASEAN, donde ya dimos un primer paso con Indonesia, y el impulso de la Alianza del Pacífico, nos permitirán fortalecer nuestra posición en el mapa global.
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PwC, un socio para el análisis empresarial

“La relación entre PwC Perú y Gestión se consolidó en un momento en que el entorno empresarial demandaba mayor visibilidad sobre liderazgo y reputación corporativa”, recuerda Orlando Marchesi, socio principal de PwC Perú desde julio de 2016.
Así nació el Premio Las Empresas Más Admiradas (EMA), una iniciativa conjunta con G de Gestión para reconocer no solo resultados financieros, sino también el impacto social de las compañías. “Vimos en Gestión un aliado estratégico: su capacidad de llegar a quienes toman decisiones ha sido clave para posicionar temas como liderazgo, sostenibilidad y cultura organizacional”.
Esa colaboración ha permitido visibilizar buenas prácticas y fortalecer la confianza en el sector privado, en un contexto que exige más transparencia y compromiso.
En cuanto a los cambios más relevantes de la última década, Marchesi destaca la digitalización de la administración tributaria, especialmente con la facturación electrónica, que mejoró la trazabilidad, redujo la informalidad y elevó el cumplimiento fiscal. Sin embargo, advierte que aún hay espacio para fortalecer el sistema. En paralelo, dice, la inestabilidad política e institucional ha afectado la inversión y la confianza, pero también ha generado conciencia sobre la importancia de fortalecer la gobernanza y la seguridad jurídica.









