
Todo en esa fría habitación está calculado. Es una coreografía de ciencia y tecnología que funciona las 24 horas, los siete días de la semana, incluso en feriados. Todo en el laboratorio se controla: temperatura, humedad, calidad del aire. “Sacar un óvulo vitrificado no es como sacar una gaseosa del refrigerador”, dice uno de los doctores. Y tiene razón. Ahora, el número de procedimientos de reproducción asistida o fertilidad crece, en promedio, casi un 12% anual en el Perú, y ya no solo impulsado por mujeres. Hay algunos cambios.
Hace casi 30 años, no habían mas que tres clínicas formales de reproducción asistida en el país y todas concentradas en Lima. Hoy hay más de 20 y distribuidas también en ciudades como Arequipa, Cusco y Trujillo.

La explicación es que el número de pacientes potenciales que necesitan de algún procedimiento de fertilidad en Lima, por ejemplo, está bordeando los 400.000, pero solo se realizaron cerca de 13.000 procedimientos al cierre del 2024.
Una limitante, sin duda, es el costo del tratamiento que, aunque se ha reducido en casi 20% en los últimos cinco años -según Javier García-Ferreyra de la Clínica EmbryoFertility-, bordea aún los S/ 18,000 (dependiendo del tipo de tratamiento y de la edad del paciente. No incluye los otros exámenes adicionales).
Pese a ello, las clínicas de fertilidad con más trayectoria mantienen una expectativa positiva sobre el crecimiento de la demanda para este 2025. Muchas de ellas continúan invirtiendo con fuerza, impulsadas por el aumento de mujeres que postergan la maternidad más allá de los 35 años y por el creciente número de hombres que optan por la vasectomía y ven en el congelamiento de esperma una alternativa.
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Fértiles inversiones
Carlos Duarte, director del Laboratorio de Reproducción Asistida NiuVida, reveló a G de Gestión que acaban de realizan una inversión cercana a US$ 1 millón en su tercera sede que está próxima a inaugurarse en San Isidro.
“Nos encontramos en plena transformación de la clínica. También hemos comprado nuevos equipos como incubadoras, tanques, y siempre estamos probando nuevas tecnologías”, comenta. Solo en mantenimiento de equipos, agrega, la clínica puede destinar casi S/ 200,000. “Este 2025 esperamos un crecimiento orgánico de 20% en el número de procedimientos, pero considerando la ampliación, podríamos llegar al 30% próximamente”, añade.

Por su parte, Javier Ascenzo, director y gerente general de la Clínica Miraflores, quien recuerda haber realizado procedimientos de reproducción asistida a pacientes con 27 y hasta los 50 años, afirma también que el mercado está en crecimiento. “Cuando comenzamos hace 31 años, éramos solo diez personas en el equipo; ahora somos 100. Teníamos un embriólogo, hoy son cinco. Incluso contamos con tres cajeras, porque la cantidad de llamadas que entran por las mañanas es muy alta”, cuenta.
Por ahora, no piensa en nuevas ampliaciones, pero tampoco descarta la posibilidad de sumar una nueva sede en el futuro.

En el caso de la Clínica EmbryoFertility, Javier García-Ferreyra señala que este año van camino a adquirir más incubadoras y otros sistemas de cultivos. “Podríamos destinar un capex de US$ 100.000 este 2025″, precisa. El centro espera un incremento de hasta 60% en el número de procedimientos de reproducción asistida respecto al 2024.
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El mercado de la fertilidad en movimiento
Con mayor acceso a información, las consultas sobre fertilidad por parte de mujeres peruanas jóvenes también están en aumento (ahora hay influencers que lo promueven). En el caso de NiuVida, por ejemplo, crecieron casi un 30% en el último año. Javier García, de EmbryoFertility, señala que hoy es más común ver a mujeres entre los 28 y 30 años acudir a una primera consulta, muchas de ellas sin pareja. “Hace cinco años, lo habitual era atender a mujeres mayores de 30”, comenta. No obstante, no todas terminan optando por el congelamiento de óvulos.
A la fecha, la mayoría de los procedimientos de reproducción asistida sigue concentrándose en parejas que ya desean tener hijos. “El tratamiento más frecuente que realizamos es la fertilización in vitro. El congelamiento de óvulos para preservar la fertilidad aún no representa una proporción significativa. Aunque cada año hay un leve aumento, no crece al ritmo que esperaríamos”, explica García. Parte del problema, añade, es la reticencia de muchas mujeres a considerar que su fertilidad podría verse comprometida: “Siempre piensan que ese problema le puede pasar a otra, pero no a ellas. Es una percepción con la que lidiamos constantemente”.
Pero también hay un cambio en el público masculino. Cada vez hay más varones que se interesan en evaluar su fertilidad. Muchos se realizan un espermatograma —un análisis que permite saber si pueden o no tener hijos— incluso sin haber pasado por algún susto previo.
Además, hay un grupo creciente de hombres jóvenes, entre los 24 y 26 años, que acuden a congelar su semen antes de realizarse una vasectomía. “Como la vasectomía corta los conductos que conectan los testículos con la uretra, el hombre sigue eyaculando pero ya no hay espermatozoides. Algunos jóvenes piensan que hoy no desean tener hijos, pero tampoco quieren correr el riesgo de quedarse sin la posibilidad en el futuro”, explican los especialistas.
En cuanto al congelamiento de espermatozoides, no se observa un incremento exponencial, pero sí una tendencia constante al alza. Algo similar ocurre con los bancos de semen y óvulos. Si bien la demanda de donantes de esperma crece lentamente —menos del 10% anual—, sí hay un aumento sostenido, sobre todo porque más mujeres solteras o parejas recurren a donantes. En el caso de los óvulos donados, la demanda es significativamente mayor que la de espermatozoides.
Paso a paso para la fertilidad: ¿y los precios?
Una recomendación clave en la que coinciden todos los especialistas consultados para este informe es informarse bien sobre el laboratorio donde se almacenarán los óvulos: su estado y condiciones pueden influir directamente en el éxito del tratamiento.
El proceso suele comenzar con una evaluación de fertilidad que incluye análisis hormonales, ecografías y estudios de la cavidad uterina, con un costo aproximado de S/ 700 y que puede completarse en dos sesiones.
Si la paciente decide congelar sus óvulos, se realiza una estimulación ovárica controlada —mediante la aplicación de hormonas— para obtener más óvulos, seguido de una aspiración folicular y su vitrificación.
En cuanto a costos, el procedimiento de reproducción asistida puede costar entre US$ 5,000 y US$ 6,000 en NiuVida (dependiendo el tratamiento), sin contar los análisis previos. En EmbryoFertility, una fecundación in vitro ronda los S/15,000 a S/16,000, mientras que el congelamiento de óvulos (incluyendo hormonas) puede ir desde los S/12,000.
¿Podrían los seguros cubrir algún día los tratamientos de fertilidad? Hoy no existe en el Perú ninguna póliza que cubra procedimientos de fertilidad, y es poco probable que eso cambie en el corto plazo, según coinciden especialistas del sector.
Para el doctor Duarte, director médico de NiuVida, el alto costo de estas técnicas es una de las principales barreras, pero se justifica por la complejidad de los procedimientos y la tecnología que requieren. Sin embargo, destaca que hay avances: “La OMS ya ha reconocido la infertilidad como una enfermedad, y eso podría abrir la puerta a una futura cobertura por parte de seguros”, señala.
Por ahora, las clínicas trabajan con financiamiento propio o alianzas con bancos y tarjetas de crédito para ofrecer opciones de pago en cuotas. El doctor Javier Ascenzo, director de la Clínica Miraflores, coincide en que el panorama no es alentador: “Hoy ningún seguro cubre estos tratamientos, y no creemos que eso ocurra pronto”, afirma.
En Estados Unidos, por ejemplo, UnitedHealthcare, Cigna, Aetna y Blue Cross Blue Shield ofrecen cobertura para tratamientos de fertilidad, incluyendo inseminación artificial y fertilización in vitro.

Coordinadora en la revista G de Gestión e integrante del podcast de economía y negocios 'Actualidad Latinoamericana'. Escribo sobre management, agricultura, tecnología y emprendimientos. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.