
En 1952, se fundó en el Perú la empresa más icónica en la historia de la industria textil peruana. Reconocida por su marca Polystel, la empresa fue pionera en la fabricación de uniformes escolares y llegó a confeccionar prendas para marcas internacionales como Carolina Herrera, Lacoste, Polo Ralph Lauren y Tommy Bahama. Pese a vivir épocas doradas en el mercado local e internacional, una serie de factores internos y externos la llevaron a su liquidación en 2020. Esta es su historia.
Los primeros años de Universal Textil S.A. estuvieron marcados por el empuje emprendedor de su fundador, el industrial español Alfonso Geis Salvans, quien llegó al Perú con una visión clara: desarrollar una industria textil moderna, integrada y de largo alcance en un país con alto potencial productivo. Así, para dar inicio a la empresa, se asoció a otros peruanos para crear la compañía, en un contexto donde la industrialización del Perú apenas despegaba y el mercado dependía fuertemente de productos importados.
En sus primeros años, Universal Textil se dedicó principalmente a la producción de hilos y tejidos planos, con foco en telas de algodón. La empresa arrancó con una estructura operativa modesta, pero con un alto estándar técnico para su época, utilizando maquinaria traída de Europa. Desde el inicio, se orientó a abastecer tanto al canal mayorista como a talleres de confección y empresas del rubro vestimenta.

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La época dorada con Polystel
Entre las décadas de 1970 y 1990, la compañía vivió su etapa dorada, un periodo de expansión acelerada, sofisticación tecnológica y liderazgo comercial tanto en el mercado local como en el internacional. En ese tiempo, Universal Textil no solo consolidó su portafolio de marcas, sino que logró posicionarse como una de las empresas más emblemáticas del sector manufacturero peruano.
La clave de este éxito fue Polystel, su marca estrella, concebida para cubrir la creciente demanda de uniformes escolares y ropa institucional en el Perú. En poco tiempo, la firma se convirtió en una referencia nacional: resistente, duradera y confiable. “Polystel, se mantiene joven aunque pasen los años”, decía el eslogan que resonaba en radios, se proyectaba en los televisores familiares y aparecía en murales y avisos en todas las ciudades del país.
Además, fue durante estos años que apostó fuerte por la innovación tecnológica. Muestra de ello fue la incorporación de maquinaria de última generación para tejeduría, tintorería, acabado textil y confección, convirtiéndose en una de las pocas compañías peruanas de su tiempo que controlaba toda la cadena de valor: desde la producción del hilo hasta la prenda final.

No en vano, esta etapa también marcó la internacionalización de la marca. Universal Textil exportaba tejidos y prendas a destinos exigentes como Estados Unidos, México, Brasil, Colombia y Venezuela. En paralelo, estableció alianzas para producir confecciones para reconocidas marcas globales como Carolina Herrera, Polo Ralph Lauren, Tommy Bahama y Lacoste. A través de estas colaboraciones, las telas peruanas fabricadas en la planta del Cercado de Lima llegaron a los escaparates del mundo, elevando el prestigio del país en la industria textil internacional.
Otro pilar fundamental de esta época fue la diversificación de marcas y productos. A la par de Polystel, Universal Textil desarrolló líneas como Consul, Unitex y Legant, orientadas a segmentos ejecutivos, industriales y corporativos, incluso en medio de la compleja coyuntura económica de los años 80.
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En manos del Grupo Romero
En abril de 1998, Confecciones Flyer S.A., una empresa orientada a la confección de prendas de vestir de uso externo que fue creada hace un poco más de 10 años, modificó su razón social a Compañía Universal Textil S.A y, en julio del mismo año, se realizó la fusión por absorción de Universal Textil S.A., consolidando sus operaciones bajo una sola entidad legal.
A partir de entonces, ambas compañías continuaron operando unificadamente bajo el nombre de Compañía Universal Textil S.A., fortaleciendo su presencia en el mercado textil peruano.
Durante los años siguientes, Grupo Romero, uno de los conglomerados más importantes del país, adquirió la compañía textil y la incorporó a su portafolio de inversiones industriales. En ese momento, el holding tenía inversiones en sectores estratégicos como alimentos (Alicorp), banca (Credicorp), infraestructura, logística, energía, entre otros.
Dicha adquisición se dio en un momento de transformación del sector manufacturero peruano. Se buscaba aprovechar la infraestructura y la capacidad instalada de la empresa para integrarla a una estrategia de industrialización más amplia del grupo.
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Los factores detrás de la liquidación
Las primeras señales de deterioro surgieron antes de la pandemia. La creciente competencia de productos importados de Asia, y la disminución de la demanda local llevaron a la empresa a implementar un plan de reconversión industrial. Este plan incluyó la migración de la producción local a tejidos importados y la tercerización de procesos, así como la venta de activos y la reducción de personal.
En 2018, Universal Textil ya acumulaba pérdidas superiores al 50% de su capital social. Ese mismo año, tomó la decisión estratégica de vender activos clave de su división de vestuario a Creditex, una transacción que incluyó también la transferencia de clientes.
Esta operación marcó el inicio de una serie de ajustes internos que reflejaban una crisis más profunda: la incapacidad de sostener su modelo productivo frente a la creciente competencia y los cambios del mercado. Por ello, dejaría de ser una empresa productora para convertirse en una comercializadora.
Esta decisión implicó el cierre de áreas históricas como tejeduría, tintorería, acabados y confección. La planta industrial de Breña cerró sus puertas, y parte de la operación fue trasladada a locales alquilados en Lurín y Gamarra.
En 2020, con la llegada del COVID-19, el declive se aceleró de forma irreversible. Las medidas de confinamiento y la paralización del comercio provocaron una caída abrupta en las ventas de tejidos: un desplome del 84.99% en el tercer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior. La empresa se acogió entonces a la “suspensión perfecta de labores”, medida que refleja la crítica situación que vivía su fuerza laboral.
En noviembre de 2020, la empresa anunció formalmente su disolución. La decisión fue respaldada por la Junta General de Accionistas, en cumplimiento de la Ley General de Sociedades. No obstante, la historia no terminó allí.
En septiembre de 2021, el Grupo Flores, empresarios del emporio comercial de Gamarra, adquirió la empresa y sus marcas, incluyendo Polystel, Unitex, Consul y Legant. La nueva entidad, Universal Textil GF S.A.C., se enfocó en relanzar estas marcas y consolidarse como líder en la comercialización de tejidos de poliviscosa y poliéster-lana en el mercado peruano

Licenciado en Comunicación de la Universidad de Lima, con especialidad de periodismo y comunicación corporativa. Actualmente redacto en la sección negocios del Diario Gestión.