
Más que los juegos mortales o la desesperación de los concursantes, lo que realmente me perturbó de “El juego del calamar” fue la presencia de los VIPs. Esos millonarios, ocultos tras máscaras de animales, observaban la carnicería como si fuera un espectáculo de circo. Su indiferencia ante el sufrimiento humano me pareció mucho más brutal y aterradoramente familiar que la violencia explícita, demostrando que no eran solo personajes de ficción.
Con el tiempo, y especialmente con el estreno de la temporada 3, entendí que el creador Hwang Dong-hyuk no estaba inventando desde cero. Estaba reflejando algo real, tangible y muy presente en la sociedad actual: el poder desenfrenado de una élite multimillonaria, la oligarquía moderna. En esta nota quiero contarte cómo figuras como Elon Musk, Donald Trump y otros miembros de la clase ultra rica inspiraron —directa o indirectamente— la creación de los temidos VIPs en la serie.

¿QUIÉNES SON LOS VIPS EN “EL JUEGO DEL CALAMAR”?
Los VIPs aparecen por primera vez en el episodio 7 de la temporada 1, y son retratados como hombres ultrarricos, sin escrúpulos y adictos al poder. Llegan a las instalaciones del juego para ver en vivo las últimas rondas, apostar y disfrutar del sufrimiento humano desde sus sillones dorados. Se comportan como si estuvieran en una carrera de caballos, solo que con personas reales.
En la temporada 3, que se estrenó el 27 de junio de 2025, su rol se vuelve aún más oscuro. Ya no se conforman con mirar desde lejos. Ahora bajan a la arena, se quitan las máscaras y participan directamente en los asesinatos. Es una evolución brutal, pero también simbólica: los poderosos ya no se esconden y eso, según Hwang, es exactamente lo que pasa hoy en día.
INSPIRADOS POR LOS MILLONARIOS REALES
Aunque Hwang nunca confirmó que los VIPs están basados en personas específicas, él mismo ha reconocido que, al ver el resultado final, encontró similitudes inevitables. Uno de los VIPs de la temporada 1, dice, se parecía mucho a Donald Trump, el presidente más rico de la historia de Estados Unidos. Lo mismo ocurrió con los nuevos personajes en la tercera temporada: “Algunos de ellos se parecen un poco a Elon Musk”, confesó.
Y no es difícil ver por qué. Musk —con un patrimonio de más de US$400 mil millones— no solo es uno de los hombres más ricos del mundo, también es un personaje público que disfruta del show, domina la narrativa en redes sociales, y se involucra directamente en política, tecnología, economía y hasta conflictos geopolíticos.
EL MODELO ECONÓMICO EN AUMENTO
El concepto de VIP en la serie se construye en paralelo al aumento exponencial de la riqueza global en manos de unos pocos. En 2020 había cerca de 2,000 multimillonarios en el mundo. Para 2025, ese número superó los 3,000, con una riqueza acumulada de más de US$16 billones. Como referencia, eso es más que el PIB de cualquier país excepto Estados Unidos y China.
Los VIPs no son villanos caricaturescos. Representan algo real: un sistema en el que el 1% más rico vive en un nivel de lujo inalcanzable, mientras el resto lucha por sobrevivir. Tal como Oh Il-nam (Jugador 001) le dice a Gi-hun: “Creé el juego porque estaba aburrido”. ¿Qué clase de riqueza te lleva al punto de jugar con vidas humanas por diversión?
DE LOS ESMOQUIN A LAS ARMAS
En la temporada 3, vemos a los VIPs participar activamente en los juegos, vistiendo los trajes rosas de los soldados y disparando directamente a los jugadores. Es una metáfora clara de lo que sucede cuando los poderosos ya no se contentan con controlar desde la sombra. “Antes se escondían”, dice Hwang, “ahora se quitan la máscara y lo dicen abiertamente: Somos nosotros quienes controlamos todo”.
Esta idea de exhibicionismo del poder conecta directamente con la actual era de los magnates tecnológicos, quienes no solo hacen dinero, sino que lo muestran, lo usan para influir en elecciones, compran medios de comunicación y hasta definen políticas globales.

JEFF BEZOS, BODAS DE LUJO Y 90 AVIONES PRIVADOS
Un detalle curioso: el mismo fin de semana del estreno de la temporada 3, Jeff Bezos, fundador de Amazon, celebró una boda millonaria en Venecia con un costo estimado de US$46 millones, que incluyó más de 90 jets privados. La coincidencia no pasó desapercibida. Ese nivel de exceso refleja perfectamente el mundo de los VIPs en “El juego del calamar”.
Cuando una boda privada cuesta más que el presupuesto anual de salud de un país pequeño, queda claro que la distancia entre clases sociales ha alcanzado niveles distópicos, y eso es precisamente lo que la serie nos quiere hacer ver.
