
La reciente y peculiar decisión de Elon Musk de repartir cheques de US$ 1 millón ha vuelto a poner al magnate tecnológico en el centro de la atención mediática. Conocido por su influencia tanto en la tecnología como en otros ámbitos sociales, este acto, que inicialmente podría parecer aislado, ha generado una notable controversia, sobre todo en el panorama político estadounidense. Las dudas giran en torno a si esta “generosidad” del multimillonario podría ser una forma de influir en decisiones judiciales y electorales cruciales para el país. Si deseas profundizar en las motivaciones y consecuencias de estos pagos, este artículo te ofrece todos los detalles.
La escena se desarrolló el domingo 30 de marzo de 2025, en un mitin en Green Bay, Wisconsin. Ante unas 2,000 personas, Musk entregó cheques de US$1 millón a dos votantes, quienes, según él, serían los nuevos portavoces de su grupo político. Este acto se produce en el marco de las elecciones para la Corte Suprema de Wisconsin, una contienda judicial clave para la ideología del estado. El dueño de X, muy consciente de la trascendencia de este evento, declaró que lo hacía no solo por el momento presente, sino por lo que representaría para el futuro de la “civilización”. Pero, ¿qué está en juego realmente?
Además, se ha generado muchísima controversia relacionada con el accionar de Elon Musk, pues un enorme sector de la opinión pública considera que repartir dinero de esa forma es una manera de incentivar al voto a determinadas personas. Incluso, hay quienes consideran que eso es comprar las elecciones de una manera disimulada. Por ello, te voy a ir explicando un poco sobre cada punto clave de este suceso y por qué se ha convertido en tendencia de interés para todo el país norteamericano.
¿POR QUÉ MUSK DIO US$1 MILLÓN A DOS VOTANTES?
El multimillonario, con su estilo característico, explicó que la elección de la Corte Suprema de Wisconsin tenía una relevancia crucial para la agenda política de los Estados Unidos. En particular, para las propuestas del presidente Donald Trump. El empresario sudafricano no dudó en señalar que, si el tribunal superior del estado llegaba a redefinir los distritos del Congreso, esto podría influir en la composición del poder legislativo estadounidense, afectando el control de la Cámara de Representantes.
En su intervención, Musk fue muy claro al indicar que se oponía a los llamados “jueces activistas” y que el objetivo de su contribución era generar un movimiento de base en defensa de una agenda conservadora, más allá de la defensa directa de un candidato. Esta postura ha sido vista por algunos como una clara maniobra para inclinar el rumbo de las decisiones judiciales del estado y, por extensión, del país.

EL CUESTIONAMIENTO DEL DINERO
El gesto de Musk, sin embargo, no estuvo exento de controversia legal. El fiscal general de Wisconsin, Josh Kaul, argumentó que ofrecer un cheque de US$ 1 millón a los votantes podría violar la ley estatal, que prohíbe ofrecer cualquier tipo de compensación para inducir el voto. Sin embargo, la Corte Suprema del estado, con una mayoría de jueces liberales, decidió no aceptar el caso, lo que dejó a muchos preguntándose sobre los límites de la influencia externa en los procesos electorales.
Los abogados de Musk defendieron su acción asegurando que no se trataba de una compra de votos, sino de un ejercicio de libertad de expresión. Argumentaron que su objetivo era movilizar a los votantes en oposición a lo que él considera una “agenda progresista”, y que cualquier restricción a este tipo de acciones violaría la Constitución de Wisconsin y de Estados Unidos.
Lo que hace que este acto de Musk sea aún más relevante es el contexto en el que se da. Wisconsin es un estado clave en las elecciones estadounidenses, y este tipo de intervenciones podría tener un impacto significativo en el futuro político del país. De hecho, la carrera judicial ha sido una de las más caras de la historia, con un gasto superior a los US$81 millones, lo que muestra cuán importante se ha vuelto el control de este tribunal en particular.
El candidato apoyado por Musk, Brad Schimel, es un exfiscal general de Wisconsin, quien ha prometido que su enfoque sería estrictamente legalista, independientemente de los apoyos externos. Sin embargo, su relación con Musk y Trump ha generado aún más controversia. ¿Hasta qué punto un individuo como el empresario debería poder incidir en las decisiones judiciales de un estado? Este es el dilema que se está planteando ahora en Wisconsin y, por ende, en el resto del país.
De confirmarse que este tipo de regalos sirve para comprar votos estaríamos hablando de algo gravísimo y que infringe cualquier tipo de ley y regulación electoral en cualquier estado, por lo que se debería imponer las medidas correspondientes sin ningún tipo de titubeo. No obstante, parece que ello está muy lejos de ocurrir, si es que tenemos en cuenta que, en primera instancia, las autoridades de Wisconsin desestimaron las acusaciones.
