Resulta útil para secar las manos, alimentos o utensilios. (Foto: Freepik)
Resulta útil para secar las manos, alimentos o utensilios. (Foto: Freepik)

El papel de cocina se ha convertido en un imprescindible del hogar. Es rápido, higiénico y resuelve en segundos cualquier pequeño desastre: desde absorber aceite hasta secar una encimera. Sin embargo, su uso no siempre es el más adecuado. Hay superficies en las que resulta práctico, pero también otras donde puede dejar residuos, rayar o incluso empeorar la limpieza.

Aunque a simple vista parezca un aliado universal, no todo se limpia con papel de cocina. Su textura, diseñada para absorber líquidos y retener grasa, no lo hace apto para materiales delicados ni para tareas que requieren un acabado sin marcas. Saber cuándo utilizarlo -y cuándo no- puede alargar la vida de tus utensilios y evitar más de un disgusto.

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Cuándo sí usar papel de cocina

El papel absorbente es perfecto para limpiezas rápidas y localizadas. Su capacidad para retener líquidos lo convierte en el mejor aliado contra manchas de grasa o aceite. Si un bote se vuelca o una sartén suelta más grasa de la cuenta, el papel es la opción más práctica: absorbe al instante y evita que la mancha se extienda.

También resulta útil para secar alimentos o utensilios. Muchas personas lo emplean para eliminar el exceso de agua en verduras, pescado o carne antes de cocinarlos, y con razón: evita salpicaduras y mejora la textura. En la limpieza del hogar, puede utilizarse para retirar restos de comida de la encimera o secar un recipiente antes de guardarlo.

Cuándo no es recomendable usarlo

No todas las superficies toleran el papel de cocina. En materiales como el acero inoxidable, la madera o el plástico lacado, puede dejar pequeñas pelusas o incluso microarañazos. Al igual que si se utiliza para la limpieza de espejos o cristales. En esos casos, un paño de microfibra es más recomendable: limpia sin dañar y deja un acabado más uniforme.

Tampoco es aconsejable utilizarlo en pantallas electrónicas o televisores, ya que su textura puede alterar los recubrimientos protectores. Las toallitas específicas o los paños suaves sin pelusa son la mejor opción para estos dispositivos.

Además, usar papel absorbente para limpiezas grandes o frecuentes no es ni económico ni sostenible. Su uso constante genera más residuos y, en muchas ocasiones, puede reemplazarse por materiales reutilizables que ofrecen el mismo resultado.

Alternativas más sostenivles y eficaces

Para la mayoría de las tareas domésticas, los paños de microfibra son la alternativa más versátil. A diferencia del papel, pueden lavarse y reutilizarse cientos de veces, atrapan el polvo sin necesidad de productos químicos y dejan menos residuos.

Los trapos de algodón también son una buena opción para secar o repasar superficies. Si se combinan con un limpiador suave o con una mezcla de agua y vinagre, ofrecen un acabado brillante sin dañar los materiales.

En la cocina, las bayetas reutilizables de celulosa o bambú cada vez ganan más espacio: son compostables, absorbentes y resistentes. Y si se busca una solución mixta, lo ideal es reservar el papel de cocina solo para tareas puntuales, como absorber grasa o aceite, y dejar el resto a materiales más duraderos.