
Existe una forma poco convencional de dormir en pareja que está despertando cada vez más curiosidad fuera de los países nórdicos. Puede sonar extraño, incluso poco romántico, pero esta costumbre -muy habitual en Noruega, Suecia o Dinamarca- promete noches más tranquilas, menos discusiones por la manta y un descanso más reparador.
Se conoce como “dormir a la noruega”, y consiste en compartir cama, pero no el edredón: cada persona utiliza el suyo, adaptando el grosor y la temperatura a su gusto. A primera vista puede parecer una excentricidad escandinava, pero quienes la practican aseguran que mejora la convivencia y el descanso.
La costumbre que sorprende a quienes llegan a Noruega
Así lo descubrió Laura, una enfermera española que vive en Noruega y que comparte en TikTok @lauraenelvalhalla sus experiencias. Uno de sus vídeos más recientes detalla esta curiosidad de la vida escandinava: “¿Sabías que los noruegos suelen dormir con dos edredones y no con uno doble?”, preguntaba a sus seguidores.
Laura confiesa que al principio la idea le resultó extraña. “Me parecía súper raro cuando me mudé a Noruega y vi que en la mayoría de casas con cama doble o de matrimonio había dos edredones individuales”, contaba. Sin embargo, con el tiempo entendió que esa forma de dormir tenía más lógica de la que parece.
Por qué muchas parejas lo prefieren
En su vídeo, la tiktoker resume tres razones que explican el éxito del método. La primera tiene que ver con la temperatura: “Cada persona tiene una sensación del frío y el calor diferente. Así que, si cada uno tiene un edredón, se puede regular mejor”, explica. En su caso, su pareja es más friolera, y cada uno usa un edredón distinto según sus necesidades.
La segunda razón es tan práctica como universal: evitar las peleas nocturnas por la manta. “Adiós a los tirones”, bromea Laura, aunque admite que “vive con uno que no solo tira el suyo al suelo, sino que empieza a robar el mío”. Aun así, desde que cada uno tiene el suyo, asegura que los conflictos nocturnos se han reducido al mínimo.
Y el tercer motivo es la higiene. “Al ser más pequeños, los edredones son más fáciles de lavar, las fundas se secan antes y resulta más práctico”, añade. En resumen: más comodidad, menos discusiones y una cama siempre lista.
Aunque sigue siendo una práctica típica de los países escandinavos, dormir con edredones individuales empieza a llamar la atención en otras partes del mundo. Laura reconoce que ella misma ha pasado de la sorpresa al entusiasmo: “Al principio se me hacía muy raro, pero ya os aseguro que con el tiempo me he acostumbrado. Ahora estoy encantada de tener mi propio edredón, de poder hacerme un rollito de primavera y que nadie me lo quite”.
No es lo mismo que el ‘Sleep divorce’
Este nuevo enfoque del descanso no debe confundirse con el llamado sleep divorce, en el que las parejas optan por dormir en camas o habitaciones separadas para evitar interrupciones y mejorar el sueño.
“Dormir a la noruega” es diferente: la cama se sigue compartiendo, pero cada uno conserva su espacio bajo el edredón. Es una forma de cuidar el descanso sin renunciar a la cercanía, y de demostrar que dormir bien también es una forma de quererse mejor.
El descanso como nuevo vínculo
Quizá por eso esta costumbre nórdica está despertando tanta curiosidad fuera de sus fronteras. En una época en la que el bienestar y el autocuidado se han convertido en prioridad, las parejas buscan fórmulas más cómodas y reales para convivir.
Dormir a la noruega no es una rareza, sino una forma práctica de entender el descanso compartido: cada uno con su espacio, pero juntos en la misma cama. Y quién sabe, quizá dentro de unos años esta costumbre deje de parecer tan exótica como le pareció a Laura la primera vez que la vio.